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La entrada del colegio Altair, uno de los centros afectados por la pérdida de conciertos que ayer anunció la Junta. / Juanma Rodríguez
La Junta de Andalucía ha eliminado para el curso próximo los conciertos que mantiene con los seis centros educativos que imparten educación diferenciada por sexos para todos los cursos que suponen la entrada en cada nivel educativo. Es decir: primero de Infantil, de Primaria, de Secundaria, de Bachillerato y de FP. Los centros afectados son el Ángela Guerrero, el Altair, el Albaydar y el Ribamar en Sevilla capital; el Elcható, en Brenes y Nuestra Señora de Lourdes, en Carmona. En total, son 26 las unidades de estos centros que perderán el concierto. Es decir: que dejarán de recibir fondos públicos.
No es una situación nueva. En ocasiones anteriores en las que la administración ha tratado de suprimir conciertos de estos centros, y de otros similares del resto de Andalucía, el caso ha acabado en los tribunales, donde hasta el momento le dan la razón a los colegios. En enero del año pasado, el Tribunal Constitucional falló a favor de los intereses de los centros educativos. Ahí acabó un intento de la Junta que, en 2013, planteó la eliminación progresiva de los conciertos.
La situación ahora es muy similar. La delegada provincial de Educación, María Francisca Aparicio, insistió en garantizar que los alumnos que cursan ya sus estudios en estos centros podrán terminarlos sin problema alguno, siempre con plazas concertadas. Es decir: con los colegios recibiendo dinero público. La intención ahora, aunque Aparicio no la expresó como tal, parece idéntica. Si ningún alumno entra en el primer curso de ninguna etapa, lo normal es que cada año estos centros pierdan el concierto en un nivel superior. Nadie duda de que los tribunales de justicia volverán a tener trabajo.
Los datos concretos llegan después de semanas de polémica. Por eso mismo, porque estaban avisados, en la Junta se esforzaron durante la presentación de la escolarización para el curso próximo en garantizar la más rigurosa normalidad. Después de definir la escolarización como un «proceso complejo», pero «muy consolidado», Aparicio destacó que la administración garantiza a los padres «libertad para poder elegir el centro», la «igualdad de oportunidades al acceso al sistema educativo, y una mejor distribución de recursos para atender alumnos con necesidades especiales». La delegada «garantizó» también «el mantenimiento del uso equilibrado de los recursos públicos», afirmación de ámbito general pero difícil de desvincular de la decisión de la retirada de los conciertos.
«El cómputo general de todas las enseñanzas ofertadas es de 334.640 plazas, superior a las que teníamos al inicio del año pasado. Suficiente para garantizar que todo el alumnado tendrá su plaza», destacó luego Aparicio. A modo de resumen, la propia delegada comentó que la oferta pública ofrece «suficientes plazas» y permite «garantizar» –claramente el verbo más empleado en su comparecencia– «que cualquier niño que pida plaza en su zona podrá obtenerla», y avaló la afirmación con un dato de la Junta: el curso pasado, el 94,60 por ciento obtuvo puesto en el centro de primera opción y el 99,73 por ciento lo consiguió en alguno de los centros elegidos como subsidiarios, es decir –añade la Junta–, los que corresponden a las otras opciones elegidas por sus padres en la solicitud.
Aparicio apuntó todavía otra cuestión interesante al expresar su compromiso de que «en el proceso de admisión se aumentarán el número de unidades que hagan falta para la demanda». Eso sí, «si el espacio lo permite».
El Trébol y el aula mixta
El único centro de toda la provincia de Sevilla que, sin impartir educación diferenciada por sexos, ha perdido algún concierto ha sido El Trébol, un colegio concertado de una sola línea del barrio de Nervión. Para el próximo curso, la clase de niños de tres años perderá el concierto. El motivo, según explicó la delegada provincial de Educación, es que «no tiene demanda».
Para el próximo curso, la Delegación permitirá la opción de que se cree un aula «mixta» para los alumnos de nuevo ingreso con tres años, lo que significa que estos niños compartirían aula con los de cuatro, que son los que se incorporaron al colegio este curso. Para este tipo de aula, la ratio oscila entre los 15 y los 17 alumnos.
La dirección del centro niega que no tengan demanda. Al final de la escolarización tenían 25 niños en la clase de tres años, si bien ahora son 17 porque «algunos padres buscan otros centros con continuidad», explican. Anuncian pelea por una situación que califican como de «desamparo».