«La última vez que vine a divertirme fue en 2014»

Carmen Mesa es la celebrada cocinera de la caseta Trianillo de Gitana, donde hoy van a comer espinacas

30 abr 2017 / 16:14 h - Actualizado: 01 may 2017 / 08:19 h.
"Feria de Abril","Feria de Abril 2017"
  • Carmen Mesa Ortiz, ayer en la reja de la caseta donde trabaja de cocinera. / El Correo
    Carmen Mesa Ortiz, ayer en la reja de la caseta donde trabaja de cocinera. / El Correo

El jet lag no es un padecimiento exclusivo del elemento volador, ya que también ciertas criaturas de tierra firme experimentan trastornos similares sin necesidad de dejarse las rótulas en el respaldo del de delante mientras sobrevuelan Míchigan. Y por mucho menos dinero, como se puede observar en la Feria tanto entre quienes van a divertirse como entre los que acuden a trabajar. Carmen Mesa Ortiz, por ejemplo, tiene el sueño cambiado, pero no precisamente de bailar a deshoras: es la aclamada cocinera de la caseta Trianillo de Gitana, adonde entra a currar cinco horas más tarde de lo que suele hacerlo el resto del año en la cafetería de un instituto. Entre eso y ciertos asuntillos familiares que se han apuntado a alterarle sus biorritmos –o como se llame lo que en su lugar tenga la clase trabajadora–, esta sevillana de Santa Aurelia coqueta y simpática no se duerme en los laureles porque se los tiene que echar a la carne con tomate. Que si no...

«Llevo aquí desde hace tres años, que es el tiempo que tiene la caseta», explica. «Es muy animada, son muy jóvenes. Ya están teniendo sus niños y todo, pero son jovencitos y hay muy buen rollo. A mí me cuesta hasta dejarla, ya te digo, del buen ambiente que hay». Pero vamos, que si se tiene uno que ir a dormir, se va. «Trabajo en el instituto Heliópolis, en la cafetería, junto al campo del Betis. Y cogí esto porque como en verano no trabajamos, pues para tener algo para el verano. Y la verdad es que me cuesta, porque vengo del instituto, que terminé el viernes después de una semana fortísima, a la niña mía que la operaron a la pobre de apendicitis, así que llevo sin dormir...», y entonces saca la cartera con las fotos de las hijas, dos niñas de 16 y 14 años que no mandan al paro a Adriana Lima y a todas sus secuaces patilargas del topmodelaje mundial porque están muy bien educadas. «Son muy madreras», dice .

También son madreros con ella los socios de la caseta. «Cuando empezamos la Feria me piden el menú que quieren, porque como están locos con mis comidas, les encanta. Ellos mismos me dicen: Carmen, hoy queremos carne con tomate, tu pisto, que nos encanta, las espinacas, todo, todo, la carrillada... Todo me sale muy bueno. Como el primer año les propuse esto, no quieren cambiar nada. Están deseando llegar a la feria para comer». Hoy les toca espinacas, por cierto.

Y después de todo este julepe, ¿quién va a ir a la Feria? «Luego no vengo. Qué va. Ya me recojo. Estoy muy cansada. Tengo que descansar, si no... Empiezo a mediodía y acabo de madrugada. Y cuando cierro la cocina, lo que hago es que preparo el guiso del día siguiente para que me dé tiempo. La última vez que vine a la Feria a divertirme fue en 2014. La verdad es que la echo de menos porque a mí me gusta mucho arreglarme, mi pareja monta a caballo... y el pobre me dice: ¿Otra Feria vas a hacer? Él tiene muchas ganas de que yo monte a caballo, y no podemos. Pero vamos, también aquí me lo paso muy bien y desconecto de todo. Hay muy buen ambiente. Y luego es una caseta tranquila, no es de estas que pidan comida, y venga... Ellos son más tranquilos. Ayer, por ejemplo, desde las doce de la noche no pidieron nada. Yo dejé hechos unos cuantos montaditos por si iban a querer». Una madre.