«Mientras dejen dinero...»

La coincidencia de 1.400 cruceristas de edades avanzadas y alto poder adquisitivo en la capital hispalense tiene la aprobación de los sevillanos en general y de los trabajadores en particular

21 sep 2017 / 13:22 h - Actualizado: 21 sep 2017 / 19:55 h.
"Economía","Turismo","Cruceros"
  • Turistas apostados en la cubierta del ‘Adonia’ esperan para desembarcar en Sevilla. / Fotos: Jesús Barrera
    Turistas apostados en la cubierta del ‘Adonia’ esperan para desembarcar en Sevilla. / Fotos: Jesús Barrera
  • Los guías reciben a los cruceristas en la puerta de los autobuses.
    Los guías reciben a los cruceristas en la puerta de los autobuses.
  • Al fondo, el ‘Adonia’ atracado en el Muelle de las Delicias.
    Al fondo, el ‘Adonia’ atracado en el Muelle de las Delicias.

No han dado aún las nueve y media de la mañana y Manuel Martínez ya transita por el Muelle de las Delicias. Está haciendo deporte –lo especifica verbalmente aunque lo delata su camiseta de la Nocturna del Guadalquivir-, pero ha hecho un alto en el camino para fotografiar el imponente Adonia, un crucero de 180 metros de eslora y 25 de manga que hoy jueves arribó a Sevilla. «Aunque no es el primero de estas características que veo por aquí, es impresionante», recalca. No va muy desencaminado, pues este barco repite en Sevilla después de que el pasado agosto recalara en la ciudad tras culminar su estancia en el Caribe desarrollando el lanzamiento de sus itinerarios en Cuba. En esta ocasión, procedente de Portimao (Portugal), el Adonia ha llegado con una capacidad de 694 pasajeros y 378 tripulantes, que divisaban la ciudad desde la cubierta desde temprano.

«Son mayores ingleses que vienen con el bolsillo lleno», explican Valle y Miguel Ángel, a la sazón conductores de dos de los siete autobuses que iban a llevarlos a conocer Sevilla, pero también Jerez y Córdoba. En esta margen del río, por tanto, la turismofobia no existe. «A mí me parece fantástico que traigan dinerillo aquí», insiste la chófer con su curtida experiencia en llevar pasajeros de cruceros de aquí para allá. El miércoles, sin ir más lejos, estuvo trabajando también con los turistas del Serenissima, que transporta 88 pasajeros y 52 tripulantes y que había atracado en el Muelle de Tablada. No hay quejas de empleo precario, ni en su caso, ni en el de Ángeles, una de las guías que acompañará a los viajeros en su periplo de cuatro horas por la capital hispalense: «En ese tiempo, nos da lugar a hacer una panorámica y a parar en las plazas de España y de América. Luego visitamos el Alcázar, la Catedral y el barrio –de Santa Cruz–».

A su juicio, las condiciones laborales de quienes llevan mucho tiempo en el sector y de quienes trabajan para empresas grandes «son bastante buenas, claro que eso no quita que prolifere otro tipo de empresas que se aprovechan de jóvenes que están empezando y les pagan poco. Pero de esos hay en todos los sectores, no solo en el turístico», recuerda Ángeles.

A las 10.03 suena una sirena en el barco seguida de unas instrucciones en inglés. A cuentagotas, comienzan a bajar los que un viandante que peina canas se apresura a describir como «guiris que vienen a ver la ciudad» mientras otro les desea la bienvenida a voz en grito y desde lejos les invita a que visiten su pueblo. Y es que el Adonia no pasa desapercibido en varios cientos de metros a la redonda. Es prácticamente imposible teniendo en cuenta que desde que uno se interna con el coche por la avenida de María Luisa y en dirección al Puente de Los Remedios puede ver casi sin obstáculos la proa de este imponente barco. Junto al Adonia y al que hasta mañana viernes se encuentra atracado en Tablada, también descansaron estos días en el único puerto marítimo de interior de España el Clio, que parte hoy con sus 87 pasajeros y 58 tripulantes hacia Gibraltar, y La Belle de Cadix, un clásico del turismo fluvial sevillano que tiene una capacidad para 180 personas y una tripulación de 30.

En octubre está previsto que arribe también a Sevilla, otro año más, el crucero Europa que, según la Autoridad Portuaria, es el de mayores dimensiones que ha entrado en el Puerto hispalense. Desde la entidad destacan que lo más valorado por los turistas es la facilidad de acceder a pie a los principales monumentos locales, lo que se ha reflejado en el crecimiento del número de pasajeros, que aumentó un 18,5 por ciento en 2016, sumando un total de 21.010 turistas.

Y, mientras tanto, la ciudad encantada. Porque, claro, «mientras dejen dinero...».