Barrios

«La plaza de mi barrio es un estercolero»

Vecinos de Santa Teresa, en Amate, denuncian el «abandono crónico» del barrio ante la falta de limpieza, poda y mantenimiento de plazoletas, parques y calles

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
12 mar 2019 / 16:23 h - Actualizado: 13 mar 2019 / 09:49 h.
"Barrios","Cerro - Amate"
  • Aspecto de suciedad y basura que presenta la plaza de Las Moradas, una zona transitada de Amate. Fotos: M.F.
    Aspecto de suciedad y basura que presenta la plaza de Las Moradas, una zona transitada de Amate. Fotos: M.F.
  • «La plaza de mi barrio es un estercolero»
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Cristales rotos, litronas, latas, bolsas, papeles y hasta restos de plásticos de la basura... La plaza de las Moradas es la viva imagen del «abandono crónico» que sufre la barriada de Santa Teresa, en Amate. Sus vecinos conviven a diario en este espacio, donde para sentarse en sus bancos hay que apartar literalmente la basura. Los padres incluso han dejado de llevar sus niños al parque infantil que hay dentro de la plaza ante la situación de insalubridad que tiene toda la zona. «Esto es de vergüenza. Nunca se ha visto la plazoleta así. Esta suciedad no es ni de uno ni de dos días, sino de al menos tres meses porque los papeles están ya hasta despintados del sol. Estamos totalmente abandonados. La plaza de mi barrio es un estercolero».

Los vecinos de Santa Teresa no pueden más. Critican que los servicios de limpieza «no se ven por el barrio» y que «para colmo, no hay ni una papelera» en toda la plaza de las Moradas, que es centro de unión de los vecinos repartidos a ambas orillas de la avenida de San Juan de la Cruz. «Esto parece el oeste o el barrio sin ley. Eso sí, pagamos los impuestos como cualquier sevillano, pero de servicios de limpieza nada de nada», explican residentes de la zona, que han tenido que recurrir a la asociación Grupo Giralda, una entidad cultural que hace las veces de vecinal, para cursar sus quejas y exigir «una actuación contundente» por parte del Ayuntamiento de Sevilla.

«Esto necesita un plan de choque de limpieza completo en la plazoleta y en los parques y calles del barrio. Pese a que siempre hemos pedido reforzar los servicios de limpieza, lo cierto es que venimos notando que va a peor», ha explicado a El Correo de Andalucía, Francisco Javier Trabajo, representante vecinal del Grupo Giralda.

Juegos infantiles “con chispazos”

En un recorrido por el barrio de Santa Teresa, los vecinos muestran con imágenes los motivos de su cabreo ante lo que consideran «dejadez» de los servicios públicos del Consistorio hispalense. A ello se suma que la asociación de Santa Teresa «está cerrada y apenas tiene actividades», mientras que el Grupo Giralda no tiene sede donde realizar sus actividades y atender estas reclamaciones. «Mira, en la calle María Briceño, tenemos el jardín natural del barrio», apuntan con ironía en referencia a los matorrales y hierbas, algunas de medio metro de altura, que invaden el acerado de esta zona de casitas bajas.

Pero las quejas no cesan a cada paso que se da. En la calle Diego Gálvez hay un parque infantil que desde hace unos días preocupa bastante a las familias de Santa Teresa. «Los columpios dan calambre. Al parecer, desde que pusieron el nuevo suelo, se crea una corriente estática que da chispazos a los niños que tocan los juegos. Ya lo hemos notificado al distrito».

La poda de la calle Antón Ruiz

Igualmente, todo el vecindario de la calle Antón Ruiz reclama al unísono el barrido de la vía pública y la poda del arbolado. «Las ramas están a la altura de la cara de las personas y no se puede pasar. La verdad es que entran por las ventanas de las casas, echan flores, luego vienen las naranjas... y no se barre con continuidad. Luego, están los jaramagos de los arriates; y aquí hay niños y personas mayores», ha descrito Antonio Pérez, vecino de la citada calle.

Sus palabras las rubrica también otro residente de la zona, que lleva 48 años viviendo en la calle. «Los propios vecinos tenemos que barrer la calle. Cada uno el trozo de su fachada. Y eso no debe ser porque es trabajo de Lipasam». Pero los problemas también están causando males mayores a las viviendas: «Las naranjas se caen en los tejados de las casas y luego se llueve todo», concluye Carmen, otra vecina, que insiste en que “poden de una vez”.

Un campo de fútbol inundable

Por último, en el otro lado del barrio, allende la cicatriz de tráfico que supone la avenida de San Juan de la Cruz, «la cosa no cambia a mejor, ni mucho menos». En especial, en cuanto al parque se hay en uno de los extremos. Suele ser «lugar de encuentro para botellonas e, incluso fogatas, en los días de frío». Lo corroboran los montones de cenizas que hay en uno de los lados. Muy cerca de allí, se levanta el famoso merendero o quiosco de la música, «un patrimonio del barrio» que «está totalmente abandonado», según comenta Luis Navarro, un veterano vecino del barrio.

Sus quejas también recogen las deficiencias del campo de fútbol, donde a diario juega una veintena de chavales. Del campo solo quedan las señales horizontales pintadas en el suelo para delimitar las áreas. Ni portería ni malla en su perímetro. «Esto es de pena. Cuando llueve se inunda todo y se forman unos charcos grandísimos, porque la rejilla no tiene salidero. Lo tenemos que limpiar nosotros con los cepillos», advierte Navarro, quien a su vez, como el presidente vecinal del Grupo Giralda, solicita «una mayor vigilancia» para todo el barrio, «tanto de Policía Local como Nacional».