La Real Maestranza retoma las obras de rehabilitación de sus cubiertas

Los andamios volverán al coso del Baratillo el próximo viernes. Las obras afectarán a los tendidos pares de sombra en esta segunda fase

11 oct 2016 / 23:37 h - Actualizado: 11 oct 2016 / 23:38 h.
"Real Maestranza"
  • El pasado año las obras afectaron a los tendidos impares de sombra. / Jose Manuel Vidal
    El pasado año las obras afectaron a los tendidos impares de sombra. / Jose Manuel Vidal

Los albañiles tomarán el relevo de toreros y espectadores en los próximos meses. La plaza de la Real Maestranza de Sevilla volverá a cubrirse de andamios y grúas en la segunda fase de la ambiciosa rehabilitación de sus cubiertas que comenzó –sin comunicación previa– en otoño de 2015. El cuerpo nobiliario sí ha emitido en esta ocasión una escueta nota en la que precisa el alcance de esta nueva etapa de unos trabajos que, como es habitual, se adaptarán a los meses otoñales e invernales para no interferir en la actividad taurina. Eso sí, el calendario litúrgico retrasa el próximo año la Pascua del Resurrección hasta el 16 de abril ampliando en casi tres semanas el plazo del que se dispuso entre 2015 y 2016.

Los tendidos afectados por esta nueva fase de las obras que la propia Maestranza califica de «rehabilitación y conservación» son los pares de Sombra 2 y 4 a los que hay que añadir el 6 de Sol y Sombra y el 8 de Sol. Es decir, el espacio comprendido entre la Puerta del Príncipe y la llamada Puerta del Encierro que daba acceso a la antigua enfermería. El palco del Príncipe ha ejercido de eje de estas operaciones que el pasado año afectaron a los tendidos 1, 3 y 5: los impares de Sombra. Pero este proceso no deja de ser un suma y sigue que completa el ambicioso programa acometido entre 2005 y 2011 bajo la dirección del arquitecto José Antonio Carbajal Navarro, que volverá a hacerse cargo de la dirección de unos trabajos que, previsiblemente, volverán a incluir el refuerzo de las columnas y las arcadas además del levantamiento y resane de las cubiertas de teja árabe a dos aguas que otorgan la inconfundible fisonomía al edificio.

No hace falta afirmar que esta nueva intervención seguirá siendo fiel al programa estético y a la naturaleza de los materiales constructivos de una plaza que obedece a un complejo proceso constructivo que, de alguna forma, permanece abierto desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Eso ha permitido acometer varias reformas de calado en los últimos años sin que la impronta del inmueble, que debe su actual ADN a la reforma regionalista que firmó Aníbal González en vísperas de la exposición de 1929 varíe lo más mínimo.

De alguna forma se continúa así con la trascendental reforma de las gradas acometida entre el otoño de 2008 y el invierno de 2010. Esas operaciones redujeron el número de filas de las localidades cubiertas de toda la plaza adecuando la estética, la seguridad y la comodidad de los espectadores sin dejar de mirarse en el espejo que prestaba la historia material del propio edificio.

Ése fue el tramo más complejo de una serie de trabajos iniciados en 2005 que incluyeron la reapertura de la antigua Puerta del Despejo para dar acceso a la nueva enfermería, trasladada de su anterior emplazamiento junto a la Puerta del Encierro para restituir una escalera perdida en el espacio liberado que –a su vez– fue empleado para ampliar el museo y albergar la impresionante colección de estampas taurinas que posee la Casa. El propio cuerpo nobiliario ha querido precisar, a través de la nota publicada ayer, que estas nuevas acciones «son totalmente financiadas por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y forman parte de la intensa, minuciosa y constante labor de conservación y mantenimiento que la Corporación realiza del monumento».