Las aulas prueban que es posible la convivencia de las religiones

Tolerancia. El colegio Calderón de la Barca es un claro exponente de la integración de diferentes culturas y creencias. Su alumnado procede de una veintena de nacionalidades

25 nov 2016 / 22:37 h - Actualizado: 25 nov 2016 / 22:38 h.
"Educación","Educando para el futuro"
  • Victoria Ortiz, profesora del Calderón de la Barca. / Jesús Barrera
    Victoria Ortiz, profesora del Calderón de la Barca. / Jesús Barrera
  • Victoria imparte clase a sus alumnos de 2º de Primaria. / Jesús Barrera
    Victoria imparte clase a sus alumnos de 2º de Primaria. / Jesús Barrera

Más allá de la polémica que algunos quieren crear con el hecho de se pueda estudiar en las aulas una religión distinta a la católica, la realidad demuestra que las familias que profesan una determinada confesión -musulmana, judía o evangélica- no otorgan a este tema la prioridad que se podría pensar y, de hecho, abogan por elegir para sus hijos la asignatura de ‘Valores éticos y sociales’, conocedores, en parte, de la dificultad que entrañaría impartir la asignatura de esa religión en particular. Y prueba de ello es el colegio Calderón de la Barca (Sevilla), donde «quienes se acercan prefieren anteponer la extraordinaria convivencia entre el alumnado, los objetivos del centro y el rendimiento académico de los estudiantes, por encima de cuestiones de índole religiosa», explica su director, Ricardo García.

Y ello a pesar de que, sobre el papel, todos los colegios sostenidos con fondos públicos excepto los de ideario católico deben informar de las citadas opciones que existen para cursar enseñanza doctrinal o una asignatura alternativa. En este sentido, la Administración debe garantizar que quien solicite la enseñanza de uno de esos credos la reciba. En cuanto a la confesión musulmana, existe un acuerdo con esa Comunidad contemplado en la Ley 26/1992 de 10 de noviembre que establece la posibilidad de impartir esa confesión como asignatura «en centros docentes públicos y privados concertados sin ideario». En tal caso, la enseñanza religiosa islámica estaría a cargo de profesores asignados por las comunidades pertenecientes a la Comisión Islámica de España y los centros estarían obligados a facilitar locales adecuados sin perjuicio del normal desenvolvimiento de las actividades lectivas».

No obstante y pese a contar con alumnos procedentes de una veintena de nacionalidades –Senegal, Marruecos, Siria, China, Holanda o Canadá, entre otras–, en el citado colegio «no han solicitado religión de otra confesión que no sea la católica, y en este caso se trata de un número de familias muy reducido. Los padres están contento con el funcionamiento del centro y prefieren dejar el asunto de la religión fuera del horario lectivo», apunta García.

Ello no es óbice –recuerda- para apoyar a las familias que deseen preparar la catequesis de Comunión «puedan hacerlo sin mayor problema, siempre que sea fuera del horario de clase».

Quienes acuden a este colegio, que funciona en la modalidad de cooperativa, «tienen unas convicciones laicas y sienten más predilección por los temas empíricos y filosóficos aunque abordamos todas las fiestas religiosas, sin excepción, aunando la rama histórica con la tradición. Cada uno cree en lo que quiere, pero sin imposiciones a los demás. Tenemos un centro en el que no existen conflictos y podemos decir que es un paradigma de la integración», subraya.

El secreto de esa integración y de una convivencia en armonía entre el crisol de credos que reina año tras año es el «respeto al semejante porque todos somos iguales sin olvidar un cuestión clave:_damos a conocer la cultura de quien accede por primera vez al resto de la clase», señala Victoria Ortiz, tutora de 2º de Primaria y profesora de ‘Valores sociales y éticos’ y de ‘Ciudadanía’.

«Cuando un alumno llega al centro, al principio puede costarle un poco el tema de la integración, pero es algo normal y la adaptación se consigue de forma rápida. Nadie se extraña si entra un estudiante con rasgos diferentes como el color de su piel y con culturas y creencias distintas a las de la mayoría de la clase». Sea porque los padres entienden que la religión es una cosa personal y de vivencia en el seno familiar o por «desconfianza» en los docentes que podrían impartirla, como indica Ortiz, la cuestión religiosa no es tan trascendente. Sin embargo, este hecho no es óbice para que se hable de las diferentes fiestas y tradiciones de la ciudad, como la Navidad y la Semana Santa y aquellas otras «importadas» de otros países como Halloween. «Quien lo desea se disfraza y quien no se siente cómodo, no vive esa tradición en casa o su familia ha elegido otra senda, no lo hace y nosotros respetamos las decisiones».

En este sentido, como subraya el director del centro, se abordan estos temas desde un prisma histórico y teniendo también en cuenta el arraigo popular, «sin pretender en cualquier caso un adoctrinamiento por nuestra parte. En Navidad, por ejemplo, se incide en la solidaridad y se pone el foco en asuntos como el respeto, la colaboración y el compañerismo. Lo mismo ocurre cuando llega el Ramadán, los alumnos que profesan ese credo vienen más tarde o no acuden. Además, contamos con la ‘Feria de las Culturas’, un evento que se implantó hace unos años y en el que destacamos las culturas de cada estudiante, que suelen aportar aquellos símbolos religiosos que son propios de su identidad».

RELIGIÓN CATÓLICA

Más numeroso es el grupo de población que no busca el laicismo en las escuelas y que, en cambio, se decanta claramente por la confesión católica, que es «la más demandada por los padres con hijos en centros privados», comenta Rafael Camaño, secretario de la Federación de enseñanza privada, que aglutina en Sevilla a 104 centros. «Desde nuestra entidad no tenemos conocimiento en la actualidad de la existencia de colegios que impartan religión que no sea la católica; otra cosa es que den ‘Valores Sociales’ como alternativa».

La última cara de la pirámide, que completaría el mapa educativo en función de los tipos de centros, está formada por los colegios religiosos. En la provincia de Sevilla, Escuelas Católicas –la patronal mayoritaria que reúne a los centros concertados, cuenta con 86 colegios y un total de 2.056 aulas, donde atiende a 51. 597 alumnos y que, en ocasiones, no son suficientes para atender, cada año, la alta demanda de matriculaciones.