Maternidad: un debate de libro

Controversia. La literatura está planteando en los últimos tiempos diferentes puntos de vista sobre el hecho de ser madre. Aquí ofrecemos algunos de los más comentados

05 may 2017 / 21:59 h - Actualizado: 07 may 2017 / 08:50 h.
"Cultura","Libros","Día de la Madre"
  • Portadas de algunos de los libros sobre maternidad que han llegado a las librerías españolas en el último año.
    Portadas de algunos de los libros sobre maternidad que han llegado a las librerías españolas en el último año.
  • Portadas de algunos de los libros sobre maternidad que han llegado a las librerías españolas en el último año.
    Portadas de algunos de los libros sobre maternidad que han llegado a las librerías españolas en el último año.
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    Portadas de algunos de los libros sobre maternidad que han llegado a las librerías españolas en el último año.

Hasta no hace mucho, si uno preguntaba en una librería por novedades que tuvieran que ver con la maternidad, lo más probable es que le mostraran libros del tipo El gran libro del parto y el embarazo, El oficio de ser madre o Un regalo para toda la vida. En los últimos tiempos, sin embargo, y especialmente en las dos últimas temporadas, hemos asistido a un boom de lecturas que no solo reflejan el fenómeno y dan consejos prácticos, sino que también lo cuestionan, en algunos casos severamente.

Entre éstos últimos sin duda el más ruidoso ha sido Madre hay más que una (Planeta), donde la periodista televisiva Samanta Villar negaba la existencia del insitinto maternal, desmitificaba el embarazo y hablaba del hecho de que sus mellizos, Damián y Violeta, concebidos por ovodonación, no compartieran su ADN. «Tener hihjos es perder calidad de vida», proclamó Villar en una de sus sonadas entrevistas, a raíz de las cuales le llovieron críticas y parabienes casi a partes iguales.

Lo cierto es que el debate estaba sobre la mesa, y a él vino a sumarse Silvia Nanclares con Quién quiere ser madre (Alfaguara), donde describe en clave de novela el deseo de ser madre a toda costa, a pesar de los continuos e infructuosos intentos de quedarse encinta, a los que se suma el fallecimiento de su padre. «La vida fértil tiene una fecha de caducidad y yo no era muy consciente», afirmaba la autora a Europa Press. «Al final de la treintena tienes que negociar con esto. Me han dicho, fórmate, encuentra un buen trabajo, crece, disfruta, pero eso igual no es compatible con que a los 37 años decidas tener hijos y es justo cuando tu vida fértil empieza a decaer», plantea.

Esa presión social de la madre intachable que al mismo tiempo se desdobla en esposa perfecta y eficiente profesional es la que examina con sutileza la último premio Goncourt, Leila Slimani, en su novela Canción dulce (Cabaret Voltaire), a raíz del caso real de una canguro que asesinó en Francia a los niños que tenía a su cargo.

También desde la novela quiso aportar su mirada otra francesa, Annie Ernaux, con La mujer helada, también del mismo sello editorial, y con cierta sintonía sobre los títulos anteriores: «Yo también caí en la trampa», leemos en un pasaje, «de la mujer total, orgullosa de ser por fin capaz de conciliarlo todo, la subsistencia, un hijo, tres cursos de lengua francesa, guardiana del hogar y dispensadora del saber (...): En resumidas cuentas, armónica», afirma.

Más perspectivas: por ejemplo, la que brinda Orna Donath, socióloga israelí, en su libro #madres arrepentidas (Reservoir Books), para quien «el arrepentimiento puede allanar el terreno para abrir una brecha en la idea de que las madres son objetos cuyo propósito es servir en todo momento a los demás vinculando estrechamente su bienestar solo al bienestar de sus hijos, en lugar de reconocer su condición de sujetos individuales».

Otra aportación, esta con considerables dosis de desenfado, es Amigas con hijos (Blackie Books), de Monica Drake, donde se cuentan las aventuras de cuatro mujeres blancas estadounidenses en torno al deseo, el dilema o el hecho de ser madres. «Si la vida carecía de sentido», narra Drake en su obra, «tener niños sólo servía para encasquetarle la angustia existencial a la siguiente generación. Eso era hacer trampa, nada que ver con encontrar una respuesta».

Volviendo al ámbito del ensayo, conviene leer atentamente la obra de Carolina del Olmo ¿Dónde está mi tribu? (Clave Intelectual), subtitulada Maternidad y crianza en una sociedad individualista, «un intento de comprender los cuidados y la dependencia mutua no sólo como una manifestación de fragilidad, que nos obliga a ayudarnos, sino también como un escenario de realización personal y social», según la propia autora.

Imprescindible se promete también el recién aparecido Trincheras permanentes (Pepitas de calabaza) de Carolina León, que confronta el concepto de revolución y militancia con el de «reproducción, vida, cuidados, afectos, sostenimiento».

¿Y los hombres, no tienen nada que decir al respecto? Pues sin ir más lejos Gustavo Martín Garzo, narrador de larga trayectoria, se atrevió en Todas las madres del mundo (Lumen) a esbozar una tipología de la relación madre-hijo con ternura, inteligencia y no poco atrevimiento.

Otras miradas sobre el universo femenino y la maternidad que han tenido un enorme éxito en los últimos tiempos en España son Tú no eres como todas las madres, de Angelika Schrobsdorff, o Manuael para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin.