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«Lo que brilla en el que entra en el mercado laboral es la actitud»

La formación ya no marca la diferencia en un currículo, sino la pasión por seguir aprendiendo y la permeabilidad para asumir los valores de empresa

23 jun 2015 / 21:04 h - Actualizado: 23 jun 2015 / 21:04 h.
"Universidad"
  • Foto de familia de los asistentes al desayuno Loyola Andalucía. / José Luis Montero
    Foto de familia de los asistentes al desayuno Loyola Andalucía. / José Luis Montero
  • Susana López, directora de la Fundación Andalucía Emprende. / José Luis Montero
    Susana López, directora de la Fundación Andalucía Emprende. / José Luis Montero

El valor intangible que más se tiene en cuenta para prosperar en el mundo laboral es la actitud. En eso estuvieron de acuerdo todos los participantes en el debate del Desayuno con la Universidad Loyola Andalucía, celebrado ayer en la hemeroteca de El Correo de Andalucía, en el Cortijo Gota de Leche de Sevilla.

En el coloquio participaron 11 responsables de entidades como la propia Universidad Loyola Andalucía, Metro de Sevilla, Heineken, Inés Rosales, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), el Colegio Oficial de Graduados Sociales de Sevilla, la Fundación Andalucía Emprende, Excelenta y Prosegur.

Estuvo moderado por la jefa de la edición web del decano de la prensa de Sevilla, Carlota Muñoz.

«A los chicos de hoy se les prepara para competir con los ordenadores», señaló el adjunto al rector de Loyola Andalucía, Francisco Pérez Fresquet, para señalar uno de los «gaps» (lagunas) del sistema educativo imperante.

Le respondió la directora general de Relaciones Institucionales de Heineken, Ada Bernal: «Hay mucho joven en Cruzcampo. Al sevillano que no se le note en la cara que está trabajando allí ya ves que no sirve. Puede tener técnica, pero no habilidades. Y es importante trabajar en equipo, el liderazgo, asumir riesgos. Lo que brilla es esa actitud que se queda. Porque licenciados y masterizados hay de sobra, lo que discrimina es la actitud».

Esta actitud, terció el director del Servicio de Emprendimiento y Empleabilidad de la Universidad Loyola Andalucía, Esteban Almirón, «es lo más difícil de educar», y a lo largo del debate quiso implicar a la familia y a la escuela primaria antes que a la propia universidad en la responsabilidad de inculcan esta actitud en los aspirantes al primer empleo. Eso sí, quien la tiene resulta ser «un todoterreno que aprenderá todo lo que tiene que aprender».

Esa actitud, en otro momento del debate, se definió como algo que «se detecta en las primeras semanas de trabajo», tal como expuso Daniel Jaén, de la dirección de Personas de Inés Rosales: «Esa actitud la tienen metida en vena los empresarios. Buscamos la capacidad de aprender los valores de la empresa», concluyó tras intervenir.

Pero... esta actitud ¿se puede medir? «¿Cómo la objetivizas?», se pregunta sin repuesta la directora provincial de Sevilla de la Fundación Andalucía Emprende, Susana López Pérez. Por su parte, el presidente de la comisión asociativa de la CEA, Luis Picón, insistió en que es tarea de los educadores el «trabajar en la motivación» de los jóvenes, para que el trabajo los haga felices. Pérez Fresquet, por su parte, sentenció: «¿Por qué esa obsesión con medir las actitudes? O se es apto o no. O me enamoro, o no».

Bernal insistió en las elecciones que deben comenzar a hacer los niños desde los 14 años «sin saber qué trabajo quieren ni lo que se van a encontrar en cinco años». Además destacó que los menores «deben poder saber encontrarse a sí mismos».

Almirón expuso a este respecto que «faltan referentes» y así los pequeños pueden querer ser «Cristiano Ronaldo», pero no empresarios.

Por ello insistió en otra de sus intervenciones en la importancia de las actividades extracurriculares, en las que hace mucho hincapié la Universidad Loyola Andalucía, para formar el carácter de los alumnos, su actitud y su capacidad para no buscar el beneficio inmediato, sino la que en cinco años tendrán en una profesión que realmente les apasione y en las que brillarán. «Hace 50 años que pusimos en nuestros planes de estudios las prácticas en empresas».

Por su parte, Pérez Fresquet puso en valor la «idea de los jesuítas» del profesor como mentor del alumno, «que le toque el corazón para que ese chico despierte».

Y es que es difícil inculcar un joven que quiera ser empresario cuando esta palabra está ausente del sistema educativo, todo lo más se acepta el neologismo «emprendedor», como expuso Picón al principio del debate.