Cristina Murillo se presenta a las elecciones del Colegio de Arquitectos que se presentan el lunes. Critica duramente la labor de Díaz del Río y ha sido durante los dos últimos años un azote en las asambleas colegiales. Con rabia e indignación lamenta el deterioro que, según dice, ha perdido tanto la institución colegial como el colectivo profesional. «Los programas se pueden parecer, pero la diferencia está en que nosotros haremos lo que estamos proponiendo mientras que la actual junta tiene el colegio completamente paralizado».
¿Por qué se presenta a decana de los arquitectos de Sevilla?
—Siempre he creído en la institución colegial y pensaba que funcionaba bien. Pero en 2015 hubo una asamblea extraordinaria para pedir un préstamo de 330.000 euros e hipotecar los bienes del colegio. También quería subir la cuota. Fue la primera vez que en años le tumbaron un resultado a Ángel Díaz del Río a pesar de que la puso un 31 de julio para que no fuera nadie.
—¿Ahí se dio cuenta de que tenían que hacer algo?
—Sí. Para la siguiente asamblea nos movilizamos y asistimos unos 400 colegiados. Vimos que el colegio no funcionaba como debía funcionar.
—¿El qué no funciona?
—Empezamos a presentar escritos al colegio pidiendo información y haciendo propuestas, pero nuestra voz en las asambleas solo ese escuchaba cuando preguntábamos, de las propuestas nunca se supo. Y cuando hemos recurrido la asambleas al Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Arquitectos tampoco prosperaban, porque Díaz del Río es tesorero del CACOA y también tiene allí bastante control. El punto de inflexión llegó con el despido de Álvaro Satúe, un arquitecto de primer nivel del servicio de Urbanismo del Colegio.
—¿Qué pasó?
—En 2015 hubo siete despidos. Costó 253.000 euros y demandaron por 900.000 euros. En primera instancia ganaron y hubo que abonar 615.000 euros a dos trabajadores que estaban cerca de la jubilación. El Colegio se deja al año 150.000 euros en asesores jurídicos. Pleitea contra aparejadores, ingenieros, etc, y los servicios que prestaban estas personas despedidas no se han devuelto. Satúe es un profesional de primer nivel, es una referencia.
—Usted denuncia que han intentado que su candidatura no saliera adelante...
—Una persona de la candidatura de Díaz del Río impugnó mi candidatura porque dice que vio comentarios míos en las redes sociales sobre un procedimiento que yo tengo abierto, cosa que es falsa. Y la comisión de Deontología del Colegio me propuso una inhabilitación de seis meses
—¿Por qué?
—Tras la asamblea de 2015 escribí una carta contundente. Me parecía indignante la falta de respeto a los colegiados. Salí hundida de la asamblea y el decano mandó una carta diciendo que el Colegio estaba mejor que nunca. Mandé una carta a un grupo de amigos y apareció en un blog.
—¿Y qué decía en esa carta?
—Era una carta muy dura y muy contundente, pero todo lo que decía es verdad. Decía que el régimen era totalitario e ineficaz pero en ningún momento se insultaba ni descalificaba. Por ello me denunciaron a la comisión de Deontología. Me expresé de forma libre y quisieron inhabilitarme seis meses [Puede leer la carta aquí]
—¿Y en qué estado se encuentra ese proceso?
—Tengo una resolución firme de la comisión de Deontología del Consejo Andaluz diciendo que lo único que hice fue ejercer mi derecho y deber como colegiada de expresar mi opinión. Y que esa carta no contiene nada que sea objeto de una comisión de Deontología. Para Díaz del Río ha sido un fracaso. De todas formas, me ha requerido por escrito que retire esa carta o me vuelve a denunciar a la comisión.
—¿No cree que está todo demasiado enturbiado de cara a las elecciones?
—Él se ha dado cuenta que lo de la comisión le ha salido mal, pero si hubiera hablado conmigo todo sería distinto. Incluso he pedido dos veces que quiten la carta del blog, pero no lo hacen. El blog no es mío.
—Centrándonos en su programa, ¿por qué pide el voto?
—En los últimos 16 años se ha hecho muy poco. Tengo la voluntad de llevarlo todo a cabo ya que de ello depende nuestra subsistencia como profesionales. Somos un colectivo muy castigado y necesitamos un colegio fuerte que nos represente.
—¿Sabe cómo está la tesorería del colegio?
—Nunca explican el déficit que hay, ni los activos ni nada por el estilo.
—Pero los colegiados deben tener acceso, ¿no?
—Se exponen unos presupuestos muy poco detallados que no muestran el alcance real de la contabilidad del colegio. La tesorería del colegio es bastante opaca.
—¿Cuál es su idea estrella?
—El Colegio debe ser altamente eficiente. Es hora de dar un servicio real. Debe haber un departamento de Urbanismo fuerte. El Colegio ahora mismo no tiene relevancia a ningún nivel, ni provincional ni regional. Esa falta de visibilidad de la profesión es vital para nosotros. Le pongo un ejemplo: En el debate de las Atarazanas el Colegio no ha aparecido para nada. El Colegio está ahora mismo paralizado y necrosado.
—Dibuja usted un panorama muy feo...
—Los visados tardan de 15 días a un mes. Si te vas a Cádiz los tienes en 24 o 48 horas. Es una disfunción brutal. El archivo de Urbanismo lleva dos años que no se repone, y habrá que gastar un dineral cuando haya que ponerlo al día. El colegiado tiene un desapego por el Colegio porque siente que no sirve para nada. Tampoco hace nada para resolver problemas a nivel colectivo. Tampoco se apuesta por la investigación.
—¿Cuáles siguen los principales problemas de los arquitectos, además del paro?
—Hay cosas que están mal per se. Tu puedes llevar en el programa que vas a cambiar la ley de honorarios mínimos pero si luego no haces nada no me sirve. Creemos firmemente que tiene que haber una ley de honorarios mínimos.
—¿Cómo se sube el prestigio del arquitecto, que tanto ha caído los últimos años?
—Si no te haces imprescindible nadie de te va respetar. Si el Colegio no se mueve y no está en los foros, al final desapareces. A nivel institucional no existimos.
—¿Están recuperando trabajo tras la crisis?
—Sí, pero el problema es cómo. Es muy importante la responsabilidad de un técnico en la obra. Hay que adecuar la responsabilidad civil a la realidad profesional. También el Colegio debe defender nuestros impagos. Debemos funcionar de forma corporativa bajo un ente que nos represente. Vamos a luchar para que el trabajo que haya sea digno.
—¿Se ve ganadora?
—Aquí no hay mesa electoral, el que rige las normas es el decano y quien valida las firmas del voto delegado es el secretario, que además se vuelven a presentar. Son juez y parte. Vamos a pecho descubierto. El sistema es muy injusto. Tampoco nos ha facilitado un censo hasta el lunes pasado, y solo con direcciones postales. Ni correos electrónicos ni teléfonos. Si los compañeros creen que es posible un Colegio distinto, ganaremos. Si deciden que no es su problema, ganará la desidia.
—¿Y que sea un puente?
—Es una más, como la del censo, porque a él le beneficia.