Las denuncias de violaciones afloran al ritmo del despertar feminista

El informe de criminalidad del primer trimestre refleja un crecimiento de las agresiones sexuales con penetración porque las víctimas superan la vergüenza. En la provincia alcanzaron el 28,6%

12 may 2018 / 21:00 h - Actualizado: 12 may 2018 / 21:03 h.
"Violencia de género"
  • Manifestación al conocerse la sentencia de La Manada. / Jesús Diges (Efe)
    Manifestación al conocerse la sentencia de La Manada. / Jesús Diges (Efe)

La estadística de delitos sexuales se ha disparado en España. Sevilla no es una excepción y según los datos de criminalidad difundidos por el Ministerio del Interior, las agresiones sexuales con penetración han aumentado en la ciudad un 75 por ciento (28,60 por ciento en la provincia). Todos los delitos contra la libertad sexual crecieron, respectivamente, un 15 y un 6,10 por ciento.

¿Por qué ocurre esto? En España estos delitos han crecido un 13,80 por ciento, cifra que se eleva al 28,40 al referirnos a agresiones con penetración, aunque en Andalucía los datos son diferentes: el total de delitos sexuales baja el dos por ciento, aunque lo que en lenguaje de la calle se conoce como violación se dispara el 17 por ciento. ¿Los españoles varones se han vuelto de repente furibundamente violadores?

El secretario de la Asociación Andaluza de Criminología, Pedro Campoy, intenta explicar este fenómeno, como todos, poco reducible a un titular. Influyen muchas cosas. Primero, que en comparación con los delitos contra la propiedad, los delitos contra las personas son relativamente pocos y unos pocos casos más disparan las estadísticas. Segundo, que al igual que ocurrió con los asesinatos machistas, la aparición de una poderosa conciencia social anima a muchas víctimas a denunciar hechos que antes soportaban entre la vergüenza y el temor al «qué dirán».

«No es una sobredimensión de las violaciones, sino que las cifras se van acercando a la realidad, que antes no se mostraba bien», explica el criminólogo. No obstante, indica que esta estadística de Interior recoge las denuncias de delitos y las intervenciones policiales, pero no las sentencias. Y que la metodología incluyó solo hace dos años a lasa ciudades de entre 30.000 y 50.000 habitantes, tras haber empezado la serie estadística histórica en las ciudades mayores.

El relativamente escaso número de agresiones –a nivel de estudio estadístico en comparación con otros delitos, porque a nivel real una sola violación ya son demasiadas– explica que muy pocos sucesos desvíen mucho la estadística, aunque la tendencia general sea que los delitos sexuales suban en todas partes, al revés que el resto de crímenes.

Ejemplo de esta distorsión estadística es el municipio de Mairena del Aljarafe, donde más crecen los delitos sexuales en porcentaje, un cien por cien, al haberse producido un solo delito (sin penetración) contra la libertad sexual frente a los cero del mismo trimestre del año anterior. Campoy pide esperar a los datos anuales antes de aventurar conclusiones a nivel local ante este tipo de delitos.

De hecho, la tendencia en los últimos cuatro años, explica el criminólogo, es a la estabilidad o al ligero descenso del resto de delitos graves, al menos en Andalucía –porque en el conjunto del país la tendencia es al alza ligera–. «Eso es bueno», remacha.

¿Cuáles son las razones del descenso de los otros delitos? Ahí la cuestión se complica porque no hay una evolución homogénea. Las sustracciones de coches caen de forma espectacular... salvo en la provincia de Cádiz o en las grandes localidades de la provincia de Sevilla, y la presión policial –el delegado del Gobierno, Antonio Sanz, se apresuró a felicitarlas nada más publicarse los datos, el jueves– solo las explica en parte. Influyen desde los cambios de residencia de los dueños de vehículos de alta gama –y de las bandas de ladrones que los siguen– a los éxitos policiales, que duermen a la competencia cuando cae una gran banda, ya que saben que la autoridad está en alerta. También situaciones como la falta de controles en carreteras secundarias frente a la dificultad para moverse sin ser detectados en las grandes ciudades y también que el robo de coches está asociado en parte a la comisión de delitos de tráfico de drogas, prosigue Campoy, lo que hace que su evolución siga líneas paralelas en ocasiones.

Este criminólogo también pone el foco en le repunte de homicidios en Andalucía, aunque las cifras son aún más bajas que las de violaciones. «En Sevilla con un caso menos la estadística baja un 50 por ciento».

«Esto evidencia que España en general y Andalucía o Sevilla en particular nunca han sido sociedades violentas ni con tendencia a la delincuencia, y de hecho, según el indicador que se tenga en cuenta, el país aparece entre el cuarto y el séptimo más seguro de todo el mundo. Ni siquiera la fuerte crisis económica ha afectado a los delitos contra la propiedad, pese a la percepción social, que desmienten las estadísticas. Es el hecho diferencial de España, un país con familias fuertes y apegadas, que protegen y cuidan a los suyos, y eso se nota en la convivencia».

En cuanto al caso del desafío de los narcotraficantes al Estado en el Campo de Gibraltar, el criminólogo consultado explica que estadísticamente no se verá. «Casuísticamente estos delitos son poco comparables a los del resto de Europa y una estadística como la de Interior no afina tanto. Eso sí, lo que ocurre allí se tiene muy en cuenta para diseñar las políticas de reacción policial». En La Línea de la Concepción los delitos que más crecen son las tentativas de homicidio (el 300 por ciento) y las riñas tumultuarias (41 por ciento), por encima del propio tráfico de drogas (13,60). En Algeciras son los secuestros lo que se dispara (200 por ciento), pero el tráfico de drogas se desploma.

Sobre el descenso de la delincuencia en general también expone –pero no comparte– las teorías de otros criminólogos que sostienen que la delincuencia no desaparece, sino que se traslada al ámbito del cibercrimen, que no existía hace bien poco. «Dentro de pocos años podremos saberlo con certeza, pero creo que en una comunidad donde se vive tanto en la calle el crimen no ha salido para trasladarse a internet».