A David Pérez Martínez se le encogía el alma cada vez que una paciente con cáncer de mama le reprobaba con la mirada por los «daños colaterales» de su punción. «Se acordaban de mi no tanto por el tratamiento de quimioterapia, sino por cómo les dejaba los brazos». Ese fue el motor que encendió la llamada de la investigación a este enfermero de la Unidad de Oncología Médica del Hospital Universitario Virgen de Valme. No sabía la razón por la que, pese a que las técnicas y la punción del catéter eran las correctas, se producía este daño añadido a estos pacientes.
Su preocupación le llevó a formarse, hace ya una década, en nuevas técnicas intravenosas que dejaran menos huella en estas personas. Fue en 2007 cuando se arrimó a los mejores, como Carmen Carreño, ahora presidenta de la Sociedad Española de Enfermería de Equipos de Terapia Intravenosa, o el célebre médico italiano Mauro Pittiruti. Ambos le inculcaron nociones como la existencia de medicamentos que estaban mejor indicados, por su composición química, introducirlos por vía central en vez de por vía periférica. E incluso la fórmula para introducir el catéter por vía periférica para acceder a una vía central. En esa travesía, Pérez Martínez incluso se especializó en la utilización de un ecógrafo que le mostrara el camino para atinar en las punciones.
Esa fase formativa tuvo su traducción en la práctica clínica en 2009, cuando se aplicó en el Hospital de Valme y, por primera vez en Andalucía, la técnica PICC (catéter venoso central de micropuntura periférica) a una paciente oncológica. Su innovación estriba en la implantación del dispositivo de forma guiada a través del citado ecógrafo, aportando una mayor precisión en el procedimiento. A lo largo de los últimos siete años, dicho enfermero ha llevado a cabo la implantación de un total de 200 PICC, además de formar en esta técnica a decenas de profesionales del hospital. Un abordaje clínico con notables beneficios para los pacientes que precisan de un tratamiento prolongado o basado en sustancias agresivas, como la quimioterapia.
El establecimiento de estas terapias se ha convertido en un recurso muy frecuente para distintas patologías. El perfil de paciente indicado para su aplicación por sus mayores beneficios es el oncológico cuya enfermedad agrede el sistema venoso periférico del paciente debido a la duración del tratamiento, el volumen y el tipo de infusión utilizado.
Estas innovaciones le han valido la llamada, diez años después, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que lo ha requerido para sea el representante andaluz en una jornada de equipos de terapia intravenosa (ETI). La contribución de Pérez Martínez a este foro científico llevará como nombres Los ETIs una realidad clínica que está cambiando la calidad de vida de los pacientes y la gestión del acceso venoso, en la que defenderá la definición de modelos enfermeros que den soporte a toda la práctica avanzada dirigida a una atención integral. Este modelo permitiría «la creación de equipos multidisciplinares encargados de gestionar el capital venoso de los pacientes desde la seguridad teniendo como pilares fundamentales la formación profesional continuada, la evaluación tecnológica, la gestión de catéteres y la divulgación del conocimiento».