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Los 23.120 metros cuadrados de las antiguas naves de Renfe se recuperarán, tras años de abandono, como un centro cultural destinado a las tecnologías y especializado en videojuegos. / José Luis Montero
Cada uno de ellos tiene como objetivo la mejora del empleo, de las conexiones con otras zonas de la ciudad, recuperar el patrimonio abandonado y sobre todo la integración con otros barrios para acabar con la marginalidad que existe en algunas de las barriadas que son objeto de estas inversiones.
Entre los principales proyectos está el de poner en marcha un plan integral para tratar de erradicar el Vacie. Acabar con el asentamiento chabolista más antiguo de España no es peccata minuta, por ello, se pondrán en marcha una batería de medidas, que cuentan con 4.350.000 euros de inversión y que pasan no solo por actuar directamente con las familias sino por revitalizar también el barrio para poner fin a este «foco de marginalidad e inseguridad para la ciudad y el país».
Entre las acciones previstas, que se harán de manera progresiva durante tres años, está el realojo en viviendas distribuidas por la ciudad para eliminar las infraviviendas que llevan años junto al cementerio de San Fernando y fomentar la inclusión social. Además, este proceso iría apoyado por una suerte de coaching familiar. Es decir, un acompañamiento social por parte de profesionales para garantizar su integración en el nuevo barrio con un seguimiento a nivel familiar tanto en el asentamiento como en el nuevo destino. Se trata de una experiencia piloto por la que se incorpora la figura del coacher en este proceso de integración para garantizar la adquisición de habilidades en la resolución de conflictos.
Una vez finalizado el proceso de realojo de todo el asentamiento, el plan municipal es recuperar la zona como espacio verde. Algo que espera el Ayuntamiento que pase allá por 2019.
Las nuevas naves de Renfe
El otro gran proyecto que arrancará gracias a los fondos europeos es la recuperación de las naves de Renfe como centro cultural. Este complejo de más de 23.000 metros cuadrados, que lleva años olvidado, supone «una barrera para el borde occidental de Sevilla y un área que los vecinos perciben como insegura». Su transformación supondría la conexión con el resto de la ciudad que encontraría aquí un atractivo para visitar la zona pues además se rehabilitará el entorno.
Por ello, la idea municipal, similar a la propuesta por el anterior alcalde Juan Ignacio Zoido, para la zona, pasa por crear un gran contenedor con un centro de formación unido al sector del entretenimiento y la creación artística con el uso de las nuevas tecnologías que abarcaría desde videojuegos, animación por ordenador, creación de efectos especiales o el diseño gráfico.
La proyección que el Consistorio hace sobre este espacio es que para el año 2020 contaría con una media de 30.000 visitas al año. Bastante lejos de las visitas que acumulan otros centros culturales y museos de la ciudad que oscilan entre las 60.000 y las 200.000 visitas anuales.
Es, en definitiva, un proyecto que se asemeja a los espacios culturales que ya existen en otras ciudades como La Térmica de Málaga o el Matadero de Madrid, que son un referente para los creadores culturales que dispondrán de zonas de trabajo y espacios comunes abiertos a la ciudadanía. De hecho, tampoco es la primera vez que el Consistorio plantea este tipo de proyectos para espacios olvidados de gran valor patrimonial en la ciudad como la Fábrica de Artillería o Singer.