Con la llegada del verano y las vacaciones de los más pequeños, una de las principales preocupaciones de los padres es que sus hijos vean material inapropiado por internet, sobre todo ahora que tienen más tiempo libre. Según los datos recogidos en la encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares, del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 95 por ciento de los menores que navega por la red lo hace sin saber los riesgos que hay.

A pesar de esta información del INE, el 80 por ciento de los padres confiesa que nunca le ha explicado a su hijo que existen páginas que no son apropiadas para él o los riesgos que hay en la red, como revela una encuesta sobre hábitos de uso y seguridad de internet de menores y jóvenes de España realizada por el Ministerio del Interior.

Para tratar de solucionar y afrontar esta situación los expertos aconsejan dialogar y llegar a pactos sobre el tiempo, los espacios y los contenidos que los menores deben compartir con los dispositivos con acceso a internet. Y, sobre todo, destacan la necesidad de hablar de los peligros que existen, teniendo en cuenta que en general los jóvenes tienen una percepción baja del riesgo que hay en la red.

Una de las herramientas con las que cuentan los padres son los sistemas de control parental que pueden instalarse en los dispositivos electrónicos. «Permiten en cierta medida controlar y decidir qué pueden utilizar y qué pueden consumir nuestros hijos mediante las distintas pantallas, ya sean las de los móviles, las tabletas o los ordenadores», explica Judith Clares, profesora de los Estudios de Ciencias de la información y de la Comunicación de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC).

Por otro lado, están los sistemas de filtrado que poseen las propias plataformas de contenido audiovisual como YouTube, que limitan el acceso a determinados vídeos que consideran que no son adecuados para los niños. De hecho, esta plataforma creó una versión infantil, YouTube Kids, dirigida a los menores de hasta cinco años, a través de la cual estos no pueden llegar a ningún contenido que no sea apropiado. Sin embargo, Clares ve muy difícil que los criterios de esta plataforma digital sean iguales que los de familias de todo el mundo, ya que tienen perfiles culturales muy variados. «Lo que tú puedes considerar adecuado para tu hijo, otro lo puede considerar ofensivo. Las plataformas deberían crear un sistema que permita decidir qué vídeos o qué canales son adecuados y crear listas de reproducción» apunta Clares.

La web de ahorro Kelisto.es en un estudio que realizó para el Día de Internet confirmó que un 32 por ciento de los jóvenes entre 12 y 18 años dedica más de tres horas diarias a estar conectado en internet, cifra que se incrementa con la llegada de la época estival. Además, el 62 por ciento de los adolescentes no planifica su tiempo frente al ordenador, sino que «se deja llevar» explica Manuel Moreno, redactor jefe de Kelisto.es.

En cuanto a los dispositivos que los jóvenes utilizan para conectarse, el ordenador ocupa la primera posición, pero el móvil está registrando un incremento importante. El 80 por ciento de los adolescentes reciben su primer smartphone con conexión a la red a los 12.

«Para evitar este tipo de situaciones, es muy importante que los padres adopten una actitud proactiva en cuanto a la educación online de sus hijos y que tomen medidas para supervisar, de una manera no intrusiva, el uso que hacen de internet. Instalar programas de control parental, fomentar un uso educativo y moderado de la red y establecer una relación de confianza con los adolescentes para conocer sus hábitos de conducta online son algunas medidas para garantizar su experiencia en la red», establece Moreno.

Sea como sea, Clares cree que «los padres deben ser conscientes de que el control excesivo es solo una opción que hay que tener en cuenta para establecer qué pueden ver los niños o a qué aplicaciones pueden acceder mediante los dispositivos que hay en casa, porque nuestros hijos usarán otros dispositivos, y la mejor herramienta para protegerlos pasa por garantizar una buena educación».