La heladera se presentó en comisaría «muy, muy borracha»

El fiscal y las acusaciones mantienen las penas de hasta 20 años de prisión para la acusada

17 may 2017 / 17:23 h - Actualizado: 17 may 2017 / 20:23 h.
"Tribunales"
  • María del Carmen Quero Bernal, junto a su abogada durante el juicio. / Manuel Gómez
    María del Carmen Quero Bernal, junto a su abogada durante el juicio. / Manuel Gómez

María del Carmen Quero Bernal se presentó en la comisaría de la Policía Nacional en Dos Hermanas «muy, muy borracha». Hasta tal punto que «casi no podía hablar» y estaba «tumbada en la sala de espera», mientras la Policía comprobaba los hechos que acababa de confesar. La Fiscalía, tras finalizar todas las pruebas propuestas en el juicio, mantuvo los ocho años y medio de prisión por homicidio para heladera que acabó con la vida de Manuel Martín Ojeda el pasado 9 de enero de 2016. La familia de la víctima reclama 20 años de cárcel por asesinato frente a los cinco por homicidio que solicita su defensa.

El subinspector que atendió a Carmen y a sus hermanos –ellos la llevaron a comisaría después de que le confesara el crimen– dejó claro el estado en el que llegó: «ebria y oliendo a alcohol». La acusada «decía frases incoherentes, repetía que había matado a un hombre», aunque no era capaz de indicar que el cuerpo estaba en la heladería. «Fue su hermana la que nos señaló que ella les había dicho que el fallecido estaba en el congelador de una heladería que ella regentaba». Así que la decisión del agente fue mantenerla allí «bajo custodia» mientras el hermano de la acusada iba a Sevilla a abrir el establecimiento. Además, dio aviso a la Sala del 091 para que enviara a un patrullero a la calle Otoño. «Una hora después nos confirmaban que habían encontrado un cadáver en la heladería y procedimos a la detención de Carmen. Antes no podía detenerla sin indicios de haber cometido un hecho delictivo», aclaró.

La Policía le leyó en ese momento sus derechos, «como marca el protocolo», pero había consumido tanto alcohol «que no creo que los entendiese», añadió.

La víctima también bebió

Tras la declaración de este policía se dio paso la práctica de las pruebas periciales. Uno de los especialistas que fueron citados son los que se encargaron de realizar el análisis toxicológico de las vísceras y órganos de la víctima. Estos médicos indicaron que en la sangre del jubilado encontraron restos de medicamentos antidepresivos y alcohol. En concreto, detectaron 1,39 miligramos de alcohol por litro de sangre, lo que supone una cifra elevada si tenemos en cuenta las tasas de alcoholemia de tráfico, que consideran un delito penado con prisión superar 1,2 miligramos de alcohol por litro de sangre. Esta mezcla de alcohol y medicamentos, según los forenses, hacían de Manuel «una persona más vulnerable para hacer tareas que requieran fuerza o para su defensa».

Por su parte, los agentes de la Policía Científica señalaron que detectaron perfil genético del fallecido en sus uñas, en unas manchas de sangre en el suelo de la heladería, en la fregona, y en el pantalón y la chaqueta de la acusada. Sin embargo, no localizaron ADN de Carmen, salvo en pequeñas machas de sangre en las sábanas y manta del colchón en el que ella dormía en la heladería y en una pared, aunque no pudieron determinar si era reciente o anterior a los hechos. Asimismo, indicaron que en los cables que se localizaron en una bolsa en el congelador junto al cadáver no había ADN de Manuel.

La sesión se cerró, a la espera de terminar hoy con los informes y la última palabra, con la ratificación de la petición de penas de todas las partes. Solo su defensa modificó su escrito, pero para incluir modificaciones en el relato de hechos.

Carmen no sufrió lesiones en la pelea con Manuel

El médico que atendió a la heladera, tres días después de haberse producido la pelea que acabó con la vida de Manuel Martín Ojeda declaró este miércoles ante el juez y explicó que ninguna de las heridas que presentaba la acusada podría considerarse reciente, ni siquiera el golpe que tenía en el ojo izquierdo, que era la más importantes de las que presentaba la acusada.

Los forenses encargados del levantamiento del cuerpo y de la autopsia de la víctima señalaron que el cadáver de Manuel estaba en una cámara frigorífica cubierto por diversas bolsas y que debajo de éste, en el fondo del congelador se encontraron dos cables de vídeo cuyo grosor coinciden con el surco en el cuello.

El fallecido mostraba diversos hematomas por todo el cuerpo, «las heridas de la cara podrían considerarse de un intercambio de golpes con las manos», explicaron los forenses. La lesión más visible era la de la cabeza que le habría generado una pérdida del conocimiento más o menos prolongado, que junto al alcohol y a los medicamentos ingeridos por la víctima hicieron que no pudiera defenderse. Según los forenses, el golpe se produjo cuando Manuel se encontraba de espaldas pero no se ha podido encontrar el objeto con el que fue golpeado.

Además, la víctima sufrió en el cuello fracturas típicas de un mecanismo de estrangulación por lazo que encajaba perfectamente con los cables encontrados junto al cuerpo. También tenía varias costillas rotas por comprensión que le habría causado María del Carmen colocándose de rodillas sobre su tórax. Los médicos estiman que Manuel murió alrededor de las seis de la mañana.

La grabación demuestra que la acusada se marchó con Manuel

Al final de la jornada tras las declaraciones de los citados, se procedió al visionado de las grabaciones de distintas cámaras del bar Mi negro y yo, en las que se pudo ver como la acusada se encontraba ya en el establecimiento cuando Manuel llegaba acompañado de varias personas. Tras varias idas y venidas de María del Carmen a la mesa de éste terminaron tomándose algo juntos en la barra del local. Los vídeos muestran como ambos abandonan el bar juntos después de haber estado solos. Se podía apreciar que la heladera colocaba su brazo por encima de la víctima en la puerta del establecimiento.