‘Quid pro quo’, kilómetro cero

Díaz ya cumple su parte del trato que ofreció a Sánchez: tú a Ferraz y yo a Andalucía. Llega el momento de preservar la fortaleza que aún tiene en el Sur

27 may 2017 / 22:23 h - Actualizado: 27 may 2017 / 22:34 h.
"PSOE"
  • La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en el pleno del Parlamento andaluz del pasado día 25. / El Correo
    La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en el pleno del Parlamento andaluz del pasado día 25. / El Correo

«El susanismo es historia». La frase con la que Susana Díaz sorprendió a mitad de una de las semanas más complicadas de su trayectoria política fluctuaba entre la depresión post primarias y la estrategia de futuro. La lideresa del socialismo andaluz puso un punto seguido, respiró hondo y confirmó a continuación que apoyaría «sin fisuras» la entronización de Sánchez en Ferraz, hecho previsto para el Comité Federal de mediados de junio. En el congresillo de ayer, al que no acudió aunque flotara su dirección, confirmó que sus palabras en favor de Sánchez y la unidad no iban de farol.

En su federación sevillana, joya de la corona del PSOE patrio, la misma que dio a Sánchez su peor resultado en las primarias y esa donde aún se puede presumir de que la rosa siempre gana en elecciones generales, no podía darse el ahora bochornoso caso de una cruenta batalla. Más aún cuando la integración es poco menos que un mandamiento socialista que las primarias han grabado en tablas de ley, cumplido en todos los territorios. Y para más inri, con una nueva bicha del voto oculto silbando de nuevo en una elección interna. Vade retro Satana.

Por eso, cuando las posturas más se alejaban, cuando la madrugada del sábado restaba horas para la cita provincial y las negociaciones seguían siendo tensas, con Toscano espoleando la ruptura y Celis bajando de Madrid tras llorarle a Mario Jiménez, factótum susanista en la gestora y en el regional, que nadie en San Vicente le cogía el teléfono; Díaz ordenó a su gran hombre de confianza en Sevilla, el siempre presente Rodríguez Villalobos, que pacificara el asunto. El presidente del provincial tiró de móvil y cerró en minutos con Celis una integración ex aequo al porcentaje que emanaron las primarias: 26 por ciento para lo bueno y para lo malo. No hay más que hablar. Aquí paz y después gloria.

«No se aguantan», dicen los más cercanos a la presidenta andaluza al respecto del imposible maridaje entre Díaz y Sánchez. La diferencia de ahora con hace diez días es que la batalla ya no está en Madrid. Es el momento de reforzar lo suyo. Por eso la trianera, deseosa de pasar la amarga página de las primarias, obra con el sentido de fortalecer su liderazgo orgánico en la potente Andalucía sin importarle cómo operen en los madriles. Y con ese sentido, el primer paso es asegurar que no tendrá rivales molestos en un congreso regional que adelantó cuando aún no había digerido la severa derrota del 21M. Por más que en las primarias se arrojara un resultado aún holgado a su favor, conoce que la corriente crítica ya sube del 35 por ciento de votos contrarios que entonces recabó.

El gesto de este sábado brindando delegados a una corriente que podía no merecerlos al no llegar al 20 por ciento o el «apoyaremos a Pedro», son auténticos ofrecimientos a la pipa de la paz, a un armisticio, eso sí, con condiciones: quid pro quo, o lo que es lo mismo, dejar hacer el Ferraz a cambio de que al sur de Despeñaperros todo siga como está.