Pudo haberse evitado

Casos reales. Empleo explica con ejemplos no identificables, pero auténticos, decenas de muertes que no tendrían por qué haber ocurrido

12 dic 2016 / 22:50 h - Actualizado: 13 dic 2016 / 00:21 h.
"Accidentes laborales","Los riesgos del trabajo"
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Muchos accidentes laborales se podrían haber evitado. La Consejería de Empleo explica con casos reales –alguno con resultado de muerte– cómo podrían haberse hecho bien las cosas y no convertir el trabajo en una desgracia irreparable.

MORTAL: CAER DEL CAMIÓN DE LA BASURA

Ocurrió en noviembre de 2016. El trabajador de 44 años llevaba empleado en una sociedad anónima de servicios de limpieza pública más de 20 años. Su labor era la recogida de contenedores de residuos sólidos urbanos. Era medianoche y acababan de empezar la jornada. Llevaban unos 25 contenedores ya recogidos. En el camión de recogida, propiedad de la empresa, iban el conductor, un operario en la estribera trasera izquierda y en la derecha el trabajador que sufrió el accidente.

Al realizar un giro muy cerrado para recoger unos contenedores, el operario cayó de la estribera al suelo, sufriendo un fuerte golpe en la cabeza.

En el camión el principal riesgo se deriva de la posición de los operarios en las estriberas del vehículo. El desplazamiento así es incómodo y peligroso tanto por el riesgo de caídas como por los posibles choques contra otros vehículos o elementos como postes o farolas.

El número de accidentes notificados en este sector sugiere que las empresas y los trabajadores pueden no ser plenamente conscientes del peligro que supone desplazarse en los estribos de un vehículo en movimiento y trabajar cerca de los camiones de recogida de basuras.

Este accidente podría haberse evitado si hubieran instalado un sistema que evitara las caídas de las estriberas durante los trayectos en la recogida de residuos urbanos. La mejor opción hubiera sido eliminar el transporte de personas en los estribos y que viajaran en la cabina, desciendo cada vez que hubiera que mover contenedores. Para facilitar el ascenso y descenso de los vehículos de forma segura, existen vehículos con cabinas bajas y puertas de apertura lateral. Esto hubiera eliminado el riesgo derivado del transporte de las personas en los estribos.

Otra una opción práctica podría haber sido el uso de algún elemento que protegiera contra el riesgos de caída fortuita o un sistema de sujeción en el puesto de trabajo sobre las estriberas que evitaran las caídas de los trabajadores del camión durante su marcha. Hasta no instalar un sistema protección más eficaz podrían haberse utilizado equipos de protección individual.

Los conductores y recogedores deben ser formados para reconocer la zona de peligro alrededor de un vehículo de recogida de basuras. El tamaño de esta zona de riesgo depende de los límites de los puntos ciegos del conductor y la distancia necesaria para frenar el vehículo con suavidad, sin lanzar a un recogedor desde el estribo. Se recomienda no superar los 15 km/h cuando los recogedores vayan en los estribos y se desplacen en distancias cortas de unos 300 metros o menos.

MORTAL: CAER AL PINTAR EN ALTURA

Ocurrió en abril de 2015. El trabajador era un pintor de 52 años y pertenecía a una pequeña empresa cuya actividad principal era la pintura y el acabado de edificios. Era su primer día de trabajo y tenía un contrato por obra o servicio a tiempo completo.

La empresa tenía encargado la pintura de la fachada exterior de una vivienda unifamiliar particular. El trabajo era llevado a cabo por tres trabajadores. Para el desarrollo de las tareas se utilizaban varias escaleras de tijera así como una escalera de mano extensible de tres tramos.

El accidente sucedió cuando el trabajador estaba pintando o enmasillando grietas de una cara lateral de la fachada de la casa, en la zona de vuelo del tejado, a una altura de 7,30 metros. Para alcanzar la altura de la zona a pintar dispuso la escalera extensible de tres tramos sobre un andamio de borriquetas de un tramo de altura, dotado con ruedas, y que pertenecía al propietario de la vivienda.

La caída se produjo cuando estaba sobre la escalera a esa altura. El trabajador fue trasladado al hospital y falleció debido a las lesiones provocadas por el golpe recibido en la cabeza.

Este accidente podría haberse evitado si la empresa hubiera designado una persona con formación y capacidad adecuada para vigilar el cumplimiento de las actividades preventivas, tal como establece la Ley de prevención de Riesgos Laborales cuando se realicen actividades peligrosas.

La escalera de mano se colocó sin asegurar su estabilidad y con un alto riesgo de desplomarse por desplazamiento accidental. Los puntos de apoyo de una escalera de mano deben asentarse sólidamente, de manera que no puedan moverse. Esto se consigue mediante la fijación de la parte superior o inferior de los largueros, o con dispositivos antideslizantes.

No obstante, ya que para pintar había que acceder a una altura superior a 3,5 metros, hubiera sido necesario la utilización de andamios. Solo en caso que no fuera posible, o no estuviera justificado, podría haberse utilizado un equipo de protección individual anticaídas formado por un arnés y una conexión para unirlo a un punto de anclaje seguro. Siempre hay que dar prioridad a las medidas de protección colectiva frente a las medidas de protección individual.

Como en este caso, ese año el 5% de los accidentes mortales en jornada de trabajo se produjeron el primer día de trabajo.

MORTAL: ASFIXIA MÚLTIPLE EN UNA ALMAZARA.

Ocurrió en mayo de 2015. El operario trabajaba en una almazara para la obtención del aceite de oliva. Durante el proceso, las partículas sólidas que se depositan en el fondo de las bodegas dan lugar a un aceite espeso denominado turbio, el cual hay que separar para mantener la calidad del producto. En este caso todos los sedimentos turbios originados durante la campaña se almacenaban en un trujal o depósito de obra construido bajo el suelo.

Todos los años, al terminar la campaña de molturación de aceituna se procedía a retirar esos turbios con una bomba de trasiego portátil. Posteriormente se calentaban en una termobatidora y a continuación se pasaban por una centrífuga que extrae así un aceite lampante de peor calidad.

Llevaban dos días sacando turbios del interior del trujal. Cuando quedaban solamente unos 15 centímetros en el fondo, el trabajador se introdujo por la arqueta metálica de 100 x 50 centímetros que estaba en el suelo y que era la única boca de entrada existente. Bajó al fondo del depósito con objeto de limpiar y retirar esta última parte. Mientras, otro trabajador que le había ayudado a colocar la escalera manual le esperaba fuera.

El deposito tenía unos 3,5 metros de altura, cuatro de ancho, y 4,5 de longitud. El operario tenía que empujar desde el fondo el aceite con un cepillo hasta un hueco en el suelo donde se introducía la alcachofa de la bomba para aspirar el líquido. Posteriormente se procedería a la limpieza de las paredes y suelo del trujal.

Al momento de bajar al fondo el trabajador pidió ayuda porque se mareaba y seguidamente perdió la conciencia. El compañero que se encontraba en la boca de entrada gritó y pidió ayuda. Una primera persona bajó al fondo e intento ayudarle en vano, y volvió a subir. Después otro pretendió hacer lo mismo, pero a mitad del camino se tuvo que volver porque no podía respirar. Un tercer trabajador bajo al fondo del trujal e intentó arrastrar y subir al accidentado. En su intento este también quedó en el interior del trujal sin conocimiento.

Por último uno de los trabajadores volvió a bajar a auxiliar a sus dos compañeros, sin poder ya salir. A partir de entonces quedaron los tres operarios inconscientes en el fondo del trujal. Fue entonces cuando dieron el aviso a los servicios de emergencia. Al llegar los bomberos procedieron al rescate del los tres cuerpos aún con vida. Dos de ellos respondieron positivamente y fueron trasladados al hospital y fueron dados de alta al poco tiempo. El tercer cuerpo, del primer trabajador en bajar, no recobró el conocimiento. Al quedar boca abajo en el fondo del trujal, tragó y aspiro líquido, y falleció ahogado por los propios turbios.

¿Cómo pudo haberse evitado? Los depósitos para el almacenamiento de aceite no están concebidos para una ocupación continuada por parte del trabajador y pueden tener una atmósfera deficiente en oxígeno. A esto añadimos otros riesgos ocasionados por la estrechez, incomodidad dé posturas de trabajo, limitada iluminación o la amplificación del ruido. La asfixia es consecuencia de la falta de oxígeno. Los accidentes en estos espacios suelen ser graves, tanto para la persona que realiza el trabajo como para las que auxilian de forma inmediata sin adoptar las necesarias medidas de seguridad. En este caso tendría que haber existido un procedimiento de trabajo supervisado y dirigido como recurso preventivo, ya que se trataba de una actividad reglamentariamente considerada peligrosa. Un responsable debería haber autorizado y firmado la entrada en el recinto, tras una, medición de oxigeno y evaluación de la atmósfera interior con el empleo de instrumental adecuado, ventilación y renovación continuada del ambiente interior, vigilancia externa continuada, o el equipamiento con cuerda de seguridad, arnés y medios de sujeción para facilitar el rescate.

MORTAL: AHOGADO EN UN CANAL DE RIEGO

Ocurrió en septiembre de 2015. El operario trabajaba como capataz y jefe de mantenimiento en una comunidad de regantes. Sus funciones eran muy diversas. Comprendían tareas de servicio, mantenimiento, control y vigilancia del canal.

Aquella fría mañana de invierno, el trabajador y su compañero iban equipados con ropa de abrigo y calzado de seguridad. Se disponían a seguir saneando y eliminando las hierbas que crecían en las juntas de dilatación del canal para evitar que las raíces levantaran el hormigón. Ésta era su tarea más habitual. Para acceder a los puntos donde se encontraba la hierba crecida, disponían de una furgoneta tipo pick-up. Como el talud del canal era muy inclinado, para evitar el riesgo, el trabajador se equipaba con un arnés anticaídas y mediante cuerdas se anclaba a la bola de enganche de remolque del vehículo. Entonces descendía por el talud hasta llegar al sitio donde se encontraba la hierba para eliminarla y rellenar con mezcla el hueco.

En esta ocasión el vehículo no pudo acceder al siguiente tramo por la presencia de un montículo de tierra. Estos obstáculos, aunque no estaban autorizados, eran frecuentes y los ponían los propietarios de las fincas para evitar robos.

Cuando esto ocurría, eliminaban la hierba utilizando un pulverizador de herbicida, sin poder sanear las juntas ya que no podían acceder sin anclarse al vehículo. El operario se equipó con la mochila, la lanza de aplicación de un metro y se dispuso a caminar por el margen, tratando las hierbas que se encontraba en las juntas de dilatación. Mientras, el compañero fue con el vehículo a por bocadillos del desayuno.

Al volver al punto de encuentro, vio flotando en el canal la mochila de herbicida. Recogió la mochila con ayuda de una pértiga. Al día siguiente encontraron el cuerpo del fallecido en el fondo del canal. Por algún tropiezo, resbalón, o desvanecimiento el trabajador cayo al canal y falleció ahogado.

El trabajador al realizar el saneamiento de juntas a pie aplicando el herbicida con la lanza, no estaba incumpliendo ningún procedimiento, ni orden de trabajo, ya que éstos no existían. Tampoco se prohibía la realización de trabajos en solitario. Estos son fallos importantes de la gestión preventiva de la empresa en relación con el tratamiento de determinadas tareas peligrosas en general.

Este accidente podría haberse evitado si hubiera existido una instrucción escrita de trabajo.

Esta operación peligrosa de desbroce de los taludes del canal no era una tarea imprevista, sino que se realizaba de forma periódica. Es posible que el trabajador no supiera nadar. La ropa de abrigo y calzado de seguridad pudo contribuir a que el trabajador, aunque supiese nadar, si no tenía mucha práctica, a que se ahogase.

Ya que en el centro de trabajo desarrollaban actividades al menos dos empresas, la titular y la comunidad de regantes, tendrían que haberse coordinado en materia de protección, y además haber aprovechado para trabajar los meses en que se vacía por completo el canal.