La inevitable renovación de los hoteles de Sevilla

Mejorar la calidad en las plazas permitirá el crecimiento de un sector que genera casi el 20% del empleo total en Andalucía

12 dic 2017 / 18:40 h - Actualizado: 12 dic 2017 / 18:50 h.
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  • Javier García-Mateo presenta el informe ‘The Hotel Property Handbook 2017’. / El Correo
    Javier García-Mateo presenta el informe ‘The Hotel Property Handbook 2017’. / El Correo

Pese a que no paran de batirse récords de cifras turísticas, el sector hotelero en Sevilla no puede eludir el reto que se le avecina y que permitirá aumentar en una cantidad considerable el precio por noche de las plazas que aquí se ofertan: su renovación. Ese es el objetivo al que tiene que enfrentarse en los próximos 10 años, según el informe The Hotel Property Handbook 2017, elaborado por Deloitte y presentado este martes en Sevilla y Málaga en sendos actos organizados por la Asociación de Empresarios del Sur de España (Cesur), con la colaboración de varias asociaciones hoteleras y las entidades Unicaja Banco y Caja Rural del Sur.

Y es que el grado de «obsolescencia» de nuestro parque hotelero es «bastante elevado», explicó el socio de Real Estate y representante de Deloitte Javier García-Mateo, lo que hace al sector correr el riesgo de ser «un destino de segundo y no de primer nivel». Un peligro que hay que evitar teniendo en cuenta que Andalucía es, actualmente, el primer destino turístico del país, como así demuestran las cifras de empleos generados el año pasado, alcanzando en Sevilla el 18,8 por ciento del total de la comunidad –unos 50.000 de los 245.000 con los que contó la región–. Y «así deberá seguir siendo siempre y cuando nuestra oferta esté adaptada a los estilos de vida y las necesidades internacionales», puntualizó García-Mateo. No en vano, España en general se está beneficiando de que otros destinos alternativos como los del norte de África están siendo menos atractivos que el mercado español por motivos geopolíticos.

La única forma de seguir sacando tajada de esta coyuntura es, a juicio de los resultados del informe The Hotel Property Handbook 2017, invertir una cantidad de dinero «significativa» que permita reposicionar los proyectos hoteleros adaptándolos a lo que demandan los operadores internacionales de primer nivel. «Estos podrían así operar a tarifas mucho más altas y comparables a otros mercados turísticos, europeos e internacionales», apuntó el socio de Real Estate y representante de Deloitte.

Pero a nuestros hoteleros, por lo general, les cuesta ponerse manos a la obra: «En muchas ocasiones, el hotelero es perezoso a la hora de decidirse por cerrar cuatro o cinco meses el establecimiento para invertir, reposicionar y poder subir la tarifa», señaló García-Mateo. Y es que, a tenor de que en Andalucía se cuenta con una temporada que dura prácticamente 12 meses, nunca se ve el momento de «dejar de facturar» durante el periodo de cierre para renovarse. Porque el problema no es escasez de camas, sino la calidad de esas camas, algo que no solo ocurre en Andalucía, sino también en otras comunidades con un alto grado de plazas turísticas como son las Canarias o las Islas Baleares.

En Sevilla, no obstante, se ha mejorado bastante en los últimos años y, de hecho, el precio medio por noche ha pasado de los 72 euros en 2013 a los 83 euros de hoy. «Es un aumento muy importante y, en RevPAR, un indicador que pondera la media entre la tarifa y la ocupación, se ha crecido un 49 por ciento en cuatro años», apuntó García-Mateo. Eso sí, aunque esta cifra permite que el hotelero «saque pecho con respecto al poco dinero que ha invertido para alcanzarla», lo cierto es que está lejos del número deseado, que tendría que rondar «los 150 euros».

Aquí resaltó García-Mateo la importancia de los operadores turísticos, ya que mucha parte de la ocupación de los hoteles se hace a través de ellos. «El operador, que prevende las camas con al menos un año de antelación, es el que negocia el precio con el hotel en función de su calidad. Si esa calidad no mejora, el operador no está dispuesto a vender las habitaciones a un precio determinado».

Ante la posible incompatibilidad de este turismo de mayor poder adquisitivo con el llamado turismo low cost, García-Mateo resaltó que este último «tiene sentido y va a seguir creciendo», pero existe un turismo «de calidad alta o muy alta, procedente de países como pueden ser Rusia o la India que, históricamente, no han tenido una llegada importante a nuestro país. Si conseguimos remodelar las plazas, pueden mostrar muchísimo más interés por venir aquí». Asimismo, según García-Mateo, para los hoteleros los pisos turísticos no son el enemigo, ya que el público de los primeros huye del gran hotel buscando un alojamiento «mucho más íntimo y mucho más barato». Es más, el hotel debe «adaptarse y saber convivir con los pisos turísticos compitiendo con calidad y una oferta diferenciada».