Quejas vecinales por el uso extradeportivo del centro de Begoña

Los vecinos de la calle Constantina alertan de que las fiestas y celebraciones se alargan hasta la madrugada con ruidos que impiden descansar

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
07 may 2017 / 21:29 h - Actualizado: 07 may 2017 / 22:10 h.
"Barrios","Distrito Macarena"
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«Mi piso es un búnker. Vivo con las ventanas cerradas y las persianas echadas. El ruido es ensordecedor. He empezado a ver ofertas de inmobiliarias en internet para mudarme». Es el testimonio desesperado de una vecina de la calle Constantina. A escasos metros de las viviendas está el centro Begoña, cuyos usos extradeportivos impiden desde hace año y medio conciliar el sueño a más de 200 familias, muchas con niños y enfermos.

«Esto es la degradación del ruido, del barrio y la devaluación de los pisos», lamentan desde la comunidad de propietarios Constantina, 22, que lleva meses de quejas, escritos, denuncias y llamadas «constantes» a la Policía sin que, aseguran, sean siempre atendidas. «Llamamos y no vienen. Y esta Cuaresma, llaman a la misma comisaría para el ensayo de la Centuria Macarena y en unos minutos van. No lo entendemos», comentan indignados.

En agosto de 2016 ponen la primera reclamación formal. Al Servicio de Información 010 solicitan «la necesidad de comprobar las licencias otorgadas en el centro deportivo», en especial al ambigú o bar, y de aplicar la ordenanza de ruidos ante «el incumplimiento del horario de cierre, con partidos a cualquier hora del día desde la nueve a la una de la madrugada, fiestas posteriores y carpas hinchables que molestan». Adjuntan además una veintena de vídeos tomados en horas de descanso e insisten en que se haga «una medición del nivel acústico».

Tras un verano «movidito», la comunidad vecinal presenta una queja formal en el distrito avalada por 212 firmas de afectados. En ella insisten en que siguen «las fiestas de madrugada, con música a todo volumen, veladores en el exterior y en la propia cancha, donde la cubierta metálica intensifica el ruido y se instalan barbacoas al aire libre y castillos hinchables». Todo ello genera en el entorno más próximo «gente bebida y en actitudes poco ejemplares, produ- ciéndose altercados». Como consecuencia, explican que tienen que dormir «con ventanas cerradas, tapones en los oídos o tomando pastillas».

En diciembre lo denuncian ante la Policía Local. Recientemente, se ha tratado en la junta municipal del distrito de abril. «Muy buenas palabras pero ningún compromiso de solucionarlo. Y esto es todo menos un centro deportivo», lamentan mientras dicen sentirse «indefensos». Pero no desisten y preparan un escrito para el Defensor del Pueblo Andaluz. No quieren que cierre el polideportivo sino que cumpla con los horarios y niveles de ruidos para garantizar el derecho al descanso