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Miembros de la Asociación de Jubilados de la Policía Nacional en un acto celebrado. / El Correo -
La presentación de la asociación en Sevilla con la presencia de los altos cargos de la Policía Nacional. / El Correo
Reclaman ser escuchados. No ser meras marionetas que cuando entregan la placa «si te he visto no me acuerdo». Ellos, que vistieron los tres uniformes del cuerpo –gris, marrón y azul–. Que estuvieron presentes en la transición de España. Que lucharon por los derechos y la libertad, por la democracia de España en un camino que no fue fácil y en el que perdieron a unos 800 compañeros asesinados por la banda terrorista ETA. Ellos, los integrantes de la Asociación de Jubilados de Policía Nacional de España reclaman no ser desplazados ni discriminados una vez estregada su placa y se ofrecen para ayudar con su experiencia. En definitiva, no ser «olvidados».
Esta organización solicita al Gobierno de España que revoque algunas de las medidas que afectan a los policías jubilados que les hacen sentirse «discriminados» y las que no les parecen justas. Con aproximadamente 8.000 afiliados entre jubilados y segunda actividad –unos 500 en Sevilla–, esta asociación independiente y sin ánimo de lucro reclama a través de José Castro Díaz, delegado autonómico en Andalucía, y Manuel Guerrero Cabello, delegado Provincial de Sevilla, una serie de medidas para mejorar la situación de los jubilados de la Policía Nacional de España.
En primer lugar, según dicta el comunicado de la Asociación de Jubilados de la Policía Nacional de España, solicitan al Ministerio de Administraciones Públicas «anular o reducir el gasto en un 30 por ciento de los medicamentos de Muface –Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado–. En este contexto Castro se aclara que hay compañeros que han tenido que renunciar a medicación porque «no se lo pueden permitir» y a viudas en peligro de exclusión social por amenazas de desahucio.
Además de «anular o reducir el I.R.P.F. a los jubilados o mejorar las rentas que se le quedan a las viudas» de los agentes fallecidos. No les parece justo, aclara Díaz, que la mujer de un Policía sólo perciba el 50 por ciento –aproximadamente– de la pensión de su difunto. Por eso reclaman una mejora económica para las viudas y pensionistas.
Son las principales reformas que la asociación solicita modificar o en algunos casos derogar, pero no son las únicas. También quieren «mejoras sociales en los transportes públicos» como pasa con otros ciudadanos jubilados que cuentan con tarjetas gratuitas o descuentos. Reclaman lo mismo con la obtención del DNI y el pasaporte, que les salga gratis o tengan preferencias al igual que en otros puestos de trabajo los empleados se benefician de mejores precios que les ofrecen las empresas.
Recuerdan, a su vez, que con la crisis tuvieron que bajarse los sueldos hasta en un cinco por ciento y que hace poco que lo han subido un 0,25 por ciento para los jubilados y un uno por ciento para los policías activos. Algo que no comprende esta asociación, pues creen oportuno que los sueldos vuelvan a su estado original.
La agrupación exige asimismo una placa habilitada y que los jubilados puedan usar el uniforme de gala en determinados actos sociales. «Queremos exhibir nuestro escudo con orgullo porque muchos de nosotros hemos pasado por el uniforme gris, el marrón y el azul, y luchado por las libertades, y consideramos que España tiene una gran deuda con todos», explica Castro, quien lamenta que los policías nacionales jubilados sean tratados como «desecho» cuando tienen que gestionar trámites en las comisarías a las que ellos mismos pertenecieron. Por último y no menos importante, reclaman que se cumpla la Ley Orgánica 9/2015, nueva Ley de Personal que ya está en vigor pero que aún no se está desarrollando. Esta ley obliga a devolver las placas insignia a los policías. Una acción para valorar su trabajo en toda una vida dedicada al Cuerpo Nacional de Policía.
No perdieron la ocasión de manifestar que están buscando sede en Sevilla y que algún alto mando de la Policía Nacional ya les ha manifestado la intención de darles un espacio en la Jefatura de Policía ubicada en Blas Infante, donde han pasado gran parte de su vida. Pero no sólo eso pues recordaron al Gobierno su experiencia y les tendieron la mano por si algún día precisan de su asesoramiento.