Una de las tres víctimas de los delitos de abusos sexuales y lesiones cometidos por el catedrático de la Universidad de Sevilla y exdecano de la Facultad de Ciencias de la Educación Santiago Romero ha manifestado que la actitud del condenado frente a las víctimas era «un modus operandi y no era la primera vez que lo utilizaba».
Así lo ha manifestado en el programa La tarde, aquí y ahora de Canal Sur Televisión, recogidas por Europa Press, en el que ha narrado que los episodios de abusos del profesor Romero comenzaron «un tiempo después» de ser contratada en octubre de 2005. Desde el principio, el catedrático «dejaba en evidencia que él era quien mandaba allí, el que hacía y deshacía en la Facultad», ha añadido.
El episodio de abuso sexual «más grave» hacia esta víctima sucedió en la primavera de 2007, cuando, «aconsejada» por sus compañeras, fue al despacho del decano a darle explicaciones de sus proyectos de investigación. Entonces, «aprovechó mi situación de vulnerabilidad para acercarse y agredirme». A partir de ahí, los episodios «son intermitentes» en el tiempo y se producen «en pasillos, en su despacho, en las entradas y salidas de la Facultad», ha explicado la víctima, que ha apuntado que los abusos a otras compañeras han tenido lugar «incluso fuera del centro».
La víctima ha asegurado que las «amenazas eran continuas, sutiles y, a veces, explícitas». «Aquí se hace lo que yo digo y si no haces lo que yo digo no vas a trabajar en la Universidad –de Sevilla– ni en otra universidad de España», ha afirmado como ejemplo de las amenazas, añadiendo otra muestra: «Si sigues por ese camino te encontrarás una gran soledad en el futuro y muchas piedrecitas en el camino». A las amenazas hay que añadirle «insultos y acoso verbal», ha indicado.
«Me levantaba por las mañana llorando desesperadamente porque no quería ir a trabajar, pero tenía clases y tenía que ir al centro, era mi obligación. Sufría mucho, no quería verlo, no quería escucharlo y, mucho menos, quería que me tocara», ha narrado.
La víctima ha narrado que «pensaba que mi situación era un caso aislado y nadie me creería». Si bien ha detallado que tenía una compañera «brillante y con una perspectiva profesional de éxito», pero que la veía que «faltaba mucho, enfermaba a menudo, se encontraba decaída, cohibida...». «Un día le pregunté qué le pasaba y me dijo que estaba siendo acosada por este señor», ha recordado. «Los comentarios, las formas de acercarse,... eran calcados. Creo que era un modus operandi y no era la primera vez que lo utilizaba»