¿Para cuándo los cambios en la Bienal?

Lo bueno –o lo malo– de este año es que el público no va a saber de quién es el bodrio, si de Cristóbal Ortega, Ortiz Nuevo o Antonio Zoido

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
08 mar 2018 / 10:25 h - Actualizado: 08 mar 2018 / 10:26 h.
"Flamenco","Bienal de Flamenco"
  • El hotel Triana acogerá, entre otros, a Carmen Ledesma y a Paco Vega. / El Correo
    El hotel Triana acogerá, entre otros, a Carmen Ledesma y a Paco Vega. / El Correo

El problema de la Bienal de Sevilla –es que hay ya bienales de flamenco en medio mundo, de ahí que especifique–, no es a quién pongan de director, porque ha quedado claro que da igual, aunque no haya organizado nunca ni un bautizo, sino que nadie del Ayuntamiento sabe qué tipo de festival le va bien a Sevilla y qué demanda la afición jonda del mundo.

Ves la programación y, además de seguir siendo un gazpacho, compruebas que, una vez más, es incoherente, inflada a base de relleno y con cosas inexplicables como, por poner un ejemplo, la inclusión de El Niño de Elche y su Antología del Cante Heterodoxo, porque este señor se burla del flamenco desde hace tiempo. Encima, le dan el Lope de Vega. O la de Rosalía, con un espectáculo que, además, se llama así, Rosalía, sin más. Ni La Niña de los Peines tuvo jamás un espectáculo que se llamara Pastora, a secas. España y su cantaora, así se llamó el último de la cantaora sevillana, que fue su ruina económica y la de Pepe Pinto.

Lo bueno –o lo malo– de este año es que el público no va a saber de quién es el bodrio, si de Cristóbal Ortega, Ortiz Nuevo o Antonio Zoido. El que venga atrás que arree, dirían los dos primeros. Sesenta y un espectáculos en menos de un mes, con once escenarios distintos. De locos.

Claro que miras los espectáculos y te preguntas que cómo se llega a la conclusión de que determinados artistas son imprescindibles en la cita. Por ejemplo, Segundo Falcón y Paco El Sopi o Pepe Rueda y Tamara Aguilera. O te quedas turulato con lo de que convertirán el Teatro Alameda en un café cantante, que no es mala idea, pero con tintes de sala de jazz americana para juntar a La Tremendita con María Terremoto o a Tomasito con Gipsy Rap. La Niña de los Peines, que vivía enfrente, hubiera flipado en colores. ¡Estos malditos gachés!

Increíble, una vez más, la sobrecarga de baile de ballet con base teatral. María Pagés, La Yerbabuena, Isabel Bayón, el Ballet Flamenco de Andalucía, Rafaela Carrasco y Ana Morales, entre otros y otras. Menos mal que luego llevan al hotel Triana a Carmen Ledesma, Paco Vega, Rosario Toledo, Antonio El Cordobés y El Junco, digamos que para rellenar huecos y ausencias, aunque han despreciado a la jerezana Manuela Carpio, con lo bien que baila esta mujer.

En líneas generales, esta Bienal es más de lo mismo, el mismo planteamiento, los mismos artistas y el mismo cansancio meses antes de empezar. La rutina viene acabando con el festival desde hace años y llevamos algunos esperando un cambio que no llega. Luego se llenarán los teatros y todo quedará justificado. Pues si eso es lo importante, adelante con los faroles. Pero la Bienal se está quedando atrás y cuando intente remontar ya no habrá sitio.