Son y están

«Los hombres necesitan leer también libros escritos por mujeres y conocernos mejor»

María Hesse. Ilustradora y autora de libros. Sus biografías ilustradas sobre Frida Kahlo y sobre David Bowie, traducidas y distribuidas en países de 12 idiomas distintos, como el chino, el ruso, el inglés o el alemán, han extendido el sentido y la sensibilidad de su genuino imaginario artístico para dibujar los gozos y las sombras de la vida.

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
30 dic 2018 / 06:02 h - Actualizado: 29 dic 2018 / 14:07 h.
"Son y están"
  • «Los hombres necesitan leer también libros escritos por mujeres y conocernos mejor»

A sus 36 años, es mucho más que una ilustradora de lo que otras personas escriben o idean. María Hesse crea libros, murales, carteles,... Su iconografía da valor añadido a agendas, camisetas, carcasas de teléfonos móviles... Las biografías que ha publicado sobre la pintora mexicana Frida Kahlo y sobre el cantante británico David Bowie, dos personajes de la cultura que fascinan en todo el mundo por su talento, por su estética y por su liberalidad, han catapultado el estilo de María Hesse, con el que están empatizando muchísimas personas. También cuando reinterpreta obras como 'Orgullo y prejuicio' de Jane Austen y 'Mujercitas' de Louise May Alcott. Y cuando da cuerpo de trazo, color y emoción a 'El futuro es femenino, cuentos para que juntas cambiemos el mundo'.

A María Hesse la convoca tanto Casa de América para que dibuje un mural en su sede central en Madrid evocando el imaginario del escritor Eduardo Galeano, como el Mulafest en Barcelona para que haga lo propio en un ambiente musical. Participa en España en numerosas actividades en galerías de arte y librerías. Como Caótica, en Sevilla, donde conversamos con ella para esta entrevista, antes de que muchos lectores le pidieran que decorara y personalizara el papel de sus respectivos libros para regalo navideño. Se ha mudado a Madrid y se sigue sintiendo sevillana. Mucho más cosmopolita que chovinista. “Hago muchas cosas porque tengo la necesidad de crear y crear. Y contar mis propias historias. Lo que más me gusta es crear libros”.

¿Cuál es la geografía de su infancia?

Nací en Huelva capital. Luego en mi familia nos trasladamos a El Puerto de Santa María. Y con siete años vinimos a Sevilla, empezamos residiendo en La Motilla y después en el núcleo urbano de Dos Hermanas. Estudié en el colegio público de La Motilla y en el Instituto Virgen de Valme. Después de hacer la carrera de Magisterio en Educación Especial, ya me independicé y empecé a vivir en el centro de Sevilla.

¿Su vocación es enseñar o dibujar?

Desde pequeña dibujaba mucho y a algunos les ponía texto, creaba mis propios cuentos. Mi madre guarda todos mis dibujos infantiles. Tanto en el instituto como en la universidad mis apuntes siempre estaban pintarraqueados. Yo quería hacer la carrera de Bellas Artes pero no pude. Y otra que me gustaba era Educación. La hice, pero no era mi pasión. Después de estar metida, y estar opositando, me di cuenta que necesitaba intentar hacer de la ilustración mi profesión. Dejé las oposiciones a un lado y estudié el Ciclo de Grado Superior de Ilustración.

¿Por qué la ilustración?

Cuando estaba en la universidad, me aficioné a los comics y me dije: “Quiero ser dibujante de comic”. Me gustaba más dibujar en un papel que en un lienzo. El género de la ilustración lo descubrí con Rébecca Dautremer, cuando se publicó su libro 'Princesas olvidadas o desconocidas'. Y vi que había olvidado algo que yo conocía: los álbumes ilustrados. En mi casa tenía un montón, todavía los conservo. Empecé a documentarme y a entender qué era el campo artístico de la ilustración. De pequeña leía los libros de El Barco de Vapor, también ilustrados, pero a mí nadie me dijo que eso era ilustración.

Si le dan a elegir, ¿cuáles son las historias que quiere contar?

Eso depende del momento. Ahora estoy más involucrada con el feminismo y me apetece hablar de temas que considero que son importantes para la mujer y para el hombre. También los hombres nos tienen que conocer más y mejor a nosotras.

¿Cómo es la María Hesse que participa en la agenda cultural, a través de talleres, presentaciones, coloquios,...?

Yo era muy tímida de niña y adolescente, y en esas actividades he logrado romper la timidez y tener contacto directo con la gente que sigue mi trabajo. Me gustan mucho. Aunque de vez en cuando me pongo colorada, quedan todavía resquicios de esa persona tímida.

¿Se siente más observada al tener cierto grado de popularidad?

Intento que mi trabajo no se vea afectado. No tengo esa conciencia de popularidad, no lo pienso en mi día a día. Si me afectara, yo dejaría de disfrutar y perdería autenticidad. Lo único que me afecta ahora mismo es que tengo un volumen de trabajo muy grande y me gustaría parar más para dedicar tiempo a experimentar cosas nuevas, es lo que sí me apetece. Voy experimentando, pero a un ritmo mucho más lento del que a mí me gustaría.

A quien no ha visto aún sus dibujos y le pregunta, ¿cómo le explica su estilo?

Prefiero que cada cual dé su visión y lo valore. He ido evolucionando. Si ve el dibujo de Frida y después el de Bowie, hay un cambio. Y si ve la ‘serie del dolor’ que estoy haciendo, creo que también va cambiando. Le parezca o no sangriento. Llega un momento en el que no te planteas siquiera esos cambios, sino que van surgiendo del propio trabajo y de la necesidad. El poder que tiene cualquier género artístico es exponer lo que no está a simple vista. También las emociones.

¿Halla inspiración en artistas especialmente polifacéticos, de los que escriben, cantan, componen, pintan,...?

¡Ojalá pudiera yo! Por ejemplo, como Patti Smith, que canta, que escribe libros, y habla de esa manera... para mí es maravillosa. Estoy intentando aprender a escribir porque me empujaron a hacer libros, y a mí me encanta leer y me daba mucho respeto escribir libros.

¿Quién la empujó a dar ese paso?

Fue la Editorial Lumen. Con ellos me reuní, mostré mi portfolio y tenía un dibujo de Frida Kahlo. Y planteé hacer un libro sobre ella, en mí latía el “¿Qué les ofrezco yo para que cuenten conmigo?”. Y les pareció bien. Pero en ese ‘les pareció bien’ iba incluido que el libro lo iba a escribir yo. Asumí el riesgo.

No le ha ido nada mal.

Y ellos han seguido impulsándome. El de Bowie no me sentí capaz de escribirlo y lo escribió Fran Ruiz, amigo mío y muy fan de Bowie. Ahora estoy haciendo uno que no es una biografía sino un proyecto muy personal, y lo escribo yo, con todos mis miedos, pero lo tengo que hacer yo, no lo puede escribir otra persona. Se publicará en septiembre de 2019.

¿En qué países se están distribuyendo sus libros?

Los de Frida y Bowie ya están traducidos a otros doce idiomas. Además de su distribución en español por Latinoamérica, están en Corea del Sur, Polonia, Serbia, Alemania, Francia, Italia, Rusia, Estados Unidos, China... ¡Es muy fuerte! Creo que no termino de procesar la envergadura de esto. Dentro de unos años, cuando vuelva a mirar esos libros en coreano, en chino, en ruso, diré ¡Ostras, esto ocurrió!

Le estarán llegando mensajes de muchas personas que la descubren y empatizan con sus obras.

Hay mensajes emotivos y preciosos. Yo no soy tan valiente para enviar mensajes así a personas a las que admiro. Intento continuar con mi vida de una forma normal, para que parezca que eso le pasa a María Hesse, pero que a María, la que está en casa, en pijama, trabajando, es otra persona y tiene una vida paralela que separa esos dos mundos.

¿La inspiración le llega trabajando en pijama?

Trabajo en casa, y muchas veces trabajo en pijama. Y no me cambio hasta que tengo que salir al supermercado a comprar algo. La inspiración siempre me pilla trabajando.

¿Y no le inspira la vida cotidiana, incluso en la cola del supermercado?

Por supuesto. Cuando estás empezando, te inspiras más en ilustradores o pintores. Luego, se amplía con audiovisuales, con las lecturas. Todo eso queda en tu cabeza, y llega un punto en el que donde más inspiración coges es en la vida cotidiana, de tus propias experiencias y de situaciones que vas observando en los demás.

¿Sus ilustraciones sobre el dolor animan a la catarsis?

Hablan del dolor y de romper con el mito del amor romántico. Tuve la necesidad de hacerla por momentos dolorosos que te suceden en la vida. Estoy un poco cansada de que en la sociedad actual no podemos dejar que nos duelan las cosas. Estamos sobresaturados de libros de autoayuda, de frases 'bonitistas' y felices. Todos debemos intentar ser felices. Pero hay veces que el dolor nos ayuda a crecer como persona y a valorar luego los momentos positivos. Es como un golpe en la mesa y decir: “Sí, a veces me duelen las cosas y no pasa nada”.

La historia de la cultura atesora muchas obras maestras cuya belleza emana de sublimar el dolor, la pena, la tristeza, la melancolía...

El dolor es universal. Cuando vemos una obra de arte que habla del dolor, es inevitable que nos sintamos identificados, y de alguna manera es sanador, es como no sentirte sola en esa sensación, que es más corriente en nuestra vida de lo que nos gustaría. Aunque nos quieran vender una falsa felicidad.

¿El mito del amor romántico es malo para la salud del amor?

Hace daño a la mujer y al hombre. Está muy contaminado por películas y libros en los que la mujer se entrega al amor y se abandona. Hay que romper con eso. Afecta a los hombres porque les induce a no expresar sus sentimientos, a no poder llorar, y a tener siempre que tomar la iniciativa en el cortejo. Más perjudica a las mujeres, porque nuestra sociedad es heteropatriarcal. Y las mujeres son quienes aguantan las bofetadas, quienes dejan los trabajos para criar a los hijos, o renunciar a seguir creciendo profesionalmente,... Lo que todos sabemos, o empezamos a saber, porque habíamos normalizado cosas que no deben ser normales.

El mundo está más condicionado por los hombres, mientras que en el ámbito del libro son las mujeres quienes compran más y leen más. ¿Las lecturas son el archipiélago de la autonomía femenina?

Las mujeres compran más libros, pero siguen publicándose más escritos por hombres que por mujeres. ¡Es fuerte! No tenemos que quitar a los hombres, sino dar también voz a las mujeres para que cuenten con su propia perspectiva, y no solo con la masculina, que es la universalizada. Las mujeres estamos cogiendo esos libros con muchas ganas. Queda por resolver otro problema: las mujeres compran y leen libros escritos por mujeres y por hombres. En cambio, los hombres no suelen leer los creados por mujeres, porque los catalogan como libros femeninos, como libros para mujeres. Hay que romper con eso. Necesitan leernos y conocernos mejor.

¿A las mujeres de su generación también les resulta muy difícil atreverse a vivir de su creatividad?

Yo vivo en una pequeña burbuja en la que me relaciono con gente muy atrevida y muy valiente que lucha por hacerse un hueco, pero es muy difícil. Vivir de los libros es muy difícil. Es un acto heroico. Quien lo intenta, le echa muchos ovarios. Se publican muchísimos libros, más de los que se pueden consumir. Es muy complicado venderlos, y el porcentaje que te llevas es muy pequeño.

¿Su pasión por hacer lo que le gusta puede inspirar a otras personas a atreverse a intentarlo, sea cual sea su vocación?

No me atrevería a servir de ejemplo para inspirar a luchar por su sueño. Me gusta que, si me ven o leen en una entrevista, y les motiva, sepan que para mí no fue fácil. Ni lo he logrado de la noche a la mañana, ni sin esfuerzo. Yo estaba independizada, tenía una carrera, estudiaba unas oposiciones y encauzada a ser funcionaria. Me di cuenta de que no era ilustradora porque no lo había intentado. Y tenía que intentarlo. En aquel momento, mi familia no lo entendió y la gente se llevaba las manos a la cabeza.

¿Qué libro recomienda leer de Hermann Hesse, el escritor del que usa su apellido para su nombre artístico?

Pues 'Demian', el libro que me marcó tanto que me puse Hesse. Yo estaba estudiando en la universidad, era un momento de cambio y es un libro que habla sobre el cambio en la evolución personal. Ahora hay otros autores que me mueven más por dentro que Hermann Hesse.

¿Cuáles son?

Tengo una amplia variedad. Estoy leyendo mucho a Simone de Beauvoir. Y a autoras jóvenes como Lara Moreno, que también es andaluza. Y Carmen de la Cueva, que tiene libros preciosos y reivindicativos. Y Paula Bonet. Y muchos más. No solo mujeres.

¿Cómo enjuicia la evolución de la sociedad sevillana?

Estuve viviendo varios años en Málaga, y cuando volví a Sevilla me encontré con una gran renovación, con iniciativas en arte contemporáneo como Delimbo y La Galería Roja, los conciertos Nocturama de pop y rock, el Festival de Cine Europeo,... Y se ve cómo puede convivir lo tradicional con lo actual. Surgió la revista Maasai Magazine para visibilizar ese espíritu renovador. Yo pensaba que todo iba a cambiar rápido, pero veo que ese proceso es muy difícil. Son unos pocos quienes están luchando mucho para mantener vivas esas iniciativas.