«La gente estaba aterrorizada, sobre todo padres que iban con sus hijos»

Álvaro San Basilio es un sevillano que estaba de vacaciones en Cambrils cuando ocurrió el atentado

19 ago 2017 / 21:24 h - Actualizado: 19 ago 2017 / 21:29 h.
"Sucesos","Terrorismo","Yihad islámica","Atentado en Barcelona"
  • Control policial en Cambrils después de que cinco terroristas fueran abatidos. /Jaume Sellart (Efe)
    Control policial en Cambrils después de que cinco terroristas fueran abatidos. /Jaume Sellart (Efe)

Llegó a Cambrils el lunes pasado, pero entonces no se podía imaginar lo que iba a vivir días después. Álvaro San Basilio es un sevillano de 31 años que estaba pasando unos días de vacaciones en la localidad tarraconense y que se vio sorprendido por el trágico suceso ocurrido la madrugada del viernes, cuando cinco terroristas irrumpieron con su vehículo en el paseo marítimo. Afortunadamente, la casualidad hizo que poco antes recibiera una llamada que hizo que se marchara a una localidad cercana para visitar a unos familiares.

“Ocurrió todo justo cuando nos fuimos a un pueblo cercano. Si no llegamos a irnos nos hubiera pillado todo allí”, explica a ElCorreoweb. Esa misma noche había cenado en un establecimiento de comida rápida situado a pocos metros de la rotonda en la que volcó el vehículo en el que viajaban los terroristas abatidos por los Mossos d’Esquadra. “Me llamaron unos primos y me fui con un amigo a verlos un rato”, señala.

Estando con ellos comenzaron a recibir en sus móviles mensajes de sus amigos en los que les iban contando lo que estaba pasando en Cambrils. “Esperamos un rato y nos fuimos para allá. Teníamos allí el apartamento y la madre de mi amigo estaba allí”, así que pasado un tiempo emprendieron el camino de vuelta, pero para entonces “ya sabíamos por nuestros amigos que los Mossos habían abatido a varios terroristas”.

En el camino se encontraron con un control policial. “Nos detuvieron, los policías estaban apuntando con armas y estaban muy nerviosos. Nos hicieron muchas preguntas y no nos dejaban casi ni contestar: de dónde sois, dónde vais, por qué vais a Cambrils....” Les revisaron la documentación y también el maletero del vehículo antes de dejarlos proseguir la marcha, no sin antes advertirles “que no tirásemos para el desvío de Cambrils”.

Sin embargo, fueron para allá porque era donde dormían y porque estaba allí la madre de su amigo, pero se encontraron que la entrada a la localidad estaba cortada. “La Policía no nos dejaba acceder, nos dijeron que dejáramos allí el coche aparcado y que fuéramos andando con mucho cuidado”, indica. “Fuimos andando, llegó un momento que vimos la calle desierta y el cordón policial al fondo. La gente estaba asomada a las terrazas con la luz apagada. No fuimos hacia la zona porque no se podía y la Policía recomendaba no andar por allí”, explica este joven. Las pocas personas que se encontraban iban incluso acompañadas por policías, “sobre todo turistas”.

Álvaro recuerda esa noche “más que con miedo, con mucha incertidumbre, porque no sabíamos qué podía pasar, si había más terroristas”, pero recuerda “la tensión que había en la zona, no solo en Cambrils. La gente estaba aterrorizada, sobre todo los padres con hijos. Nosotros íbamos solo y en cualquier momento puedes salir corriendo, pero para un padre lo que piensa es que como le pase algo a su hijo se muere”.

Los dos jóvenes se marcharon al apartamento, situado en segunda línea de playa a tan solo dos minutos del lugar de los hechos, a dormir. A la mañana siguiente se levantaron y fueron a la playa donde “no había ni la mitad de la gente que el día anterior”. Los comentarios que se escuchaban es que “ya esa noche había mucha Policía por la zona, así que debían estar siguiéndoles los talones”. De hecho, la gente comentaba que “por eso se fueron hacia Cambrils, porque más lógico es que hubieran ido hacia Salou que es más grande y más turístico y está a tan solo diez minutos”.