Hay médicos, abogados, ingenieros, fisioterapeutas, parados... Rondan los 40 años de edad y a todos les une un mismo objetivo: «intentar mejorar la sociedad» a través de acciones altruistas y solidarias dirigidas principalmente a los colectivos más desfavorecidos del entorno más próximo. Son los Martín Luther King del siglo XXI. Ellos, como aquel defensor de los derechos civiles en la América de los años 60, también aplican la fórmula: I have a dream (Tengo un sueño). Su sueño es «impactar en la sociedad» y «despertar la conciencia social de todos».
En su mayoría son de Sevilla y Andalucía, aunque también hay miembros de Madrid, Barcelona, Valencia y Extremadura. Coincidieron hace unos meses en un curso de coaching de emociones, donde han aprendido a «controlar los sentimientos» ante situaciones afectivas adversas derivadas de situaciones concretas, como la enfermedad de un familiar. Ahora quieren compartir con la sociedad todo lo aprendido, pues están convencidos de que todo puede mejorar «si cada uno pone de su parte».
El proyecto denominado Yo pongo el corazón ofrece apoyo de acciones solidarias para «llevar pinceladas de alegría, esperanza, compañía, atención y amor, despertando la conciencia social por las necesidades presentes en el día a día de las personas en situaciones de vulnerabilidad», expone Paco Lorenzana, uno de los promotores de este equipo formado actualmente por 32 personas.
El mejor ejemplo de lo que son y lo que pretenden es la experiencia de hace unos meses, cuando «en dos horas» lograron movilizar, vía teléfono y whatsapp, a familiares y amigos. Reunieron «hasta 7.000 euros que se transformaron en 7.000 kilos de alimentos no perecederos», que semanas después depositaron en el Banco de Alimentos en el Polígono Store de Sevilla. «Fue muy eufórico y nos motivó mucho para continuar trabajando», revela emocionado Lorenzana.
En esta línea de concienciación de los problemas actuales desarrollarán además acciones periódicas. Será el caso de las visitas a los niños hospitalizados, sobre todo los enfermos de cáncer, «para llevarles alegría y apoyo moral a los familiares». Para ello desplegarán una batería de actividades, como disfraces de payasos, globoflexia, malabares, pinturas de cara o cuentacuentos. Para los próximos meses tienen previsto organizar «una comida especial» para niños del centro de acogida de Pino Montano en colaboración con la asociación de cocineros El Borriquete de Conil de la Frontera.
Otro de los sectores beneficiarios de este equipo de voluntarios son las personas mayores que se encuentran en los asilos. «Les ofrecemos una o dos horas de charla y compañía, pero sobre todo de escucha y atención, que tanto necesitan y que no siempre tienen», detalla Lorenzana. De igual manera, tienen la mano para colaborar con los centros de acogida para que «las personas que más lo necesiten puedan comer en albergues sociales». También toman el relevo del legado malagueño Pablo Ráez «en su lucha por hacer un mundo más solidario» promoviendo las donaciones de sangre y de médula ósea «para dar vida siempre fuerte y #siempre fuerte y #retounmillon», como figura en su cuenta oficial de Facebook.
El trabajo también continúa con la recaudación de fondos para apoyar el trabajo que hace la ONG Crecer con futuro, una entidad sin ánimo de lucro comprometida con los niños que viven en situación de abandono, pobreza o riesgo de exclusión social para que puedan acceder a sus derechos y condiciones de igualdad y tengan así una oportunidad de mejorar sus condiciones de vida.
Por este motivo, quienes están más lejos –los miembros de Madrid o Barcelona– se encargan generalmente de confeccionar corazones de fieltros o gorros de cirujanos a médicos, enfermeros y auxiliares, que se ponen luego a la venta. También distribuirán huchas en la calle, «pidiendo la voluntad y vendiendo figuras de fieltro». El objetivo, explican, es «recaudar 30.000 euros antes del 19 de mayo» para hacer entrega de esta aportación económica a Crecer con futuro. Porque, insisten convencidos, «es básico que un niño sienta el amor de una familia y también tenga una segunda oportunidad; son los pilares para construir un mundo libre y más justo para todos».