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Lipasam ‘recoge’ los ruidos

El plan antirruidos ha hecho que las quejas se reduzcan un 37%. La rebaja puntual de servicios nocturnos en verano y barredoras con cepillo de goma son varias de las medidas implantadas

Iñaki Alonso @alonsopons /
24 oct 2016 / 00:56 h - Actualizado: 24 oct 2016 / 08:42 h.
"Lipasam"
  • Una de las barredora con cepillo de la empresa municipal de limpieza de Sevilla (Lipasam) que ha disminuido las molestias de ruido a los vecinos. / José Luis Montero
    Una de las barredora con cepillo de la empresa municipal de limpieza de Sevilla (Lipasam) que ha disminuido las molestias de ruido a los vecinos. / José Luis Montero

Con los ojos como platos y la mirada fija en el despertador, que marca las 1.30 horas de la noche. Del insomnio que pueda sufrir el sevillano no quiere sentirse culpable el batallón de limpieza de Lipasam, que desde hace casi un año trata de lidiar con la difícil balanza de aspirar a una Sevilla limpia y, además, sin hacer ruido. Una compleja combinación sobre todo después del giro dado en 2014, donde se apostó por el servicio mecanizado las 24 horas al día y 365 días al año, a la vista de que el trabajo nocturno mejoraba sustancialmente los niveles de calidad. Pero acarreó daños colaterales: hay mayor eficacia pero, a su vez, implica una subida de decibelios y, por ende, mayores molestias a los vecinos de madrugada.

Todavía no hay una varita mágica que consiga que barredoras o sopladoras no perturben la calma en Sevilla, pero desde la Gerencia de Lipasam sí que se ha trabajado a conciencia para rebajar las molestias generadas por las batidas nocturnas. Hace un año, se diseñó un plan antirruidos en la empresa de limpieza con vistas a surtir efecto en verano, un periodo donde se producen más quejas por ruido y, además, se habían disparado desde el cambio de sistema de 2014. Ya en octubre, Lipasam hace balance: se ha producido un descenso del 37 por ciento en el número de reclamaciones realizadas en el periodo estival.

Esa bajada la atribuyen a un plan que, según la gerente de Lipasam, Virginia Pividal, busca «el equilibrio» entre dos realidades, que es la de mantener el nivel «minucioso» de limpieza obtenido por el trabajo de noche con el buen sueño de los vecinos. De partida, plantearon tres alternativas, aunque dos de ellas eran inviables: ni se podían eliminar la maquinaria más ruidosa, puesto que es la más efectiva; ni se podía pasar estas batidas a la mañana, porque «el ruido repercute menos, pero tiene incidencia en el polvo para los asmáticos o para el tráfico, tanto para los coches como para los viandantes». Además, para alcanzar los niveles de calidad y sólo a la luz del día haría falta «contar con el doble de maquinaria, algo que hoy es imposible».

La única salida, por tanto, pasaba por una revisión integral del sistema, para lo que se contó con un grupo de trabajo. La estrategia que salió de esas reuniones pasaba por medidas «tacita a tacita». En primer lugar, pasa por trasladar, de forma temporal, una parte importante de los servicios a la mañana en torno a un 55 por ciento. Esta acción se aplicó en todos los barrios de la ciudad –salvo el centro, que tiene los servicios mecanizados desde hace más de tres años– solamente para periodo estival, ya que en esas fechas «el ciudadano percibe más el problema del ruido, porque suele dormir con las ventanas abiertas con el calor». También hay parte del dispositivo que ha pasado a la mañana de forma permanente aunque se trata de situaciones puntuales.

La segunda pata del plan antirruidos aborda la manera de trabajar. Por un lado, las revisiones de la maquinaria han servido para hacerlas menos molestas al oído. Así, se están sustituyendo los tradicionales cepillos metálicos de las barredoras por otros de goma que «hacen menos ruido en la fricción» o se está teniendo especial celo en los motores que «van pasados de revoluciones» y, por tanto, son más molestos.

Pero no todo es culpa de la maquinaria y, por tanto, se ha completado con una mejora de la conducta por parte de la plantilla. Pividal señala que se han llevado acciones formativas –que ella define como «puesta en común»– en la que se ha trasladado que se puede hacer un buen trabajo sin necesidad de hacer tanto ruido. Hasta se ha difundido un vídeo interno donde se ahonda en que, en horario nocturno se debería aplicar algunos criterios «de sentido común» como usar las sopladoras en el nivel más bajo de que dispongan, usar los walkies talkies en lugar de dar voces o apagar el motor del vehículo cuando es el momento de descansar. «Todos han entendido que se puede hacer igual de bien este trabajo», recalca la gerente de la empresa de limpieza.

Todas esas medidas, a su vez, se han explicado. De ahí que el plan antirruidos contemple igualmente una campaña de comunicación donde se ha explica «las mejoras en el servicio y los potenciales beneficios». Esto se ha realizado en redes sociales y, especialmente, en «entrevistas personales con los sevillanos que se han quejado con más asiduidad a Lipasam por temas de ruido». En total se han realizado 315 encuentros, en los que ha participado desde un capataz hasta la gerente de Lipasam, donde se ha querido dar una respuesta a sus molestias y sellar un compromiso con ellos. «La mayor parte acepta bien este detalle», indica.

Y, por último, está la búsqueda de maquinaria innovadora. Una empresa nada fácil, porque depende de cómo evolucione el sector. Al respecto, se busca en el mercado las máquinas que sean menos ruidosas. «Somos pesados con los proveedores», manifiesta Pividal, que recuerda que quién sepa dar con la tecla que rebaje los decibelios tendrá mucho ganado para llevarse los futuros contratos municipales.