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Dos trenes de la línea 1 del Metro de Sevilla. / Manuel Gómez
Siete años después de la redacción del proyecto constructivo de la línea 3 del Metro de Sevilla, por fin está en la mesa de las tres administraciones competentes (Gobierno central, Junta y Ayuntamiento). Un paso importante para que sea realidad pero insuficiente para algunos colectivos que reclaman la mejora de las infraestructuras de Sevilla. Ayer mismo, la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES) pidió fijar «las fechas de inicio y terminación» de la nueva línea porque en esta ciudad los proyectos –y la pelea política– se eternizan.
Y el camino por recorrer es largo. Para empezar, las tres administraciones tienen que cerrar un acuerdo para financiar los 718 millones que cuesta el tramo desde Pino Montano al Prado de San Sebastián. Después, tienen que aparecer las primeras partidas en los presupuestos (en el caso del estatal, el de 2018 sigue bloqueado) y aún no hay financiación europea ni ninguna fórmula de colaboración público-privada cerrada.
Al tiempo, deben concretar los aspectos técnicos (la normativa de túneles ha cambiado) y actualizar un proyecto que, en 2011, estimada un plazo de ejecución de obra de tres años y nueve meses. Un plazo al que podría sumarse el que se requiera para resolver los posibles problemas técnicos que presente la obra. Un ejemplo: los restos arqueológicos de la Ronda histórica. Aunque las catas realizadas en 2010 descartaron restos romanos importantes, las empresas que se hagan cargo de la obra tendrán que corroborarlo en los análisis del terreno previos a los trabajos.
Como también tendrán que volver a analizar el método constructivo de la línea 3, con dos puntos de más profundidad: el parking del hospital Virgen Macarena y la propia estructura del Metro en el Prado. El resto discurre a poca profundidad, por lo que ni siquiera podría utilizarse una tuneladora.
Con todo, si las administraciones se dan prisa y si la Unión Europea contribuye económicamente, la obra podría ser una realidad a partir de 2023 en el mejor de los casos. En el optimista supuesto de que los trabajos empezasen en 2019.
No obstante, las administraciones no han concretado aún qué calendario barajan. Por eso la patronal de los empresarios sevillanos consideró ayer que en la reunión celebrada entre el ministro de Fomento, Íñigo de La Serna; el consejero de Fomento, Felipe López, y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, para la continuación del proyecto las tres administraciones han dado «un paso muy importante», pero que «debería verse reflejado en los presupuestos de las tres administraciones y con el compromiso de construcción de los túneles de la autovía SE-40», porque se trata de «dos de las grandes obras de infraestructura básicas necesarias en la ciudad y claves para la movilidad urbana y metropolitana».
Para la CES es «fundamental» que la mesa técnica acordada entre las tres partes fije cuanto antes «las fechas de inicio y terminación» del proyecto porque «el olvido presupuestario sufrido por Sevilla en estos últimos años por parte de la administraciones central y autonómica contrasta con una nueva actitud y la reactivación del proyecto del metro».
Además, la patronal pide que se estudie la progresiva obra del resto de la red del Metro, un proyecto que requeriría más de 3.700 millones de euros.
Más reacciones
El alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, volvió a valorar ayer la reunión celebrada el miércoles entre el ministro de Fomento, el consejero y él mismo y dijo que quedaron sentadas las «bases» para que «desde el punto de vista técnico y por parte de las tres administraciones, se defina el proyecto, el cronograma, los plazos y la mejor fórmula de financiación».
A las reacciones se sumó ayer UGT Sevilla, que mostró su satisfacción por el anuncio de acuerdo para estudiar la puesta en marcha de la línea 3 y recordó que es una de las históricas reivindicaciones del sindicato porque serán 151.581 los beneficiarios, en su gran mayoría trabajadores de barrios como Pino Montano.