La gripe examina a las ‘nuevas’ urgencias del hospital Macarena

La remodelación, culminada en diciembre, rebaja los tiempos de espera y deriva a otras consultas los usuarios sin emergencias vitales. La dirección busca crear un entorno más «humanizado»

Iñaki Alonso @alonsopons /
05 nov 2017 / 08:34 h - Actualizado: 05 nov 2017 / 08:37 h.
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  • La garita central, en medio de la sala, donde se está atento a la evolución de los pacientes que están esperando a consulta o a pruebas diagnósticas.
    La garita central, en medio de la sala, donde se está atento a la evolución de los pacientes que están esperando a consulta o a pruebas diagnósticas.

Las rejuvenecidas urgencias del hospital Macarena se someten a su primer test serio: la gripe que, unido a la bajada de las temperaturas, disparan las asistencias al centro hospitalario. Un examen en toda regla de un servicio sometido a evaluación continua –no en vano, está abierto las 24 horas del día– desde que se culminara su remodelación por fases en diciembre del pasado año. Por ahora, la reforma emprendida se salda con buena nota, ya que las urgencias graves (las tres primeras en una escala de cinco) «se atienden en tiempo», según Carmen Navarro, jefa desde febrero de la unidad, que reconoce que el margen de mejora se encuentra en agilizar la entrega y análisis de las pruebas diagnósticas. Es decir, la espera en observación.

¿Y cómo se mide los tiempos? El estándar fija que los críticos son atendidos directamente, sin esperas, en una estancia habilitada para tal efecto, mientras que los de gravedad en grado dos (P-2) el tope es de 15 minutos. El tercer rango (P-3) se fija en 60 minutos. La mejora de los tiempos responde a una nueva forma de acceso a las urgencias, donde desde primeras se separa el grano de la paja. A las puertas de urgencias se han habilitado hasta tres puestos de admisión, en los que se evalúa, en cinco minutos, el grado de importancia. Sobre el 40 por ciento de los usuarios son inicialmente diagnosticados como no graves, es decir, que «podrían atenderse en un centro de salud». El uso inadecuado de las urgencias es una de las máximas del Servicio Andaluz de Salud (SAS) para explicar los picos de saturación. La solución fijada es habilitar dos consultas para el grupo de los menores urgentes.

El resto sí pasa por un triaje para la atención urgente. Hasta ahora son llamados con nombres y apellidos por megafonía, aunque a mediados de mes se instalará un turnómetro: cada paciente tendrá un código identificativo que aparecerá en pantalla para indicarle qué set de triaje le corresponde. Con ello, se busca reducir los decibelios y «humanizar» el servicio. En esa línea –que es estrategia de este año– se ha habilitado una sala específica para que los familiares de los más críticos sean atendidos con intimidad. «Hay que pensar en crear un entorno amigable aunque no sea el mejor lugar para ello», reconoce Navarro.

De ese triaje, que cuenta con tres puesto, se traslada a una segunda sala donde están hasta nueve consultas. La criba permite «que la sala de espera quede más desahogada de personas». Esta segunda sala cuenta con un equipo con enfermero, auxiliar y celadores –en la foto– atento a toda evolución/involución de los pacientes. Aquí no aguardan los pacientes más críticos (P1), que disponen de un equipo específico. En su estancia no valen códigos ni turnos de espera. El trabajo empieza «en cuanto se mueve la puerta». Tampoco los catalogados en el triaje como P-2, que tienen su propia ruta. «El paciente permanece vigilado en sus boxes hasta que se le hayan practicado todas las pruebas».

Hasta ahí, unido a las camas de observación (46) y los servicios de Radiología ya integrados en las urgencias, se completa un servicio que, en todo caso, no se limita a estas estancias. Navarro recuerda que cada mañana hay una reunión previa para ver cómo afronta el hospital en su conjunto las emergencias. A eso se suma el esfuerzo por «integrar Medicina Interna, Digestivo, Cardiología, Neumología y Neurología al circuito».

La prueba de fuego se dará ahora con la llegada de la gripe y el descenso de las temperaturas. Para ello, ya se cuenta con un plan de alta frecuentación de cara al impacto que tendrá el virus en torno a los meses de enero y febrero y que cuenta con un refuerzo de personal. No sólo es que vengan más usuarios, sino que estos llegan más graves, sobre todo los pluripatológicos.