Antes de que el estilo regionalista protagonizara buena parte de los edificios de la exposición Iberoamericana de 1929, la arquitectura de ladrillos vistos y espíritu estoricista dejó para la ciudad uno de los conjuntos más originales en los confines del hoy conocido como barrio de Nervión, en los viejos terrenos del Cortijo de Maestrescuela cedidos para la ciudad por el marqués de Nervión.
Allí, hace ahora un siglo se inauguraba el nuevo matadero municipal que venía a sustituir a los que existían para cerdos en el prado de Santa Justa y el de reses en la Puerta de la Carne. Esta efeméride va a ser ampliamente celebrada por los actuales moradores del complejo de la avenida Ramón y Cajal: el CEIP Ortiz de Zúñiga, ubicado allí desde el curso 1984-85; el Conservatorio Francisco Guerrero, que llegó en 1988; el IES Ciudad Jardín, que sólo tiene en las antiguas dependencias su cafetería, mientras que el resto de sus instalaciones son de nueva construcción y el año pasado celebraba sus bodas de plata; el Centro de Educación Permanente América y la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla que ha sido la última en llegar. También está en terrenos del antiguo matadero la Delegación Provincial de Educación, construida sobre los suelos donde descargaban el ganado.
En total, en los edificios proyectados por José Sáez y López estudian «actualmente unos 2.500 alumnos», indica la directora del CEIP Ortiz de Zúñiga, Ana María Castaño, una de las integrantes de la comisión organizadora para conmemorar el centenario, que está formada por los directores de las cuatro instituciones educativas y por el de la Banda Sinfónica Municipal.
Aunque el grueso de las actividades darán comienzo a partir del 5 de noviembre, fecha en la que tendrá lugar la conferencia inaugural, a cargo del historiador José Luis Gómez Villa, y cuyo acto inaugural presidirá el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, –así como otros actos que tendrán lugar ese mismo día–, la puesta en marcha de tres concursos previos ya ha dado comienzo a los actos. Así, Alberto Pérez Pizarro, un alumno de 11 años –de 5º de Primaria– del colegio Ortiz de Zúñiga ganó el de diseño del logotipo del centenario, que ya se puede ver tanto en la web como en los dípticos editados. «Tenía que darse a conocer antes de la efeméride para que estuviera reflejado en las publicaciones», señala Castaño. Numerosos alumnos tanto del CEIP como del instituto participaron en el certamen.
Del concurso de relatos breves sobre experiencias, vivencias y lo que significó el edificio desde su construcción en el barrio se encarga el centro de adultos América, mientras que del concurso para crear una composición musical para los actos se encargaba el conservatorio de música «pero ha quedado desierto», señala Castaño.
A partir del próximo día 5 «cada centro arranca sus actividades. Entre los proyectos del colegio, vamos a crear una tarta de deseos: cada niño incorporará el suyo sobre su colegio, la conmemoración... los profesores de artística van a realizar con ellos en clase dibujos, collages y maquetas alusivas...», explica la directora. Y es solo el comienzo.
En el citado acto será inaugurada una placa conmemorativa del centenario, que contará con el acompañamiento de un grupo musical del conservatorio, se llevará a cabo una visita guiada por el conjunto de edificios y en torno a las 13.30 horas la Banda Sinfónica Municipal llevará a cabo un concierto dirigido por José Salazar Rodríguez con un repertorio con piezas de la época de su construcción.
Restauraciones
Aunque la impronta de los edificios son prácticamente la misma que tenían hace 100 años, en este tiempo se han llevado a cabo al menos dos restauraciones integrales para solucionar los problemas derivados del uso del tiempo y del cambio en la utilización de los distintos pabellones. El arquitecto Manuel Laffarga fue el encargado, a comienzos de los años 80, de adaptar las naves del matadero para el centro de preescolar y EGB que empezó a impartir allí sus clases en el curso 1984-85.
Años después, «en 2004, cuando llegué yo al centro, coincidió con una nueva restauración para solventar los problemas de grietas y de hormigón que tenían los edificios», recuerda Ana María Castaño.
Pero todos estos cambios no los han alterado, entre otras cosas porque no pueden, modificar su fisonomía. Y es que el edificio posee un grado de protección a nivel global, por lo que sólo están permitidas obras de redistribución, quedando prohibido cualquier tipo de demolición parcial o total.
Todos los sevillanos lo saben, y aún más los muchos alumnos que a lo largo de las últimas décadas han pasado por sus aulas, patios, su biblioteca o su salón de actos, que se trata de un lugar especial, único. Su centenario bien merece ser conmemorado por todo lo alto.