Navidades con la cabeza en Lesbos

Los bomberos de Proem-Aid regresan a la isla griega a la que llegan miles de refugiados sirios

30 dic 2016 / 21:29 h - Actualizado: 30 dic 2016 / 22:47 h.
"Solidaridad"
  • Dos de los bomberos de Proem-Aid, en su lugar de trabajo habitual, el parque de Mairena del Aljarafe. / R.A.
    Dos de los bomberos de Proem-Aid, en su lugar de trabajo habitual, el parque de Mairena del Aljarafe. / R.A.

Se les recuerda más por haber sido víctimas de una retención polémica en territorio griego que por salvar decenas de vidas en las costas de Lesbos. Aquellas fotos que nos llegaban con sus plumíferos naranjas han quedado en la memoria del público quizá más que el relato de cómo se organizan para evitar que los refugiados sirios que llegan a la costa terminen ahogándose o estrellándose contra las rocas.

Vuelven otra vez allí. Están pasando las navidades con un nudo en la garganta, tal vez pensando que tendrían que haberse ido antes, pero con la certeza de que también sus familias los necesitaban en estas fechas. Salen el próximo 10 de enero de nuevo hacia el epicentro de la vergüenza europea, la isla de Lesbos, adonde siguen llegando las víctimas que huyen de las masacres de Alepo y del resto de la Siria que sigue desangrándose entre los enfrentamientos de las tropas de Asad, los rebeldes y el Estado Islámico.

La reciente «liberación» de Alepo podría hacer que aumentara el número de refugiados, que había llegado a bajar algo en los últimos dos meses. Sin embargo, lo que más hace temer que el número de refugiados se dispare en los próximos meses es la situación política en Turquía (de donde proceden las embarcaciones hacia Lesbos). La tensa situación social tras el fallido golpe de estado de este verano ha provocado también que las fuerzas de seguridad turcas desatiendan la enorme masa de sirios que se agolpa en sus campos de refugiados, con cada vez peores condiciones. Esta situación y el deseo explícito de Erdogán por deshacerse de estas personas -habida cuenta de que ya no le sirven para entrar en el club europeo- podría impelir a los sirios a retomar en masa el camino hacia la costa oeste.

Los bomberos de Proem-Aid tienen por delante, como mínimo, tres meses de trabajo en la costa de Mitilene, donde ya pasaron varios meses atendiendo a las personas que llegan muertas de miedo y frío a Europa.

Ese «trabajo» seguirá siendo por cuenta propia, con días quitados a sus vacaciones y con dinero puesto de su bolsillo. En este punto, toca hablar de dinero. A estos bomberos les hace falta apoyo económico para que su ayuda llegue aún a más personas. Si bien sufragan el transporte y la manutención de su propio bolsillo, es necesario también un fuerte apoyo logístico. José Antonio Reina, uno de los bomberos sevillanos que parte en unos días hacia Lesbos, no duda de cuál es la mejor manera de aportar mucho con muy poco: «Necesitamos que la gente se haga socia de Proem-Aid. Son cinco euros al mes, que no es nada para una persona. Si conseguimos nada más que 1.000 socios, tendríamos unas posibilidades enormes de ayudar a muchísima gente más».

¿Ayudarles a qué? Las imágenes que nos han impactado este año han sido las barcas repletas de personas ateridas de frío llegando a la rocosa playa de Mitilene, cayendo destrozados en los brazos de estos y otros cooperantes que les esperaban. Pero su ayuda no acaba ahí, ni muchísimo menos. Tras unos primeros auxilios (»mínimo un abrazo», dice Reina), los sirios pasan principalmente al campo de refugiados de Pikpa, en la zona. Allí colaboran principalmente con la ONG griega Erci, que precisa irremediablemente de la ayuda de los bomberos. «Hacemos de comer, fabricamos muebles, atendemos a niños y mayores... no paramos». Además de eso, los bomberos pasan largas horas de guardia en la costa, tratando de avistar embarcaciones que llegan a cualquier hora del día o de la noche.

Desde el día 10 de enero, entre tres y cinco bomberos irán relevándose cada 15 días en la isla fronteriza. Con Juan Antonio Reina saldrá otro bombero sevillano, Sergio Espinosa, también con muchísima experiencia en la zona, además de otros dos bomberos venidos del País Vasco y Cataluña. Proem-Aid (Professional Emergency Aid) se nutre de efectivos voluntarios de toda la geografía española, aunque lo cierto es que el motor se mueve desde nuestra provincia. Sobre los hombros de algunos de estos bomberos de nuestra provincia ha recaído gran parte de la coordinación de todo lo hecho en este año, un aspecto al que ya se le está poniendo solución, con la incorporación de un coordinador por cada equipo zonal.

No se ve ilusión en los ojos de este bomberos. Sólo preocupación por llegar a la zona lo antes posible para ayudar a tanta gente que lo sigue pasando mal. Pero la energía no le falta en la mirada, una energía de la que aún es deficitaria la población, a la que le cuesta la misma vida «retratarse» para financiar este tipo de causas. Sin embargo, estos bomberos sevillanos son optimistas y esperan que cuando estén fuera de nuestra tierra salvando vidas, sientan el calor de unos paisanos que no sólo se preocupan por que vuelvan sanos y salvos, sino también porque puedan realizar su trabajo con respaldo económico. Háganse socios en este enlace.

LOS NIÑOS, LOS PRIMEROS

De entre todas las caras de sufrimiento y tensión que vemos a través de las imágenes que nos llegan desde Lesbos, probablemente las que más nos impactan son las de los niños, en la mayoría de ocasiones casi inexpresivos, pálidos, atenazados por el miedo y el frío que han pasado. Ellos son los principales destinatarios de la ayuda de Proem-Aid, no sólo en la costa. Los bomberos se dedican a ellos muy especialmente en el campo de refugiados de Pikpa, donde los pequeños llegan a pasar largas temporadas. Ya disponen de una escuela y de mobiliario (construido por los cooperantes), pero les falta material para jugar... Esta circunstancia dio a los bomberos sevillanos la idea de construir un pequeño parque colgante a base de troncos y sencillas tirolinas, todo un acierto no sólo a nivel recreativo sino, especialmente, para el fortalecimiento físico de unos niños que incluso han visto afectado su crecimiento a cuenta de las penalidades pasadas. Un antecedente de esta idea es la actividad llevada a cabo este pasado verano, precisamente en una playa de la misma isla de Lesbos, en la que los bomberos enseñaron a nadar a los pequeños, pero sobre todo a perder el miedo al mar que tanto les había llegado a aterrar.