Entre 1961 y 1978, diecisiete años que incluyen la década de los años 60 del pasado siglo XX, Sevilla sufrió la etapa más dura de su vida, la más dramática y trágica que pueda recordarse de su historia. Motivo más que suficiente para que la ciudad lo recuerde con un monumento, un memorial que mantenga para siempre vivo el sacrificio enorme que supuso para la sociedad de su tiempo.
Ese memorial podría instalarse en la actual avenida del Tamarguillo o en la rotonda llamada Olímpica frente al puente del Alamillo o en otros lugares. Y debería tener varios cuarteles dedicados a los siguientes temas: víctimas mortales de los derrumbamientos de casas ruinosas y heridos; víctimas mortales de catástrofes sufridas durante la década y heridos; relación de los cincuenta y tres suburbios; relación de los veinticinco refugios; relación de las nuevas barriadas y núcleos urbanos construidos; relación de los grandes sucesos con víctimas durante la década...
El año 1961 estuvo marcado por las catástrofes. La primera producida por el accidente de un camión de peregrinos rocieros (21 de mayo), con un balance que horrorizó a los sevillanos: veintidós muertos y cuarenta y un heridos, algunos gravísimos y con lesiones irreversibles. Nunca había sufrido la ciudad un accidente de carretera con tan trágicas consecuencias. La segunda y tercera, por el desbordamiento del arroyo Tamarguillo (25 de noviembre) y la caída de una avioneta de la Operación Clavel (19 de diciembre), que sumieron a la ciudad en profunda consternación, con veinticuatros muertos y sesenta y ocho heridos.
El año 1960 puso fin a una época marcada por la posguerra. Atrás quedaron los duros años del hambre y su amplia secuela de pequeñas, medianas y grandes corrupciones. La vida ciudadana no alteró su ritmo sociopolítico, es decir, de encefalograma plano, pese al enfrentamiento subrepticio entre el gobernador civil de «camisa blanca» y la Falange. El 12 de junio fue canonizado un nuevo santo sevillano, San Juan de Ribera, y hubo procesión, que se repetiría en noviembre con las reliquias de San Isidoro. La sociedad estrenó gas butano en las cocinas y quedaron relegados el carbón y el petróleo, la mariposa de aceite, las restricciones eléctricas, reliquias de una guerra civil que nadie olvidaba, y más aún en los pueblos de la provincia.
Fue una etapa de duros contrastes, en la que Sevilla vivió jornadas de verdaderas tragedias, sumida en el dolor, ansiosa de ayuda gubernamental, siempre dispuesta a creer en las promesas políticas, y también siempre dispuesta a olvidar, a esperar. Ahí están las estampas de los desahucios colectivos, de los derrumbamientos de fincas, de los suburbios infrahumanos y de los refugios. Sevilla fue la única ciudad de Europa con refugios, que duraron diecisiete años. Y más, muchas más desgracias.
Autoridades. Alcalde: Mariano Pérez de Ayala y Vaca (1959-1963). Presidente de la Diputación: Joaquín Carlos López Lozano (1959-1961). Gobernador Civil: Hermenegildo Altozano Moraleda (1959-1962). Rector de la Universidad: José Hernández Díaz (1955-1963). Capitán General: Antonio Castejón Espinosa (1957-1962). Arzobispo: Cardenal José María Bueno Monreal (1957-1982). Obispo auxiliar: José María Cirarda Lachiondo (1960-1968).
Clubes. Presidente del Sevilla F. C.: Ramón de Carranza Gómez (1957-1961). Presidente del Real Betis Balompié: Benito Villamarín Prieto (1955-1965). Presidente del Club Pineda: Ramón de Carranza Gómez (1955-1960) y Pablo Atienza (1960-1966).
Publicaciones: El corazón a pájaros, de Fausto Botello, uno de los fundadores de la revista Guadalquivir, en 1951; Espinas en los ojos, de Joaquín Caro Romero; Sonetos del corazón adelante, de María de los Reyes Fuentes; Tiempo del hombre, de Manuel Mantero, que también ganó en 1960 el Premio Nacional de Literatura; La llamada del hombre, de José María Osuna; Mariposa en cenizas, de Julia Uceda. Aquilino Duque ganó el Premio Ciudad de Sevilla con Las Torres de San Cayetano. Carteles de Fiestas Primaverales del Ayuntamiento: Antonio Martín Cartaya (Feria) y José Álvarez Gámez (Semana Santa).
Cofradías. La hermandad del Museo crea las convivencias, que tres años después dirigió monseñor Rafael Bellido Caro entre las cofradías del Lunes Santo. La hermandad de Santa Genoveva, como otras, ayudó a la suscripción pública pro suburbios. La hermandad del Rocío efectuó su salida desde la iglesia de la Misericordia e hizo su entrada en la de Santiago, nueva sede de la cofradía. Procesión de la Virgen de la Estrella por Triana con motivo del IV centenario de su fundación. Marchas: Nuestra Señora de los Ángeles, de Antonio Pantión y Virgen del Mayor Dolor, de Manuel López Farfán. Estrenos: Palio para la hermandad de San Gonzalo y senatus para la cofradía de San Benito (Taller de Leopoldo Padilla); manto para la hermandad del Buen Fin (Taller de Caro); varales y jarras para la hermandad de Nuestra Señora de la Presentación (Taller de Cayetano González); candelabros de cola para la hermandad de la Esperanza de Triana (Taller de Emilio García Armenta); varales para la Esperanza de Triana (Taller de Manuel Seco Velasco); corona para la Virgen de la Caridad (Taller de Eduardo Seco Imbert); corona para la Madre de Dios de la Palma (Taller de Fernando Marmolejo Camargo); varales para la hermandad del Rocío y juego de jarras para la cofradía de San Bernardo (Taller de Jesús Domínguez Vázquez); faroles para el Cristo del Silencio y peana para la Esperanza de Triana (Taller de Manuel Villarreal Fernández); varales para la hermandad de la Paz (Taller de Juan Fernández Gómez); imagen de San Juan Evangelista para la hermandad de Jesús Despojado (Luis Álvarez Duarte). Pregonero: Adolfo Rodríguez-Jurado y de la Hera (Teatro San Fernando, 27 de marzo).
Urbanismo y Arquitectura. 1961: Barriada de San Jerónimo, de Fernando Barquín Barón; bloques de viviendas en calle José María Martínez Sánchez-Arjona, de Ricardo Abaurre y Herrero de Tejada; bloque de viviendas en plaza de Cuba, números 1 al 4, de Ricardo Abaurre y Luis Díaz del Río (entre 1961-63 y 1963-66); edificio de oficinas en plaza Nueva esquina a calle Teniente Coronel Seguí, de Ricardo Abaurre y Luis Díaz del Río; bloques en calle Virgen de la Cinta, de Ricardo Espiau Suárez de Viesca.
Varios. Miguel Maestre y Lasso de la Vega, fue nombrado presidente de la Diputación (16 abril 1961-2 septiembre 1965). Se implantó en su totalidad el servicio de autobuses, con ochenta y nueve vehículos. Comenzó la llamada «marea negra» en las calles céntricas de la ciudad y desaparecieron las vías del tranvía, cuyo último servicio fue el trayecto Gran Plaza-Puerta de la Carne (Línea 17, 8 de mayo de 1960). Franco fue nombrado por aclamación Alcalde Perpetuo de Sevilla (1 de mayo). Coincidiendo con el XXV aniversario de la exaltación del general Franco a la Jefatura del Estado (1 de octubre), se inauguró la televisión en Sevilla, incorporándose la zona Sur de la Península a la red de Televisión Española, gracias a la emisora repetidora de Guadalcanal.
Reyes Magos del Ateneo: Antonio Romero Carmona (Melchor), José J. González Reina (Gaspar) y Juan Borrero Hortal (Baltasar). En la primavera de 1961 hizo su primera salida la Tuna de la Facultad de Derecho. Guillermo Moreno Ortega (19 agosto 1961-23 julio 1963), sustituyó a Ramón de Carranza Gómez (19 julio 1957-19 agosto 1961) en la presidencia del Sevilla Club de Fútbol.
La riada del Tamarguillo fue, sin duda, la más grande y penosa sufrida por la capital en los últimos tiempos. Desde el cementerio hasta San Bernardo, todo ese inmenso contorno ciudadano fue inundado por el agua, que llegó hasta la plaza de España y la Puerta de Jerez, a la vez que cubría la mayor parte de la Macarena, rebasando la Ronda de circunvalación. Luego, durante toda la década de los años sesenta, las consecuencias fueron radicales. Sevilla cambió de piel con el trasvase de población desde los barrios históricos a las decenas de nuevas barriadas de pisos sociales. Cincuenta y tres suburbios y veinticinco refugios simbolizaron las consecuencias del abandono sufrido por Sevilla.~