Maldito y bendito estadio

El gran espacio de los conciertos. Cerca de tres millones de espectadores han pasado por las gradas de una instalación que ha generado tanta controversia como beneficios

22 mar 2017 / 14:41 h - Actualizado: 23 mar 2017 / 10:16 h.
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  • Axl Rose, en el concierto de AC/DC del mes de mayo del año pasado en el estadio de La Cartuja. / Jose Manuel Vidal
    Axl Rose, en el concierto de AC/DC del mes de mayo del año pasado en el estadio de La Cartuja. / Jose Manuel Vidal
  • La instalación se ha convertido en un gran referente para la música. / El Correo
    La instalación se ha convertido en un gran referente para la música. / El Correo

Cientos de miles de personas han pisado el tartán del estadio de La Cartuja, otrora Olímpico. Cientos de miles para un espacio reservado a ocho atletas con una gloria que buscar en vueltas de 400 metros. Atronan guitarras eléctricas años después de que el sonido más estridente fuese el de un disparo de un juez que marcaba una salida en un inolvidable Mundial. Fue lo más cerca que jamás estuvo de su apellido olímpico impostado.

Casi 18 años después, el recinto deportivo más importante de Andalucía, el tercer estadio en aforo de España, sobrevive a su génesis, transformado en un espacio escénico de referencia como segunda vía para salvar sus cuentas, mientras su destrozada pista de atletismo guarda en cada uno de sus muchos agujeros el fracaso de los ideólogos de otro tiempo.

Maldito porque nació para un presente sin reparar en el futuro, el estadio de la Cartuja ha generado un beneficio enorme, incuantificable, para la ciudad de Sevilla, a la que anualmente aporta 600.000 euros sólo a través del impuesto de bienes inmuebles (IBI). La Junta de Andalucía, propietaria de un 28,4% de la sociedad a través de la Empresa Pública de Turismo y Deporte de Andalucía, estimó que un concierto de una gran banda internacional de las que ha recalado en Sevilla gracias a una instalación con esta capacidad genera un impacto económico de unos 5 millones de euros. El concierto que mayor repercusión ha tenido en las cuentas del estadio es el de Madonna, en septiembre de 2008, con cerca de 50.000 espectadores: fueron 120.000 euros entre el canon de alquiler de la promotora y el porcentaje de explotación de las barras.

La inclusión del estadio de La Cartuja en el exclusivo club de las grandes giras internacionales de conciertos supuso un crecimiento significativo de su cuenta de explotación por eventos, de tal forma que pasó de los 700.000 euros de 2006 a los 1,6 millones de 2008, de un total de 2,5 millones. El año pasado la facturación seguía reflejando los efectos de una crisis que ha afectado también a este tipo de grandes eventos musicales (además del propio del negocio del alquiler de oficinas), y que poco a poco va recuperándose. La cifra de 2016 es de 1,7 millones, en un balance que desde 2007 sigue cumpliendo con saldos positivos. No obstante, los ingresos por eventos suponen ahora menos de un 30% del total. El alquiler de oficinas es la fuente principal de financiación. Los años gloriosos pusieron a Sevilla y su estadio maldito en la primera línea de los grandes conciertos en España: Héroes del Silencio (2007, 70.000 espectadores), Madonna (2008, 50.000 espectadores), U2 (2010, 80.000 espectadores), Bruce Springsteen (2009, 35.000), o AC/DC (2009, 55.000). Además del impacto económico directo, la campaña de imagen a nivel internacional que supone este tipo de conciertos es, si cabe, más extraordinaria.

Seis años después volvió AC/DC, esta vez con Axl Rose como vocalista sustituto de Brian Johnson, y volvió a llenar, como lo hizo Iron Maiden; como lo ha hecho tantas veces Alejandro Sanz, probablemente el cantante que más veces ha actuado en La Cartuja, desde que lo hiciera por primera vez en 2001. Luis Miguel lo hizo poco después de la inauguración en 1999, y llegaron otros de Joaquín Sabina, Ana Torroja y Miguel Bosé, de Estopa... muchos de los principales grupos españoles también han pasado por el estadio sevillano, que vivió su primera explosión en este sentido con el concierto de Operación Triunfo en 2002. Hasta que Manuel Carrasco reunió a 45.000 personas en junio de 2016 no se vio nada igual en una gira de artistas nacionales.

El concierto de Ricky Martin, previsto para el próximo 20 de mayo, volverá a ser un éxito, dado que ya ha vendido más de 45.000 entradas. Después llegarán Isabel Pantoja o David Bisbal, que igualmente encontrarán el favor de su público. El modelo de gestión del estadio se mantendrá, al menos a corto plazo, aunque la Junta de Andalucía decidió cesar hace unos meses al director gerente de la instalación, Manuel Zafra, quien desde su llegada hace diez años impulsó con éxito la fórmula de gran espacio musical, también como reclamo para todo tipo de actividades que permitan a la sociedad generar recursos y beneficios.

Esa clave económica es la principal razón de que el estadio se haya alejado de los grandes eventos deportivos, el uso que generó su construcción, con un coste total de 120 millones de euros. Desde la final de la Copa Davis de tenis en 2011 no ha vuelto a abrir sus puertas a un acontecimiento de gran dimensión, aunque también la organización de este tipo de eventos magnos (costosos y financiados entonces por las administraciones públicas), tan frecuentes en los años de bonanza económica, han pasado a mejor vida. Como el tartán donde Michael Johnson puso firma a un récord mundial.