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Muñoz, Tamarit, Vázquez Consuegra y Díaz del Río inauguraron la exposición de Las Atarazanas. / Manuel Gómez
No se iniciarán las obras de Las Atarazanas hasta que no se explique, con todo lujo de detalles, a los sevillanos el proyecto diseñado por Guillermo Vázquez Consuegra. La Consejería de Cultura está dispuesta a cumplir de manera escrupulosa el mandato del pleno del Ayuntamiento de Sevilla, que reclamó que se abriera un nuevo proceso de exposición pública. Y así lo inició ayer, con la inauguración de una exposición en el Colegio Oficial de Arquitectos, la publicación en la web de Cultura –y del Consistorio– de las más de 3.000 páginas del proyecto y, por último, con el anuncio de un foro de debate con expertos nacionales e internacionales el próximo 3 de marzo en la biblioteca Infanta Elena.
«Mayor transparencia no se ha podido dar en ningún proyecto de esta ciudad», afirmó el secretario general de Cultura, Eduardo Tamarit, que no dio una fecha de inicio de la obra, pero sí que no comenzará «hasta que se culmine» el proceso. Y la última fecha dada es el 8 de abril, que será el tope en el que permanecerá el acceso habilitado al proyecto. Todo ello a sabiendas de que la adjudicataria «podría empezar la obra hoy mismo», ya que tiene la licencia de obra.
La puesta de largo de esta exposición sirvió para el cierre de filas en torno al proyecto, del que se habla de exponer pero no de modificar. El delegado municipal de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, defendió la exposición «ilustrativa y pedagógica» que permite consultar un proyecto que desde hace tiempo cuenta con todos «los parabienes no solo de Urbanismo, sino de la Comisión Provincial de Patrimonio». Tamarit fue más allá y, además de defender el debate técnico que se producirá el día 3, recalcó que el proyecto cumple con «el máximo respeto al edificio, que no se daña en absoluto».
Alegado de cumplimiento
También habló el máximo defensor del proyecto: su arquitecto. Vázquez Consuegra reiteró que se «cumplen» con todas las legalidades, y las críticas recibidas son por «desconocimiento absoluto del reglamento». «Se ha aplicado la Ley de Patrimonio de Andalucía, entendiendo el edificio como una suma de estratos de valor que hay que conservar, y con una actuación que ha de ser y es reversible al cien por cien».
El arquitecto también detalló que en el proyecto primitivo contemplaba una excavación puntual en la planta baja en la zona cercana a la muralla, para «advertir a los ciudadanos cual fue la cota primitiva». Esta obra, que ha valorado con un coste adicional de un millón de euros, «se ha dejado para la segunda fase por falta de recursos económicos». Un sobrecoste que la Junta no acertó a responder si estaría dispuesto a abonar. Se limitó a decir que la administración autonómica ha sido «siempre respetuosa con el proyecto que ha presentado el arquitecto, pues responde muy bien al plan de usos descritos». Asimismo, se «tendrá en consideración» sus indicaciones. «Pero eso no quiere decir ni que sí ni que no», matizó.
Mientras el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla acoge esta exposición sobre el proyecto de Las Atarazanas, la Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico de Andalucía (Adepa) alertó ayer de que la muestra no ofrece el verdadero «debate ciudadano» y que el debate del próximo día 3 «se va a limitar a una mesa redonda sólo con profesionales de la arquitectura, mayoritariamente ajenos a la realidad de Sevilla y sus monumentos aunque, eso sí, muy próximos a las pautas de intervención patrimonial del autor del proyecto».