Solo un 25-30% de los casos se diagnostica en etapa temprana, algo fundamental ya que es una enfermedad con una alta tasa de mortalidad. El dentista tiene un papel fundamental en el diagnóstico precoz del cáncer oral, ya que es el profesional que visualiza las mucosas - más del 90 por ciento del cáncer oral asienta en la misma - y debe estar entrenado y motivado para que, en cada revisión, por nimia que sea, ésta sea revisada.

La institución colegial quiere recordar también la importancia de la prevención con un estilo de vida sana con una dieta equilibrada, donde primen las frutas y las verduras y se reduzca la ingesta de alcohol. Los hábitos tóxicos asociados como el tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol, junto a otros factores como una pobre higiene oral, se potencian entre sí para crear el perfil más frecuente de un paciente con cáncer oral.

El paciente debería ser el primero en ver cualquier manifestación que pudiera ser sospechosa de ser una lesión inicial de cáncer. Por desgracia, la autoexploración de la cavidad oral es más difícil de lo que parece, sobre todo en áreas de alto riesgo de aparición del cáncer oral, como son las zonas retrocomisurales o el suelo de boca. Por dicha razón, la visita periódica al dentista es muy necesaria.

El cáncer oral puede presentarse como una pequeña herida, úlcera, un bulto o una placa roja y/o blanca que no mejora notablemente dos semanas después de su aparición. A partir de los 40 años de edad se debe realizar, de manera rutinaria y cada seis meses, una autoexploración. Hay que examinar los labios, el paladar, el interior de las mejillas, la lengua y las encías. En cualquier caso, esta autoexploración nunca puede sustituir las visitas periódicas al dentista.