El 8 de diciembre de 2015, coincidiendo con la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco inauguraba el Año de la Misericordia con la ceremonia de apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Una semana después –el 13 de diciembre– se repetía este ritual en las diócesis de la Iglesia católica, donde por deseo del Santo Padre se abrían otras puertas «del perdón y la conversión» para que todos tuvieran la oportunidad de «dejarse abrazar por la misericordia de Dios y de comprometerse a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros», en plena sintonía con la bula de convocatoria Misericordiae Vultus.
En Sevilla, la Puerta de la Misericordia se abrió en siete templos de la Archidiócesis. En concreto, la Catedral, las basílicas del Gran Poder, la Esperanza Macarena, el Cristo de la Expiración (El Cachorro) y María Auxiliadora (La Trinidad), así como los santuarios del Loreto (Espartinas) y Consolación (Utrera). A falta de una semana para que expire este Año Santo en Sevilla, la diócesis hace un balance positivo de las peregrinaciones: más de 150.000 personas han logrado las indulgencias tras caminar en grupos, confesar, comulgar en misa y rezar por las intenciones del Papa. Otros datos significativos son que se han repartido 900.000 guías litúrgicas y que la previsión es que se superen los 100.00 euros de recaudación en todos los templos.
En su mayoría, las peregrinaciones han sido organizadas por hermandades, parroquias, aunque también destacan las ceremonias diocesanas, entre los que están los emigrantes (Gran Poder), la vida consagrada (Catedral), los jóvenes (María Auxiliadora), los adolescentes (Consolación de Utrera), los diáconos permanentes (El Cachorro), los reclusos y pastoral penitenciaria (La Macarena) o el de hermandades y cofradías, que este sábado presidirá el Señor del Gran Poder en la Catedral. El arzobispo, Juan José Asenjo, se ha mostrado satisfecho por los «frutos ubérrimos» en los que «todos salimos convencidos de la necesidad de estar más con los pobres y de ser una Iglesia samaritana».