Es muy difícil que un grupo de pequeños de entre tres y cinco años presten atención a su maestro, pero Vicente López profesor de música y expresión corporal de la Fundación Barenboim-Said sí lo logra con sus alumnos de la escuela de verano del Polígono Sur. Todos sentados alrededor de él siguen perfectamente sus instrucciones. Está trabajando con ellos las reacciones de los niños a un sonido musical. Y responden a la perfección. Prácticamente no les tiene que corregir. Y es que estos chiquillos admiten que les gusta y se divierten. Prueba de ello es que no dejan de tocar el instrumento que se les ha asignado y de canturrear.

Joselete, con tan solo tres años, es de los pocos del grupo que se guarda la vergüenza y se anima a decir en voz alta que le gusta la clase.

Juan, un niño ciego de siete años, que también acude a estas clases de verano, afirma con rotundidad que se divierte en el taller de música y junto al profesor se pone a tocar «el piano» y es que Vicente no para de interactuar con los pequeños, a los que en hora y media de clase los tiene más que entretenidos haciendo música.

Este taller lo realiza la Fundación Barenboim-Said desde hace tres años en las escuelas de verano que organiza la asociación Entre Amigos y al que asisten 75 menores en los colegios Andalucía, Manuel Altolaguirre y Paz y Amistad del Polígono Sur. Unos niños que durante el curso también acuden a clases de música, puesto que el taller complementa el proyecto de Educación Musical Infantil que la fundación mantiene desde hace 12 años en los colegios Andalucía, Manuel Giménez Fernández y Paz y Amistad del barrio, en los que se imparten clases diarias de música durante el horario escolar a 160 menores de entre tres y cinco años.

El día de ayer fue excepcional para este taller ya que contó con la visita de la comisaria para el Polígono Sur, Mar González; la directora gerente de la Fundación Barenboim-Said, Muriel Páez; y la delegada de Educación de la Junta, Francisca Aparicio, quienes disfrutaron con las habilidades de los chiquillos.

González destacó que los proyectos musicales implantados en el barrio tienen un papel esencial en los escolares, porque son «una herramienta fundamental en la educación musical de los menores, ya que despiertan su interés por ella, crean lazos entres las comunidades educativas, desarrollan sus capacidades y fomentan la transmisión de valores». A ello se suma, según la comisionada, que los pequeños disfrutan. González recalcó que este tipo de actividades se pueden realizar gracias a la colaboración de las administraciones públicas y de las asociaciones.

Por su parte, la delegada de Educación dijo estar encantada con la visita: «Es un día especial». Y remarcó que está muy agradecida por la realización de estas actividades, «puesto que con la música se educan valores, los niños se conocen, se relacionan entre sí y permite la inclusión». Muriel Páez destacó además que este taller de verano permite continuar con la labor que la fundación realiza durante el año e hizo hincapié en que con la música se «desarrolla la creatividad y se refuerza la autoestima».

Finalmente, la directora de la asociación Entre Amigos informó de que este año a las escuelas de verano del Polígono Sur acuden 340 menores, que normalmente entran a las 9.30, desayunan y a partir de las 10 entran en los diferentes talleres, luego van a la piscina, comen y a las 15.00 horas regresan a su casa, con la merienda. Esta entidad, que lleva trabajando más de 30 años en el barrio, tiene escuelas de verano en tres colegios del barrio y en dos institutos, el Romero Murube y el Polígono Sur.