La Universidad Pablo de Olavide (UPO) inauguró este jueves su curso académico 2017-18 con un acto en el que su rector, Vicente Guzmán, aprovechó para reclamar a la Junta de Andalucía –presente por medio de dos de sus consejeros, el de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano, y la de Educación, Sonia Gaya– que, en base a la situación «peculiar» que vive la institución, la administración andaluza ponga en marcha planes especiales de fortalecimiento de recursos humanos, investigación e infraestructuras.
Dichos planes deben encuadrarse en el nuevo modelo de financiación cuyos términos concretos y ajustes se negocian entre la Junta de Andalucía y las universidades públicas de la comunidad, con intención de que el mismo establezca planes específicos de inversión para hacer frente a las «debilidades» de cada sede académica después de la etapa de crisis y recortes. «No vamos tan rápido como querríamos pero se avanza», señaló Guzmán, que tildó de «fundamental» tanto la meta de alcanzar el nuevo modelo como el mantenimiento del actual estatus, en el que la UPO acaba de salir de un «importante» déficit gracias al «esfuerzo» de toda la comunidad.
En el año en el que se celebra el vigésimo aniversario de la creación de esta universidad, su máximo responsable expresó su creencia de que «este no es un curso más, es diferente», habida cuenta de que considera que en este ejercicio se debe reivindicar la «bondad» del sistema universitario ante ciertas corrientes de «desacreditación». También tiene que colocar a la universidad en una situación de adaptación a las «exigencias del siglo XXI», con una urgencia de abordar la oferta académica no desde el punto de vista de aumentar titulaciones sino de «ordenar y racionalizar» la oferta existente, no vinculándola tanto al mercado y sí a las necesidades sociales.