Acompañan gran parte de nuestra vida de urbanitas, pero pocas veces se nos ocurre levantar la mirada del asfalto hacia el cielo, las arboledas o los tejados, donde estos sevillanos alados comparten una ciudad amable para las aves. Considerada por los expertos como la ciudad con mayor diversidad de aves de toda Europa, Sevilla ofrece un panorama de aves muy sencillas de observar. Aunque el turismo ornitológico se está convirtiendo en una tendencia en pleno crecimiento, es un segmento turístico que se está explotando y desarrollando en zonas naturales, alejadas de las ciudades. Sin embargo ya hay educadores ambientales que invitan a los curiosos y aficionados a hacer rutas en los que ver aves sin tener para ello que salir de la capital.
Una de estas especies urbanitas más comunes en Sevilla es el mirlo común (Turdus merula). Se lleva prácticamente todo el día en el suelo y ahí es donde podemos verlo en los parques y jardines de toda Sevilla. Aunque antaño fue un ave migradora en Sevilla han encontrado una morada permanente.
Evidentemente los lugares más idóneos para ver aves son los parques, donde es posible encontrar en muchas ocasiones grandes dormideros a os que llegan a instalarse centenares de aves, pero las zonas verdes no son el único espacio en el que observar las aves de ciudad. En la Isla de la Cartuja hay uno de los grandes dormideros de lavanderas blancas de la ciudad, ya que hábitat más habitual de la Lavandera blanca (Motacilla alba) y de la Lavandera boyera (Motacilla flava) es cercano a los ríos, y el Guadalquivir ejerce como un gran atrayente de aves.
También lejos de las zonas verdes se encuentra el ave que puede ser considerado el que mejor se ha adaptado a vivir con el hombre: el Cernícalo Primilla (Falco naumanni), catalogado como especie amenazada y que se ha readaptado desde su hábitat originario en escarpes para colocar sus nidos en los huecos más inaccesibles de iglesias y palacios. De hecho, el aumento de la población de cernícalos primilla registrado en Sevilla capital ha sido superior al 30% y son relativamente fáciles de observar en las numerosas iglesias diseminadas por Sevilla, al tener sus nidos en los mechinales, encontrándose las poblaciones más numerosas en la Catedral de Sevilla y en la Iglesia del Salvador, donde según el último censo, residen 55 parejas de cernícalos primilla.
Mirlo común (Turdus merula). El microclima de Sevilla hace que haya ejemplares en todas la ciudad y en todos los parques y jardines.
Estornino negro (Sturnus unicolor). Se pueden ver dormideros en diversos sitios, sobre todo en el Parque del Alamillo y el Parque de María Luisa. Pueden emitar el sonido de otras aves, lo que les sirve para protegerse de depredadores.
Petirrojo europeo (Erithacus rubecula). Se pueden ver y oír en casi todas las zonas sombrías de los parques de Sevilla. Hacen los nidos muy rápidamente. El registro más rápido en construir el nido lo tiene una pareja que, según cuentan, lo hizo en el bolsillo de una chaqueta que un jardinero colgó de la percha a las 9,15 de la mañana y recogió a la 1 de la tarde.
Herrerillo común (Cyanistes caeruleus). Prefieren las zonas mas abiertas de los parques, la mejor manera de localizarlo es por su canto. Parte de su dieta consiste en parásitos de los árboles por lo que son un ‘insecticida’ ecológico muy eficiente y, sobre todo, limpio.
Verdecillo (Serinus serinus). Prefieren las zonas mas abiertas de los parques, la mejor manera de localizarlo es por su canto, que es un sonido estridente inconfundible.
Mosquitero común (Phylloscopus collybita). Se puede observar en árboles de mediana altura, aunque es siempre muy esquivo, lo que unido a su pequeño tamaño hace que sea prácticamente imposible de observar si no se está muy atento. Como su propio nombre indica, se alimenta de pequeños insectos como el mosquito.
Lavandera blanca (Motacilla alba) y Lavandera boyera (Motacilla flava) Se pueden observar cerca de fuentes y del río. El origen de todas las especies de lavanderas tuvo en Mongolia-Siberia, desde donde se extendieron a por toda Euroasia y luego África. )
Jilgueros (Carduelis carduelis). En la imaginería cristiana representa la Pasión de Cristo, ya que la tradición afirma que un jilguero arranco las espinas de la frente del crucificado para mancharse la suya, de ahí la mancha que tiene.
Vencejo común (Apus apus). Cuando llegan se convierten en los mas abundantes del cielo sevillano junto a los aviones y las golondrinas. El vencejo es el ave más resistente que existe, capaz de dormir mientras vuela y recorrer así miles de kilómetros pese a su diminuto tamaño.
Y no podemos olvidarnos en este ránking de las currucas capirotada y cabecinegra, fáciles de avistar donde haya olivos o acebuches, ya que les encantan las aceitunas y las acebuchinas... Por eso un sitio para verla seguro es en los Jardines de la Buhaira.
Y para completar el avistamiento hay que acudir a los estanques sevillanos, donde se pueden ver patos colorados, rabudos, porrones comunes, patos reales... Los machos de los patos -como el pato real- se hibridan con otras especies de patos y sus crías son fértiles rompiendo con el concepto biológico de especie. Su cabeza cambia de color debido a la refracción que la luz visible hace en sus plumas de la cabeza. Puede ser verde o azul. Se pueden ver en estanques y de paso por el río Guadalquivir. También en los estanques se puede ver la gallineta o polla de agua.
Y para los nocturnos, por la noche también se pueden ver lechuzas, mochuelos y en la parte sur del río, autillos.