La próxima semana, del día 22 al 24 de junio, se celebra en la sede del Massachussetts Institute of Technology (MIT), el centro de innovación más famoso del mundo, la convención anual para la mejora continua en el desarrollo técnico y educativo de App Inventor. Ya son 2,5 millones de personas las que se han registrado como usuarios en la plataforma creada por el MIT para dar soporte a esta herramienta, creada para que cualquier persona la utilice y cree sus aplicaciones, sin necesidad de ser un experto en informática. En ese evento no estará físicamente presente, porque le coincide con su calendario laboral en el IES Isbilya de Sevilla, la única persona de habla hispana que tiene hasta ahora el aval del MIT para ser formador en App Inventor, como puede apreciarse en la web de dicha institución. Es José Luis Núñez Montes, tan convencido de las posibilidades didácticas de las tecnologías de la comunicación, que, a partir de los materiales que prepara para sus alumnos sevillanos, ha creado un curso completo on line, con videos tutoriales muy dinámicos y fáciles de seguir, con el fin de enseñar a crear aplicaciones móviles con esta herramienta. Ya tiene por esa vía 545 alumnos de un total de 28 países.
Él sabe bien que la creatividad impulsa cualquier actividad del ser humano. En su familia, es fuente de poesía y de programas informáticos. José Luis Núñez Montes, de 38 años, es hijo del poeta José Luis Núñez, ya fallecido. Y tiene una hermana, Belén, también poeta. Su madre, ya jubilada, trabajaba en Lipasam. Vivió su infancia en Triana, comenzó en el Colegio de los Salesianos. Cuando tenía 9 años, la familia se mudó a la calle Arroyo, y estudió en el Colegio Nuestra Señora de Loreto, después pasó al Instituto Antonio Machado. Tenía clara desde su adolescencia la vocación por la informática y por la enseñanza. Hizo la carrera superior de Ingeniería Informática, obtuvo el segundo mejor expediente de su promoción, y, de las iniciales oportunidades de trabajo a su alcance, optó por la docencia. Sigue afincado en la calle Arroyo, está casado, tiene dos hijos. Su esposa es veterinaria, actualmente en paro.
Sus primeras clases las impartió en el Centro de Estudios de Nuevas Profesiones (CENP). En 2004 aprobó las oposiciones, y en el sistema público su primer destino fue precisamente el instituto en el que estudió, el Antonio Machado. También ha sido profesor del IES Ciudad Jardín. Durante cuatro años fue elegido por la Dirección General de Planificación Educativa para trabajar en la Consejería de Educación en la mejora de los sistemas informáticos para gestionar la coordinación y la logística de toda la red educativa andaluza. Desde las rutas para la recogida y transporte escolar de niños, hasta la previsión de población escolar por curso en cada centro. Desde el año 2011 tiene como destino definitivo el IES Isbilya, cercano a Santa Justa, que ha celebrado su XXV Aniversario encumbrado como el centro de enseñanza pública que más alumnos catapulta a los niveles de excelencia.
¿Los estudiantes adolescentes, sea cual sea su vocación, son conscientes de que la Informática no es una asignatura aislada sino un conocimiento básico para la formación de todos, que entronca con el desempeño de cualquier actividad?
Cuesta que lo entiendan, pero es verdad que cada vez la valoran más no como una herramienta de consumo sino como una herramienta de creación. En cuanto descubren, con recursos como App Inventor, que aprender a programar es más fácil de lo que temían, su cambio de actitud es sensacional. Se apasionan por aprender haciendo cuando inventan aplicaciones desde su teléfono móvil o desde su ordenador portátil. Lo que más les gusta es constatar que sus trabajos pueden subirse gratis a la galería de la plataforma en internet y están a la vista de otras personas para compartirlos y usarlos. Otro de sus atractivos es que tiene su código fuente abierto, accesible a todos.
¿Cuándo empieza su vinculación con el Massachussetts Institute of Technology (MIT)?
En mis asignaturas incluí el uso del Scratch, un lenguaje informático creado desde el MIT e idóneo para iniciar a los niños y adolescentes en cómo aprender a programar. Y hace cuatro años descubrí que estaban desarrollando la herramienta App Inventor para democratizar el desarrollo de las aplicaciones, que las pudiera crear cualquier persona y no solo un informático. Con una hora de dedicación, ya puede comenzarse a hacer una aplicación, sin contar con conocimientos previos, y volcar en ella tu creatividad. La inició Hal Abelson desde los laboratorios de Google, y después su evolución y gestión ha pasado al MIT.
¿Y para qué se planteó utilizarlo en el IES Isbilya?
Es una de las claves que intento inculcarles: No solo para crear juegos. Que desarrollen cualquier idea. También para crear una empresa, para un negocio, para un servicio. Un adolescente tiene una mente mucho más creativa que un adulto. Y se le ocurren ideas extraordinarias. Que también busque con esto su oportunidad laboral.
Explique App Inventor para legos en la materia.
App Inventor se basa en el concepto del constructivismo: aprender haciendo. Y así fomenta el pensamiento computacional y el pensamiento de diseño. El objetivo es poder utilizarlo como una herramienta transversal que inspire la creatividad de cualquier persona que lo use, ya sea como medio para solucionar problemas con la tecnología, o solo como canal de expresión. La plataforma que sustenta App Inventor permite compartir fácilmente esas ideas (publicar las apps con su código), lo cual es positivo para crear también una comunidad. La clave de su popularidad es su facilidad de uso, ya que evita la posible frustración inicial que se tiene al aprender un complejo lenguaje de programación. Las instrucciones son como fichas de un puzzle, que encajan para definir el comportamiento de tu aplicación.
¿Qué ligazón tiene usted con el MIT?
Hasta ahora, es una participación totalmente altruista. Es una gran satisfacción personal que cuenten conmigo en el desarrollo de algo que puede ser útil para millones de personas. Y estar en contacto continuo, formando equipo por vía digital, con investigadores tan destacados en el sector informático. Tengo el diploma de Master Trainer concedido por el MIT para formar a más profesores en este tema. Y quieren que yo canalice la extensión hacia todo el mundo de habla hispana. Hace dos días, hemos creado un foro digital para profesores, y soy el administrador del foro en español. Además, con el equipo coordinador de App Inventor en el MIT chateamos a través de Slack, compartimos grupo en Facebook, las convocatorias en Meetup,...
¿Cómo se sintió en el MIT, en ese ambiente de excelencia científica, en comparación con lo que vive en Sevilla en las aulas de Secundaria, Bachillerato o Ciclos Formativos?
Para un ingeniero informático como yo, fue como un sueño. Estuve este año, en la semana de Semana Santa, para completar el curso de formador de formadores en App Inventor. Lanzaron la convocatoria internacional en otoño del 2015, pidiendo unos requisitos para demostrar el dominio de la herramienta. En lugar de eso, les envié directamente todo lo que yo había creado como educador. Y les encantó. Eligieron a 28 formadores, de los que 18 son de Estados Unidos. Los 10 restantes son uno de Francia, uno de Holanda, uno de Australia, uno de China,... y yo el único de un país de habla hispana. Cuando llegué, me emocionó que grandes expertos como Karen Lang, Josh Sheldon y David Wolber habían visto mis trabajos, me conocían, y me felicitaron nada más verme. No solo me trataban de igual a igual, sino que están interesados por lo que haces, por lo que propones. Me di cuenta de que puedes crear algo desde Sevilla, subirlo a internet con el fin de que sea útil a personas que no conoces, y sin tener conciencia de hasta qué punto puede ser compartido y valorado en el mundo.
¿En qué se benefician sus alumnos de Sevilla?
Tienen acceso gratuito a todo el material que ofrezco para la asignatura. Y, quienes además desean hacer el curso on line, reciben de mí un código para que se registren gratis. Jamás hago negocio con los alumnos del instituto.
¿Está en contacto con otros docentes de institutos de Sevilla que están impulsando también iniciativas innovadoras para popularizar el aprendizaje de la programación informática?
Es fantástico lo que están haciendo los profesores de la Asociación Programamos, como José Ignacio Huertas. Y es impresionante el trabajo de José Pujol desde el colectivo Kiwibot. Ese es el tipo de personas que para mí son ejemplo de sevillanía: esfuerzo y talento para tirar de esta ciudad hacia adelante. Lo dan todo por sus alumnos.
¿Y desde la Administración se ha planteado alguien aprovechar lo que estos profesores, o usted, están logrando crear, con el fin de extenderlo por el sistema educativo para mejorar la formación de los escolares?
Sería deseable, pero no ha ocurrido aún. Y hay muchos profesores que, por su vocación, y sin que se lo ofrezca la Administración, se están sumando y se están formando, porque quieren educar lo mejor posible a sus alumnos para que tengan más opciones de prosperar y de tener empleo. Hay varios profesores de Sevilla apuntados a mi curso, lo hacen fuera de su horario de trabajo.
¿Acaso no se entiende que los avances educativos pueden y deben salir desde las aulas, de abajo arriba, en lugar de idearse desde los ámbitos políticos, de arriba abajo?
Estoy totalmente de acuerdo. Hay que contar más con la comunidad educativa, con las experiencias que realizamos. Y utilizarlas como una oportunidad para modernizar nuestra sociedad. En nuestra tierra hay mucha gente con talento.
¿Está implicado en Sevilla en alguna otra actividad de innovación social?
Soy el co-organizador de Owasp Sevilla, como capítulo local de esta organización internacional sin ánimo de lucro que fomenta el desarrollo de software seguro. Y también formo parte de una asociación de ‘mentes inquietas’, la hemos denominado Inversal. Personas cuyas inquietudes van mucho más allá del folclore. Estamos con el desarrollo de las aplicaciones para móviles, con la impresión 3D, la robótica,... Todos compartiendo conocimientos y experiencias, quién sabe si lograremos poner en pie algo grande. Quiero que Sevilla sea conocida e identificada también por estas actividades, y no solo por lo de siempre.
Dos claves para mejorar el nivel de los escolares, tanto en las aulas como en los hogares.
La primera: Dignificación de la labor docente, eso es fundamental. Por ejemplo, hay muchos docentes autodidactas, que dedican de su tiempo personal muchas horas para aprender nuevas tecnologías que puedan enseñar a sus alumnos. Concienciados y altruistas, van por delante de la Administración, y ésta ni lo reconoce ni lo valora. La segunda: Para que los adolescentes utilicen en casa la tecnología como un medio de aprendizaje y desarrollar sus capacidades, no con el mero fin de entretenerse, es importante que en ello se impliquen sus padres. Y, con la difícil conciliación de la vida laboral y familiar que padecemos, en muchos hogares es bastante complicado que los padres tengan tiempo para fomentar en sus hijos el uso de estas herramientas tan sencillas, y para ayudarles.
Como ciudadano, ¿qué propone para mejorar Sevilla?
Fomentar la innovación. No con palabras, sino con inversión en investigación. Hay muchos emprendedores con talento que pueden contribuir a cambiar el modelo económico, y ser más un país creador de tecnología que solo un país de servicios.