«Mucha gente no conoce empleos como el mío porque solo se fomenta trabajar para el turismo»

Ingeniero informático de RubiconMD. Desde Sevilla trabaja en una empresa de telemedicina con sede en Nueva York que ayuda en EEUU a los médicos de atención primaria para atender con más fundamento a la población que no puede pagar la consulta a un especialista

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
25 ago 2018 / 17:16 h - Actualizado: 25 ago 2018 / 17:23 h.
"Son y están"
  • Julio Antequera, en el ‘coworking’ Arcadia, en la sevillana calle Cuna, desde donde trabaja para RubiconMD, con sede en Nueva York. / JESÚS BARRERA
    Julio Antequera, en el ‘coworking’ Arcadia, en la sevillana calle Cuna, desde donde trabaja para RubiconMD, con sede en Nueva York. / JESÚS BARRERA

“Empecé a trabajar en remoto para empresas de fuera porque no había empleo en Sevilla para la tecnología que más domino, el ‘framework’ de programación Ruby on Rails. El dilema era: O logro hacerlo en remoto o emigro. Me quería quedar, me emperré, y lo conseguí”. Así se confiesa Julio Antequera Galiano, de 34 años, cuando nos recibe en su puesto de trabajo, en Arcadia Coworking, en la calle Cuna. Mientras hacemos la entrevista, sentados en el sofá de este modelo de oficinas y salas compartidas cada vez más en boga en el mundo de los profesionales, autónomos, pymes y nómadas cuyo trabajo se hace con ordenador y conexión a internet, es inevitable pensar que los viandantes no pueden imaginarse que en esa calle repleta de tiendas de ropa hay un ingeniero informático como él trabajando plenamente integrado en una joven empresa norteamericana, RubiconMD, con sede central en Nueva York, que está destacando de modo formidable por su sistema de consultas digitales para mejorar la calidad del servicio médico de atención primaria a cualquier paciente. Lo que beneficia sobre todo a la numerosa población estadounidense sin dinero suficiente para cobertura sanitaria privada.

Preséntese en sociedad.

Nací hace 34 años en Jerez. De pequeño estuve dos años viviendo en Trebujena, y después la familia ya se mudó a Sanlúcar de Barrameda, donde me crié hasta los 18 años, y donde están mis raíces y adonde voy siempre que puedo. Mis padres se jubilaron el año pasado, él ha sido funcionario del INEM; y mi madre ha sido maestra y jefa de estudios. Estudié en colegios e institutos públicos de Sanlúcar, donde viví sus cambios de nombres y los cambios de leyes educativas. El Colegio Princesa Sofía, el Colegio María Luisa Terry (convertido en Instituto San Lucas) y el Instituto Francisco Pacheco.

¿Qué le decantó dedicarse a la Informática?

De pequeño, con ocho años, un día apareció mi padre con un mamotreto enorme. Era un IBM PS2 a 8 megahercios. Fue mi primer ordenador. Y ahí empecé a manejar videojuegos. Lo que me decantó estudiar Informática fue el consejo de mis padres. Yo iba por Letras. Quería hacer Historia o Historia del Arte. Su consejo fue: “Cuando termines de estudiar, vas a tener que comer. Intenta meterte por un sitio donde haya futuro y que te pueda gustar”. Y me matriculé en la Escuela Superior de Ingeniería Informática de la Universidad de Sevilla.

En Sevilla se estima que hay pleno empleo en el ámbito de la ingeniería informática. ¿Aconseja a los jóvenes que estudien esa carrera para buscarse un trabajo?

Tiene que atraerte el mundo de los ordenadores y de la tecnología, y aplicarlo a tu campo de interés. La única motivación no puede ser la expectativa de empleo. Porque es una carrera que incluye temas muy áridos, con los que no disfrutas cuando los lees y estudias.

¿Cómo fue su inserción en el mercado laboral?

Mis primeras prácticas las logré a través de Fidetia, fundación de mi facultad, y fue en una pequeña empresa, Inix Consultores. La sensación inicial es: “Nada de lo que he estudiado en la carrera me está sirviendo”. Empecé a hacer desarrollo web, que solo había visto en una asignatura optativa durante la carrera. Evidentemente, la programación que estudié te aporta fundamentos. Pero no era el mismo lenguaje de programación, y aprendí algo básico: buscarte la vida para aprender las herramientas y los detalles que te va pidiendo el trabajo al que te dedicas.

¿Y en algún proyecto de investigación?

Durante el último año de carrera, empecé a trabajar con una beca en el departamento de Robótica de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales, programando software para vehículos aéreos no tripulados, lo que hoy se conocen como drones. Programaba el software de control para que el aparato fuera capaz de comunicarse con la base en tierra e intercambiar información de trayectoria con otros sistemas, como el de información metereológica, para determinar si tenía que volver a la base. Ahí sí pude aplicar más temas de programación aprendidos en la carrera. Pero lo que imperaba era: “Todo es nuevo, hay que empaparse, y a trabajar”. Di el salto a la empresa aeronáutica Aertec trabajando en el mismo proyecto. Y cuando se acabó, me tuve que ‘buscar las papas’.

¿Cuándo se especializó en el lenguaje de programación Ruby?

En 2011, precisamente después de la etapa citada. Me ofrecieron trabajo en la empresa Wombytes, que ya no existe. Entré en contacto con Ruby, que es un lenguaje muy bonito, permite mucha expresividad al programador. El código en Ruby, bien escrito, puede leerse en voz alta y entenderse, puede acercarse al lenguaje humano. Y lo que se conoce como Ruby on Rails es rodear el lenguaje de un conjunto de herramientas y de formas de organizar el código para encapsularlo, desarrollarlo y escalarlo de modo muy ágil y dinámico en el desarrollo de aplicaciones web.

¿Cómo lo hace en su labor dentro de RubiconMD?

Ejerzo de ingeniero de lo que se llama ‘backend’, es lo que está en contacto con la base de datos y procesa los datos que introducen los usuarios. Ahí tenemos el núcleo de la aplicación, todo el procesamiento de datos, el flujo de trabajo. Con Rails se programan las aplicaciones, se despliegan en un servidor, y servimos la información a los clientes mediante otra aplicación, desarrollada en Javascript, que ejerce de intemediaria entre éstos y el ‘backend’. También servimos los datos a aplicaciones móviles. Tenemos una en Android y otra en iOS.

¿Cómo le ficharon desde RubiconMD?

Había trabajado durante dos años y medio para una empresa británica, CookiesHQ, de Bristol. Aprendí muchísimo, tanto de tecnología como del desafío que es trabajar en remoto. Una seleccionadora de personal me localizó a través de la red LinkedIn y me ofreció ser entrevistado para un proyecto sobre telemedicina. Me llamó por teléfono para hacer parte de la entrevista en inglés y parte en castellano. De ahí pasé a ser entrevistado por Carlos Reines, cofundador y jefe de operaciones de RubiconMD. Y después hice una prueba técnica, que en el sector de la informática suele ser resolver un problema. Me dijeron: “A las seis de la tarde te mandamos las preguntas, y te damos una hora. A las siete te llamamos y nos explicas cómo lo has solucionado”. Me eligieron, y al día siguiente fui en Madrid para reunirme con Carlos Reines. Ese encuentro en persona fue muy importante para motivarme y estar plenamente implicado. Ayuda muchísimo conocer a quien va a ser tu jefe.

¿Por el sentido de pertenencia, de compartir cultura de empresa?

Sentirse identificado con los objetivos y valores, y que a la vez conozcan tus inquietudes, es muy importante en cualquier empresa, y más aún en una ‘startup’, donde todos hemos de aportar mucho. Carlos Reines, siendo español, tras destacar en Telefónica, y sabiendo que en España hay talento, apostó porque parte del equipo trabajara desde España. La tecnología lo permite.

¿Cuántas personas trabajan en RubiconMD?

Ya somos 35, de las que 15 conformamos el equipo de producto e ingeniería. Seguimos siendo una empresa pequeña. Es una plantilla muy diversa y muy joven, encabezada por el CEO, Gil Addo. Hay gente de muchos países, y los norteamericanos también son de muy variado origen cultural y racial. Me fascina porque aprecio cómo diferentes personas enfocan las cosas desde un punto de vista completamente distinto. En España estamos tres. Mi compañero David Marchante, que es un máquina, tras un año junto a mí en Sevilla ha retornado a Madrid para seguir trabajando desde allí, y Rodrigo Álvarez, al que hemos fichado recientemente y trabaja desde Gijón.

Explique su dinámica habitual de jornada de trabajo desde Sevilla.

Habitualmente he empezado a trabajar a las 12 de la mañana y he acabado a las 8 de la tarde, para coincidir el mayor número de horas posibles con el horario de Nueva York. Desde hace un par de semanas, lo he cambiado para trabajar de 10 de la mañana a 6 de la tarde, lo que me permite estar mejor en sintonía con los compañeros en España, y llevar una vida más normal en Sevilla, sin dejar de estar bien coordinado con nuestra sede central.

¿Cómo se organizan para estar en permanente contacto?

A través de la aplicación Slack, un chat donde cualquiera puede hacer un comentario, una petición. Por ejemplo, sobre los sistemas de monitorización, cómo están funcionando las máquinas, si hay algún problema,... Todos los días hay una videoconferencia de coordinación, es a las 10 de la mañana hora de Nueva York, las 4 de la tarde en Sevilla. Todos nos conectamos, cada uno dice lo que hizo el día anterior y lo que hace ese día. Y se aprovecha para encomendar tareas, o para alguien que pide colaboración, etc. Además, está establecido que cada trimestre viajemos a Estados Unidos para estar allí una o dos semanas. En enero, abril, julio y octubre.

¿Qué caracteriza a RubiconMD?

Democratizar la atención médica facilitando a un médico de cabecera consultar a uno o más médicos especialistas sobre el caso de un paciente que le ha llegado. Así, el de cabecera se siente apoyado por el especialista para el diagnóstico, y éste le dice si va bien encaminado, o si puede ser un caso grave y que se lo envíe. Mejora la calidad de la atención primaria y se reduce la cantidad de envíos de pacientes a especialistas, para que se haga cuando realmente sea necesario. Reduciendo innecesarios tiempos de espera para el paciente y costes asociados, que en EEUU son elevados porque mucha gente no tiene cobertura sanitaria. Da tranquilidad al médico de cabecera, cuyos diagnósticos mejoran. Y el especialista puede resolver en 15 minutos algunos casos, lo que le permite dedicar más tiempo a los que realmente necesitan más atención.

En España se diría que RubiconMD es una startup de innovación social.

En EEUU muchas personas no pueden permitirse ir a un médico especialista. Si recibe una atención primaria de más calidad respaldada por el conocimiento de un especialista, estamos ayudando a que esa población se beneficie.

¿Cómo lo sistematizan?

Cuando al médico de cabecera le llega el paciente, le hace su reconocimiento, le da directrices y lo manda a casa. Después, prepara la consulta electrónica, con los datos que tenga: pruebas de laboratorio, análisis, historial previo..., junto con la pregunta que quiere hacer al especialista. Todo eso va a nuestro sistema informático, pasa por el motor de asignación y llega al panel de especialistas de esa materia. Puede ir dirigido a uno solo o a varios. Quien lo ve y acepta asumir la consulta, tiene unas tres horas para responder. Y dentro de la aplicación pueden conversar el de cabecera y el especialista sobre ese caso, hasta que todo le queda claro. Aquél evalúa la respuesta recibida y nos indica si la interacción le ha ayudado a hacer un mejor diagnóstico, si le ha dado tranquilidad porque ha reafirmado lo que él pensaba, o si se plantea pedir una segunda opinión a otro especialista o a otra especialidad. Y el de cabecera contacta rápidamente con el paciente por el medio que hayan establecido para atenderle con el diagnóstico completado.

¿Cuál fue su primer cometido relevante?

Cuando llevaba un mes, empecé a trabajar en el motor de asignación automático de consulta. De dónde viene esta consulta. Qué es lo que está pidiendo. Tenemos disponibles todos estos especialistas, pues asígnese. El sistema se ha ido refinando mucho. Fue mi primer cometido importante y tuve bastante libertad tanto de tiempo como de diseño a la hora de hacerlo, y vi muy rápido el impacto positivo que tuvo en los compañeros de Nueva York para que la plataforma digital funcione con menos carga de trabajo manual.

¿De qué manera consigue ingresos su empresa?

Quienes se enrolan son clínicas, hospitales, o empresas que gestionan tanto hospitales y clínicas como centros de atención primaria y centros donde trabajan especialistas. Y también aseguradoras médicas. Cada contrato estipula los costes del servicio, dependiendo del volumen de usuarios que vayan a tener. Todos ahorran costes gracias a RubiconMD, que paga a los especialistas por sus respuestas. Uno de los principales acuerdos que se han logrado es con el Zuckerberg San Francisco General Hospital, que es el gran centro sanitario público de San Francisco y cuyo gran mecenas es el fundador de Facebook. Atiende un enorme volumen de pacientes, tanto en atención primaria como en especialistas, y le hemos provisto de una herramienta global de gestión para mejorar la intermediación.

¿También integran a médicos de distintas empresas y estados?

Cuando nos vamos extendiendo por el país, y ya tenemos actividad en 36 estados, en cada uno de ellos ponemos en contacto a uno o dos proveedores de servicios médicos y hospitalarios, tanto de especialistas como de cabecera, y si adicionalmente hubiera que atender a alguna regulación estatal concreta, trabajamos para ello.

¿En sus planes está incorporar la inteligencia artificial, basada en la gran cantidad de información sobre los casos que van atendiendo?

Está en mente, para que el sistema sea capaz de sugerirle al médico de cabecera. Pero nunca sustituyendo la opinión del profesional. Serviría como herramienta de apoyo. Y no será fácil vehicularla, porque muchos tipos de resultados médicos se emiten en formatos bien diferentes: Análisis, radiografías, ecografías, etc. Habrá que integrar lenguajes, interfaces, gráficas,... y encajar perfectamente las piezas de ese puzzle para que todos esos datos se puedan correlacionar y obtener la respuesta correcta.

¿Interactúa también con los responsables de los sistemas informáticos en esas empresas y hospitales?

Sí hay algunos contactos para la integración tecnológica, aunque por la diferencia horaria eso lo hacen más mis compañeros en Nueva York. Cuando he estado allí sí he visitado alguna clínica para que nos cuenten cómo lo utilizan. La primera vez fue en el barrio de Queens, y nos decían que la aplicación les venía de perlas porque les facilitaba atender a gente que tenía limitaciones económicas para acceder a la sanidad. Y en la oficina también nos visitaron especialistas y médicos de cabecera para hacernos sugerencias.

¿En qué tipo de consultas y patologías están siendo más útiles hasta ahora?

Rubicon MD cubre 120 especialidades y subespecialidades médicas. Dermatología y cardiología son de las que más se usan, pero desde el primer momento quisimos aportar una cobertura muy amplia para ayudar a los médicos de atención primaria en todas las áreas. Tenemos cada semana una reunión en la que se explican las métricas, y se expone el caso más significativo de la semana anterior para seguir mejorando nuestro servicio. Lo hace una doctora que tenemos en plantilla, analizando el testimonio de algún médico que ha usado la aplicación.

Imagino que ustedes se adaptarán al nivel primario de usuario tecnológico de muchos médicos y pacientes.

Sí, intentamos que la aplicación sea lo más sencilla y accesible. Porque nos topamos con médicos cuyos ordenadores tienen el software desactualizado, o con otros que están a la vanguardia. Muchos médicos de cabecera se apoyan con el teléfono móvil para hacer fotos, por ejemplo de una erupción cutánea, y la adjuntan en lo que le envían al especialista.

¿Cómo integran la ciberseguridad?

Lo tenemos muy presente para cumplir todas las regulaciones vigentes en EEUU sobre protección de datos médicos y de pacientes. Y hay proveedores de servicios médicos que, para llegar a acuerdos con nosotros, exigen certificación de la seguridad de nuestros procesos, cuáles son los planes de mitigación de riesgo, etcétera.

Con su experiencia, ¿qué se le ocurre mejorar cuando acude en Sevilla o Sanlúcar a un centro de salud o a un hospital?

Como ciudadano, opino personalmente que la prioridad es mejorar la financiación de nuestro sistema de salud. Es buenísimo pero se está ahogando. Estamos dejando que nos lo quiten. Peligra la calidad con los recortes, con las privatizaciones. Tenemos profesionales médicos bien preparados, muy buenos, pero no dan abasto por falta de personal en hospitales y centros médicos. El equipamiento tecnológico en muchas consultas está desfasado. El Estado tiene que invertir muchísimo más en sanidad, dejar de castigarlo y volver a ponerlo puntero.

¿Y en la vertiente informática?

Como paciente he visto el software en centros médicos, y parece ser bastante antiguo y de usabilidad dudosa. Existiendo la posibilidad de usar software mejor construido y moderno, extraña ver que se siguen usando aplicaciones a veces tan arcaicas. Opino que habría que cambiar los métodos de licitaciones de proyectos tecnológicos para servicios públicos como la sanidad. Por dos razones: porque los consiguen consultoras que, en realidad, subcontratan y subcontratan y subcontratan, lo que provoca sobrecostes. Y porque ha de concebirse como una innovación continua, abriendo la posibilidad a que más candidatos puedan aportarle mejoras sin esperar tanto tiempo.

A profesionales de su trayectoria y especialización, ¿cuál es la diferencia de retribuirle el salario si viven en Nueva York o si residen en Sevilla?

Como promedio, un profesional de la informática en Nueva York puede cobrar entre dos y cuatro veces, dependiendo de su experiencia y el sector, más de lo que recibe si vive en Sevilla. Es una ventaja competitiva que aprovechan empresas tecnológicas sevillanas para conseguir traerse carga de trabajo de grandes corporaciones norteamericanas. Lógicamente, el coste de la vida es muy diferente. Por ejemplo, si en Sevilla conseguir una vivienda a precio asequible está muy difícil, y lo sé bien porque resido en el centro, en Nueva York es casi imposible.

¿Se plantean tener más empleados en Sevilla?

Existe esa opción, porque ayuda mucho tener compañeros al lado, intercambiar ideas, probar cosas y comentarlas de primer mano. Aunque no es fácil porque hemos buscado gente muy puntera en Ruby on Rails y apenas la hay en Sevilla. Como el mejor candidato que hemos encontrado en España trabaja desde Gijón, pues allí lo hemos fichado.

¿Qué desafíos a superar cuando se trabaja para empresas de países con otras monedas y legislaciones?

Atento a conseguir un buen acuerdo con la empresa que te contrate. Cuidar lo relacionado con el cambio de moneda. Cuando trabajaba con los ingleses de CookiesHQ cobraba una cantidad en libras que luego se transformaba en euros. Y todos los meses oscilaba. Fue un desastre cuando tuvo lugar el referéndum del ‘brexit’. La libra se hundió, yo cobraba ese mes dos días después, y al cambio el salario se convirtió en 300 euros menos. Pero el mayor desafío en esta forma de trabajar es comunicarte a la perfección en cualquier momento.

Explíquelo.

Has de tener la capacidad de comunicarte en inglés para expresar cualquier problema, sugerencia, indicación, necesidad, con la misma fluidez de comprensión que cuando estás charlando con un amigo. Y tanto por videoconferencia como chateando. Ser capaz de levantar la mano y pedir explicaciones, o de rendir cuentas, o de aportar soluciones. Hacer mucho hincapié en comunicarte, en reservar un rato para tomar un café y hablar a través de la pantalla. Porque cuando estás solo en una oficina y todo está ocurriendo a 5.000 kilómetros de distancia, es muy fácil quedarte aislado y no saber qué está pasando, qué se ha decidido, qué ha cambiado.

Muchas familias no saben que en Sevilla sus hijos se pueden ganar la vida como usted.

Falta más visibilidad sobre estos modelos de trabajo a distancia y a través de internet, cada vez más usuales. Porque la realidad a pie de calle para la generalidad de la población es muy distinta, y no se les va a encender la bombilla de preguntarse cómo vivir en Sevilla con un buen empleo de una empresa que no tiene sede en Sevilla.

¿A qué se refiere?

Pensemos qué modelo se fomenta desde las administraciones públicas y qué cultura del trabajo se percibe. ¿Cuál es el sector que más se fomenta? Turismo y hostelería. Pues la mayoría de la gente busca ahí empleo aunque sea precario y estacional. Pero, además, cuando yo estudiaba Ingeniería Informática, ¿para qué nos preparaban? Sobre todo para las grandes consultoras como Sadiel, Abengoa, etc. Y eso limitaba el potencial profesional de los jóvenes, especializándose solo un poco en las tecnologías que usaban esas consultoras, que en el argot de colegas las llamábamos las ‘cárnicas’: cazadoras de jóvenes, que aspiran a licitaciones de proyectos vendiendo al peso las horas de trabajo de desarrolladores. A muchos les costaba salir de ahí, quedaban estancados tecnológicamente y les generaba inseguridad plantearse si eran capaces o no de trabajar en otras empresas y en otros temas.

Como ciudadano de Sevilla desde hace 15 años, ¿cuál es su punto de vista sobre la evolución de la sociedad sevillana?

La sociedad sevillana ha evolucionado mucho. El problema es que la visible sigue siendo la del modelo decimonónico basado en el folclore, que está bien pero ni es lo único ni puede ser lo único. Sevilla es una ciudad que ofrece muchas cosas pero solo se promociona lo de siempre. La gente está saliéndose de esa burbuja de ‘pureza’. Las instituciones tienen que salir también y darle un empujón a la diversidad.