«Le ha pegado siempre, hasta en un vis a vis le dio una paliza»

La familia de Encarni, la mujer asesinada por su exmarido este sábado en San José de Palmete, pide ayuda para pagar los 2.000 euros que le cobra el tanatorio

25 jun 2017 / 22:06 h - Actualizado: 26 jun 2017 / 08:16 h.
"Barrios","Sucesos","Violencia de género"
  • Vecinos de San José de Palmete se concentraron anoche para repudiar la violencia de género. / Manuel Gómez
    Vecinos de San José de Palmete se concentraron anoche para repudiar la violencia de género. / Manuel Gómez

«Sólo queremos que su madre, que está enferma y muy mayor, pueda verla por última vez a través del cristal», explica Francisco, de 27 años y sobrino de Encarni Barrero Marín, la mujer de 39 años asesinada este sábado en la calle Juventud del barrio de San José de Palmete a manos de su exmarido, Francisco Javier. La familia numerosa que reside en el número 16 de la calle Soledad –junto a Eugenio y Antonia, los padres de la fallecida, vivía ésta con dos de sus cuatro hijos y varios hermanos suyos– aún no sabe si podrá velar como Dios manda a Encarni. «Sabemos que le han hecho la autopsia, pero cuando hemos preguntado en el tanatorio de San Jerónimo nos han pedido 2.000 euros. Ella no tenía seguro de defunción y en la familia no tenemos recursos, nos dedicamos al negocio de la fruta y algunos estamos en el paro y no podemos juntar ese dinero», relata Francisco, que medita plantear alguna campaña a través de redes sociales para recaudar esa cantidad.

Así las cosas, los Barrero Marín aún desconocían este domingo cuándo podrán dar el último adiós a Encarni. «La Junta y el Ayuntamiento nos dijeron que no nos preocupásemos que se encargarían de los gastos del entierro, pero ahora nos dicen que el tanatorio no lo cubren». La fallecida deja cuatro hijos: la mayor, Samara, de 21 años, la tuvo en una anterior relación; los tres restantes eran de Francisco Javier: Paquito, de 18 años; Miguel, de 16, y Óscar, de sólo seis, cuyos gritos de auxilio sacaron a las calles a los vecinos en la infausta tarde del sábado.

«ESTO VIENE DE LARGO»

Francisco, sobrino de Encarni, ejerce como portavoz en una familia destrozada que, pese a todo, abrió las puertas a este periódico para tratar de dar respuestas a esta sinrazón: «Esto viene de largo, le ha pegado siempre», recuerda antes de echar cálculos: «Estuvieron juntos unos 24 años y siempre de pelea, hasta que se separaron hace cuatro años, cuando el pequeño tenía dos». En todo ese tiempo «la ha maltratado siempre. Mi tía le puso bastantes denuncias, incluso recuerdo que en un vis a vis le dio una paliza», dice Francisco. Y es que el agresor «estuvo en la cárcel ocho años. Tenía muchos antecedentes y no sólo por maltrato, también por drogas».

Es más, el sobrino de Encarni revela que el mayor de los hijos de la pareja «estuvo ingresado en un centro por culpa suya, que se lo llevó a Huelva y lo metió en las drogas». Según relatan los familiares, la fallecida se marchó hace unos años a vivir a Málaga en un centro de acogida de la Junta ante los continuos maltratos, pero «se volvió a Sevilla porque se lo pidió uno de sus hijos. La cosa se había calmado un poco y él venía a ver a sus hijos», pero la calma duró poco. «Llevaba acechándola tres años», cuenta Arancha, otra sobrina de Encarni, que incluso revela que «en un cumpleaños familiar reciente me dijo que estaba con las carnes abiertas, que presentía que él quería matarla».

Miguel, el mediano de los hijos de la pareja, explicó a Cuatro que «mi padre tenía muchas órdenes de alejamiento, pero mi madre se las quitaba por nosotros». Aseguró que «hace un mes se saltó la última orden» y que su padre lo tenía claro: «Ya que no quieres estar conmigo, pues para nadie», dijo que le oyó en una ocasión.

María del Mar, una vecina de la calle Juventud que fue de las primeras en llegar al lugar de la tragedia, también se encuentra en la casa, pues desde el sábado no deja de apoyar a los Barrero Marín. «Escuché las voces del niño y nada más bajar me encontré a la prima en el suelo. Cuando entré en la cochera me encontré a Encarni tirada entre tres charcos de sangre y llamé al 112 porque no sé cómo se da un masaje y me decían que todos los sanitarios estaban ocupados, sentí mucha impotencia», cuenta antes de precisar: «La llamada duró seis minutos y la ambulancia no llegó hasta un cuarto de hora más tarde. Lo sé porque mi hijo grabó un vídeo y eran las 18.32 cuando apareció». Los vecinos organizaron este domingo por la noche una concentración de repulsa y para el martes están preparando un minuto de silencio en el colegio San José de Palmete.