La jueza pregunta si archiva el caso Airbus tras recibir el informe técnico

Defensa entrega al juzgado el documento sobre el accidente mortal, en el que perdieron la vida cuatro tripulantes del avión, más de dos años después

13 sep 2017 / 21:11 h - Actualizado: 13 sep 2017 / 21:15 h.
"Tribunales","Sucesos","Accidente A400M"
  • Efectivos de Bomberos trabajan para apagar el incendio que se originó al caer el avión militar. / El Correo
    Efectivos de Bomberos trabajan para apagar el incendio que se originó al caer el avión militar. / El Correo
  • Restos del avión siniestrado. / Efe
    Restos del avión siniestrado. / Efe

Más de dos años ha necesitado la Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes Aeronaves Militares (CITAAM), dependiente del Ministerio de Defensa, para concluir el informe técnico pericial sobre la causas del accidente mortal del Airbus A400M, en el que perdieron la vida cuatro de sus seis tripulantes. La jueza que dirige la investigación ya lo tiene en su mesa y tras remitirlo a la Fiscalía y a las partes, les reclama a estas que se pronuncien sobre si debe continuar con la instrucción o si lo archiva.

En un principio este informe no es vinculante, pero el curso de la investigación del caso estaba pendiente del los datos que aportara el mismo sobre la causa que originó que el avión acabara estrellándose tras llevarse por delante un tendido eléctrico el 9 de mayo de 2015. El Juzgado de Instrucción número 13 lo ha recibido hace pocos días, después de que durante estos dos años la CITAAM haya solicitado diversas prórrogas para poder finalizar este trabajo, y ha dado traslado tanto a la Fiscalía como a las partes personadas en la causa para que en el plazo de un mes presenten las alegaciones que estimen oportunas. Pero, además, la magistrada les pide que se pronuncien y que indiquen si creen que se puede seguir adelante con la investigación judicial o, si por el contrario, el caso debe ser sobreseído.

En estos dos años, la titular del Juzgado de Instrucción número 13, Ana Rosa Curra, acabó declarando la causa como compleja, tal y como le pidió el Ministerio Fiscal. Esto le permitió prorrogar la instrucción durante 18 meses. Un caso en el que además de Airbus, están personados los familiares de los cuatro fallecidos, los dos trabajadores que sobrevivieron y que sufrieron lesiones importantes; y el propietario del terreno en el que el aparato se desplomó.

En paralelo a las diligencias judiciales, la investigación técnica determinó que el avión militar sufrió una pérdida de potencia de tres de los cuatro motores, que se quedaron congelados en el aire. El piloto supo entonces que no llegaría hasta la pista de aterrizaje del aeropuerto de San Pablo, así que decidió buscar un lugar donde poder aterrizar. Era lo que pretendía la cercarse a una zona de campo cercana, con la mala suerte de que antes de tocar tierra el avión chocó con una torre de alta tensión, lo que hizo que se incendiara. El avión MSN23, que había despegado solo un par de minutos antes, llevaba los tanques llenos de combustible, lo que propició que el incendio se propagara rápidamente, gracias también al material (fibra de carbono) que recubría el aparato. La lectura de las dos cajas negras aclaró que el fallo de los motores 1,2 y 3 se originó en el software con el que se cargaron las unidades de control electrónico (ECU), que son los ordenadores desde los que se dan las órdenes al motor.

En el accidente fallecieron cuatro personas, los pilotos Jaime de Gandarillas y Manuel Regueiro, y los ingenieros Jesualdo Martínez y Gabriel García Prieto, trabajadores todos de Airbus Defence and Space. Los cuatro perdieron la vida en lo que debía ser un primer vuelo de ensayo más, como tantos otros a los que los sevillanos están habituados. Otros dos tripulantes de cabina, José Luis de Augusto Gil y Joaquín Muñoz de Anaya, resultaron heridos de gravedad. El avión siniestrado iba destinado a las Fuerzas Aéreas de Turquía, que era el tercero que encargaba a la compañía.