Los quirófanos de San Lázaro, el paradigma del rendimiento

El hospital realizó casi 9.000 intervenciones de Cirugía Mayor Ambulatoria en 2017. Su circuito y el trabajo en equipo permiten una actividad incesante

24 may 2018 / 19:02 h - Actualizado: 24 may 2018 / 20:26 h.
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  • Intervención de cirugía pediátrica en uno de los quirófanos del hospital de San Lázaro. / Fotos: El Correo
    Intervención de cirugía pediátrica en uno de los quirófanos del hospital de San Lázaro. / Fotos: El Correo
  • De izquierda a derecha, Ana Conde, Aurora Cruz, Celia Fernández, Beatriz Ponte y Concha Martínez, parte del equipo de trabajo del hospital de San Lázaro.
    De izquierda a derecha, Ana Conde, Aurora Cruz, Celia Fernández, Beatriz Ponte y Concha Martínez, parte del equipo de trabajo del hospital de San Lázaro.

Superando estigmas que le son asociados con frecuencia, el hospital de San Lázaro es un paradigma de buen funcionamiento y elevado rendimiento de sus quirófanos, donde se desarrolla una incesante y frenética actividad, en especial en lo concerniente a Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA). A lo largo de 2017 se realizaron cerca de 9.000 (8.858) intervenciones de corta duración –el paciente ingresa, es operado y se marcha a casa en el mismo día– frente a 649 que requirieron hospitalización.

La especialización de este centro sanitario en procedimientos de esta índole recibió un impulso en septiembre de 2010, cuando se inauguró el actual área quirúrgica con cuatro quirófanos, una sala de despertar y una sala de readaptación al medio. Sólo el pasado año se realizaron 5.152 intervenciones de CMA con anestesia general, en 1.101 sesiones quirúrgicas (con una media de 4,68 pacientes por sesión), y 3.706 con anestesia local.

A modo de ejemplo, ese volumen de intervenciones es la mitad del que realiza al año el hospital Virgen Macarena, que cuenta con cuatro veces más quirófanos, aunque las operaciones son de mayor complejidad y duración. Lo que es innegable es que San Lázaro alivia mucho trabajo: «Cuando empezó la unidad se hicieron circuitos de funcionamiento de CMA con una selección de los pacientes muy eficiente que nos permite tener un abordaje muy alto», explica Aurora Cruz, responsable de CMA del hospital. La otra clave es «el funcionamiento en equipo. No se pierde tiempo entre operación y operación».

Un hecho que corrobora Celia Fernández, subdirectora médica: «En un ranking de 49 hospitales andaluces donde se midió el tiempo de rotación entre pacientes, esto es, desde que un paciente termina hasta que empieza el siguiente, San Lázaro estaba en el puesto 6», apunta.

Esa fluidez se refleja en un alto número de intervenciones en una decena de especialidades. En los cuatro primeros meses de 2018 se han efectuado 1.883 operaciones de CMA, la mitad de ellas (922) de oftalmología, a la que siguen dermatología y venereología (419), cirugía general y digestiva (227) y cirugía ortopédica y traumatología (123) y, ya de forma más residual, otorrinolaringología (75), cirugía cardiovascular (43), plástica (28), pediátrica (26), urología y anestesiología y reanimación (10).

«Tienen muchos novios esos quirófanos, pero no los soltamos», bromea Beatriz Ponte, jefe de Oftalmología, la especialidad dominante, donde sobre todo se operan las cataratas. «Nosotros tenemos prácticamente todas las tardes dos quirófanos ocupados. Son el paciente ideal porque se hace casi todo con anestesia tópica, son pacientes que están muy estudiados», recalca Ponte.

Otro ejemplo son los trasplantes de córnea: «Durante muchos años se hacían en el Macarena y era la muerte a pellizcos. En San Lázaro hemos conseguido hacerlo en un periodo de tiempo muy breve, aprovechando el mediodía. Funciona de maravilla y se van a su casa al día siguiente e incluso algunos en el mismo día». En el afán del hospital por pulir detalles, la doctora Ponte señala que «uno de los proyectos que tenemos es poner una consulta allí por la tarde para la revisión post-operatoria».

Traumatología es otra especialidad con un actividad creciente. De hecho, en los cuatro primeros meses de 2018 se han hecho 123 intervenciones de CMA frente a apenas 44 en el mismo periodo del año anterior, según apunta Concha Martínez, subdirectora de Enfermería.

Aurora Cruz añade que se está apostando asimismo por la cirugía infantil: «En San Lázaro nunca se había hecho, pero la introdujimos en 2011 ó 2012 y ahora se hace mucha, sobre todo de oído, amígdalas... Tenemos dos habitaciones con tres camas para que estén independientes de los adultos y se van siempre a casa en el día».

La responsable de CMA de San Lázaro agrega que «gracias al rodaje de ocho años que tenemos, cada vez se van introduciendo nuevos procedimientos y enfermos más complejos».

ONCE PRÓTESIS DE RODILLA A LA SEMANA

Entre las intervenciones que requieren hospitalización (296 entre enero y abril de 2018) sobresalen las de cirugía ortopédica y traumatología, que son más de la mitad (161). La operación estrella es la prótesis de rodilla, como explica la traumatóloga Ana Conde: «Empezamos en mayo de 2014 para dar respuesta al alto volumen de pacientes que estaban pendientes de operarse de la rodilla. Las listas de espera eran enormes, y como hay un decreto que obliga a que estén operados en 180 días, no se daba abasto».

Desde entonces, se realizan once intervenciones a la semana (tres de lunes a jueves salvo los miércoles, que se hacen dos), «un volumen importante» que es posible «porque todo es como en familia, muy reducido: la planta está muy cerca, no tienes que tener celadores dando vueltas por el hospital, el despertar está justo al lado... está todo muy concentrado y eso permite hacer un recambio de los pacientes más rápido», cuenta la doctora Conde.

El tiempo de hospitalización se ha reducido de manera que los pacientes están ingresados apenas tres noches «cuando antes tardaban una semana o diez días en tener el alta». Conde señala que «son muchos pacientes que van pasando por la planta en un programa muy bien estructurado entre los médicos, las enfermeras de quirófano, las de planta, los auxiliares... todo el mundo sabe lo que tiene que hacer el paciente cada día. Es como una cadena de producción» cuyo final es la rehabilitación: «La fisioterapeuta sube al siguiente día de operarse los pacientes, los valora, les insiste en los ejercicios y los cita en su consulta a las tres semanas. Es todo muy rápido y cómodo», resume.

La asignatura pendiente del hospital de San Lázaro sigue siendo liberarse de estigmas –se suele asociar a los paliativos– y «que le den un lavadito de cara, que el edificio tiene muy mala pinta», coinciden las profesionales.