Lo explica Ramón, uno de los veteranos: «Poder hablar con gente mayor, con la que no cruzarías palabra en el colegio, no está de más. Te da seguridad y si tienes algún problema y tienes confianza con esa persona, pues a lo mejor puedes hablar con él y contarle tus problemas. Probablemente te ayudará. Es lo que intentamos en este grupo». Este grupo son los alrededor de 25 alumnos del Colegio San Francisco de Paula que participan, de manera voluntaria, en el programa Consejeros. Su finalidad es mejorar la convivencia escolar a través de la participación de los propios alumnos.
No es poca cosa. Los datos del informe que la ONG Save the Children ha presentado este mismo mes de febrero sobre el bullying ratifican que la convivencia entre los alumnos es algo sobre lo que se debe trabajar. Algunos datos: uno de cada 10 alumnos asegura que ha sufrido acoso escolar. El 7 por ciento de los estudiantes considera que ha sufrido ciberbullying. Más de la mitad de los niños ha sido insultado directamente. Más de uno de cada tres niños ha sido insultado por el móvil. Más de uno de cada cuatro ha sufrido golpes físicos.
En el San Francisco de Paula crearon el programa hace ya cinco años. Ante la ausencia de grandes problemas de convivencia, lo han ido adaptando. Rosa Burgos, psicóloga del Servicio de Orientación, lo explica: «El origen del programa era solucionar los conflictos que pudieran surgir entre ellos mismos, entre los alumnos. Después de ver durante algunos cursos que eso en realidad no se producía en este colegio, le dimos una vuelta y centramos la actividad en promover la convivencia. Ese es el objetivo fundamental».
Que no haya conflictos graves no significa que no haya problemas. Explican en el centro que «los consejeros han intervenido de manera muy favorable en una media anual de 15-20 pequeños conflictos de convivencia, relacionados con malos entendidos, rumores, distanciamientos u ofensas verbales entre compañeros a los que ayudaron a mejorar o restaurar sus buenas relaciones». «El perfil habitual de los conflictos de convivencia en los que intervienen son, en el caso de los chicos, ofensas verbales, y en el caso de las chicas, están relacionados con el vacío emocional», concreta Rosa Burgos.
Los alumnos que participan en el programa reciben formación específica para intervenir como mediadores en los conflictos menores que se producen entre los compañeros, para acompañar como mentores a nuevos compañeros y otros con más dificultades de integración, y para organizar o recomendar como cicerones actividades lúdicas de tipo deportivo, social o cultural.
No todos sus compañeros lo entienden. Pero Isabel, alumna de Segundo de Bachillerato, lo explica: «No es que haga falta, sino que en la sociedad de hoy en día, muchas veces es necesario tener esos controles. Además, el colegio te anima a hacer cosas de este tipo. Yo tengo compañeros que estamos en Segundo, con la Selectividad, y seguimos participando incluso fuera del colegio». Isabel confirma que no hay, en efecto, grandes problemas. «Aquí no hay casos de maltrato. Hay las típicas broncas, te enfadas con tu amigo, cosas así, no ha habido nada de más trascendencia».
Eso sí, otros alumnos no lo ven tan claro. «Hay gente que dice que lo hacemos para saltarnos clases», explican, y lo amplía, con un ejemplo, Jesús: «En las Jornadas de México montamos un puesto de tacos, y alguna gente decía: ‘¿qué hacéis ahí?. Eso es una tontería’. Pero ese dinero que sacamos estaba destinado a los comedores sociales de San Juan de Dios». «No se daban cuenta de lo que estábamos haciendo –ratifica Cira–, de que ese dinero se lo damos a gente que verdaderamente lo necesita, que no tiene todos los privilegios que tenemos nosotros ahora».
Los alumnos mantienen su propio blog para la convivencia, Consejeros en Acción, http://consejerosfpaula.blogspot.com.es/, en el que publican contenidos enfocados en el valor de la amistad, el respeto, y la pluralidad. Uno de los contenidos más visitados es un cortometraje de sensibilización contra el bullying titulado Esa era yo, que la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción premió en su concurso Un spot para decir stop. Este año trabajan ya en un nuevo corto, que coordinan Ramón y Fran y que, además, los obligará a aprender nuevas habilidades. «Está hecho por nosotros desde cero, sin profesores, hasta que podamos presentar un producto, que en este caso será un cortometraje», destaca Ramón. Los grupos de trabajo destacan también por la mezcla de alumnos de diferentes edades y habilidades. Comenta Isa, por ejemplo, que está ella, «que voy a cumplir 18, con personas que tienen 12».