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Una de las muchas representaciones del escudo de Sevilla a lo largo del tiempo. / El Correo
El viernes pasado, día 26 de mayo, el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) publicó la esperada resolución de la concejal de Relaciones Institucionales del Ayuntamiento de Sevilla, Carmen Castreño, por la que se iniciaba un nuevo periodo de información pública, de 20 días de duración, de la aprobación inicial del escudo de la ciudad.
Como se ha visto en este reportaje, la cosa venía de largo. Pero recientemente, como se recordará, este asunto importante pero de aparente nivel bajo en términos políticos levantó una buena polvareda cuando en marzo pasado el portavoz municipal de IU-CA, Daniel González Rojas, reclamaba al equipo del alcalde Juan Espadas que ampliase el proceso de participación para que no se quedase en un simple trámite. Este concejal comentó entonces que «lo importante es que haya un debate ciudadano en condiciones», y aprovechó para decir que a su grupo no le hacía ni pizca de gracia la propuesta aportada por los socialistas, donde figura el rey San Fernando, sentado en un trono dorado y flanqueado por San Isidoro y San Leandro, timbrándose el conjunto con una corona y completándose con el monograma NO8DO y la leyenda de Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Invicta y Mariana. «Nos parece que ese escudo tiene un tinte claramente reaccionario», decía González Rojas, avisando de que esta combinación de símbolos no corresponde a «una democracia del siglo XXI», sobre todo –argumentaba el político comunista– porque en Sevilla, a lo largo de su historia, han pasado muchas más culturas y religiones que la católica.
Los cinco títulos que ostenta el escudo de Sevilla también hablan de su historia El de Muy Noble fue el primero de todos y lo concedió Fernando III en 1250. Dos siglos después llegó el siguiente, Muy Leal, por real cédula de Juan II en 1444 por la defensa ejemplar de Sevilla ante el ataque del infante Enrique de Navarra.
Hubo que esperar hasta hace justamente doscientos años, 1817, para que Fernando VII otorgara a la ciudad el nombramiento de Muy Heroica por su participación en la victoria de la celebérrima batalla de Bailén. Poco después, en 1843, Isabel II emitía una real carta concediendo el de Invicta por haber resistido al asedio y bombardeo de las tropas del general Van Halen a las órdenes del regente Espartero. Lo curioso de este caso es que el Ayuntamiento rechazó este título en 1854 con la reposición de Espartero en su cargo, y no lo recuperó hasta finales del XIX. El último llegó el 6 de diciembre de 1946, Mariana, por decreto de Franco, y coincidiendo con la proclamación canónica de la Virgen de los Reyes como patrona de la Archidiócesis de Sevilla y por la dedicación de la ciudad a la Virgen.