Neurojuguetes contra el autismo

Una graduada en Diseño Industrial de la Universidad de Sevilla desarrolla un juguete basado en la teoría de la neurociencia para ayudar a niños con trastornos del neurodesarrollo

25 jun 2017 / 06:01 h - Actualizado: 25 jun 2017 / 06:01 h.
"Universidad de Sevilla"
  • Francisco Aguayo, Estela Peralta y Sonia López, junto al prototipo a pequeña escala del juguete que han desarrollado. / Manuel Gómez
    Francisco Aguayo, Estela Peralta y Sonia López, junto al prototipo a pequeña escala del juguete que han desarrollado. / Manuel Gómez

«En realidad, me interesó desarrollar este proyecto por una concepción que tengo del diseño: es intentar mejorar la calidad de vida de las personas». La declaración de intenciones lleva la firma de Sonia López, graduada en Diseño Industrial en la Escuela Politécnica Superior (EPS) de la Universidad de Sevilla (US), y autora de un proyecto que ha consistido en el desarrollo de juguetes para niños con trastornos del neurodesarrollo o trastorno del espectro autista (TEA).

Francisco Aguayo, profesor de la EPS del departamento de Proyectos de Ingeniería y director del trabajo, lo resume: «El objeto es diseñar un juguete que sea un instrumento para la terapia en la población con trastornos del espectro autista basado en la teoría de la neurociencia. A partir de ahí, hacemos una revisión de los marcos teóricos que hay en neurociencia. En las hipótesis sobre la etiología del espectro autista –el estudio de las causas de la enfermedad– vemos que hay un ámbito, una hipótesis que indica que algunas de las sintomatologías tienen relación con la afectación de las neuronas espejo, y a partir de ahí profundizamos en esa teoría como marco teórico para profundizar las bases científicas del diseño del juguete».

Por partes.

Porque de lo que hablan es de un juguete, compuesto por dos módulos de gran tamaño, pero también de un objeto tecnológico y de un marco teórico. Todo en uno. Y parte de la base de que la activación de esas neuronas espejo, que están implicadas en procesos de aprendizaje, imitación y en la empatía, activan las conexiones neuronales. Y el juguete, con una arquitectura formada por dos módulos de gran tamaño ensamblables en una serie de posiciones, que son modificadas por los niños con trastorno y sus compañeros de juego, constituye un elemento facilitador de esa imitación en espejo.

Sonia, a estas alturas, se ha convertido casi en una experta en los trastornos del espectro autista, que «se define por características como deficiencias en la comunicación y en la interacción social, además de por restricciones de comportamiento e intereses muy restrictivos». Y por la estereotipia, que son «movimientos repetitivos, como sonidos o acciones, que realizan los niños con autismo». De manera que son esas tres áreas –la interacción social, la comunicación, y los comportamientos restrictivos– las que se ven afectadas.

Los juguetes están pensados, detalla Sonia, «para tres contextos diferentes: gabinetes especializados, un contexto de hogar, doméstico, y también para un contexto lúdico». En función de cómo se utilice, de cómo se juegue, los beneficios serán distintos.

Las diferentes posibilidades de juego son balanceo, coordinación de movimientos, gateo dentro del túnel, tacto y sonido y deslizamiento por los módulos. Los beneficios son múltiples, cuenta Sonia, y dependen de esas distintas opciones: «La primera sería que el adulto o el compañero de juegos se ponga enfrente del niño con autismo y ambos utilicen un juego de toque de teclas. El objetivo es ponerlos de acuerdo y tocar las mismas teclas para entrar en interacción y que la actividad neuronal, las neuronas espejo, se activen».

El juguete también sirve para mejorar la motricidad gruesa «a través del movimiento de los dos módulos. Tenemos que ponernos de acuerdo y juntarlos, podemos pasar por debajo del túnel o subirnos encima de los ellos». Para trabajar la motricidad fina, los módulos incorporan bolas «sensoriales», con textura.

La tercera pata del proyecto es Estela Peralta, profesora del Departamento de Ingeniería del Diseño y «la que ha conducido más la dirección del proyecto», según Francisco Aguayo. Para ella queda ahora explicar en qué punto se encuentra el trabajo. «Hemos completado el marco de trabajo, el diseño de la metodología y hemos hecho algún prototipo y algún diseño de neurojuguete. El siguiente paso será coger los prototipos a tamaño real e intentarlos probar en distintos contextos: lúdicos, domésticos y de terapia, e intentar ver cómo la base metodológica funciona en la aplicación para el diseño de juguetes», nada menos. Queda además la búsqueda de la financiación, necesaria para seguir adelante.