Salir de la calle «es posible»

Cáritas Diocesana lidera la respuesta más articulada de la Iglesia a este problema con programas de acompañamiento y reinserción social

27 nov 2016 / 21:50 h - Actualizado: 28 nov 2016 / 08:00 h.
"Sociedad","Vivienda","Sin techo"
  • Voluntarios del proyecto ‘Levántante y Anda’, impulsado por la Cáritas parroquial de San Vicente, salen a diario al encuentro de las personas que carecen de un techo para dormir. / Antonio Acedo
    Voluntarios del proyecto ‘Levántante y Anda’, impulsado por la Cáritas parroquial de San Vicente, salen a diario al encuentro de las personas que carecen de un techo para dormir. / Antonio Acedo José Gómez Palas

Después de cinco años viviendo en la calle, unos voluntarios de Cáritas le acompañaron al Centro Amigo que este organismo de la Iglesia tiene abierto desde el año 2007 en la calle Torrijos, en Triana, destinado a la acogida y al acompañamiento de personas en situación de exclusión social grave. Allí se le descubrió un posible trastorno, se le derivó a salud mental y, tras dos años de tratamiento farmacológico y terapéutico, ha comenzado a rehacer su vida. Realizó una formación laboral y ahora está viviendo en un piso de inserción. ¡Es posible!

Había pasado diez años viviendo en un coche, padecía una fuerte adicción al alcohol y llevaba años sin ver a su familia. Ahora, después de tres años de tratamiento terapéutico, ha abandonado el consumo, ha retomado la relación con su familia y está esperando una plaza para una residencia de mayores. ¡Es posible!

Solía acudir al servicio de orientación laboral de Cáritas, pero en realidad sus dificultades eran mucho más profundas que la necesidad de buscar un empleo. Se le propuso comenzar un trabajo personal para poder afrontar las situaciones de abusos y malos trataos sufridos en la infancia. Ahora va caminando poco a poco, pero el camino es largo y su mayor miedo es la soledad. ¡Es posible!

Los aquí relatados son tres rostros reales de la exclusión en la que viven las personas sin hogar en Sevilla, un colectivo «cada vez más invisible» para la sociedad y cuyo número fluctúa en función de la época del año. A través de Cáritas Diocesana, la Iglesia realiza con los sin techo una intervención integral para la atención social, médica, psicológica y educativa de estas personas. Y, aunque el proceso de reinserción social del sinhogarismo suele ser largo y laborioso, desde Cáritas se quiere lanzar un mensaje esperanzador. Salir de la calle es posible. «Es verdad que es un trabajo muy costoso y que requiere mucho tiempo. Pero para ello resulta fundamental que la sociedad esté preparada para acogerlas de nuevo y no cerrarles las puertas. Se puede salir de la calle, pero es necesario que la sociedad les conceda una segunda oportunidad», subraya María Auxiliadora González Portillo, secretaria de Cáritas Diocesana de Sevilla.

Con ocasión de la celebración ayer domingo de la Jornada por las Personas Sin Hogar, Cáritas ha dado a conocer las cifras del fenómeno del sinhogarismo en Sevilla. Este organismo atendió a 384 personas sin techo durante el año 2015.

El camino que les ha conducido a muchas de ellas a vivir en la calle, desde una situación más o menos integrada, es de lo más variado. «La exclusión puede manifestarse bajo diferentes rostros: carencia de hogar, problemas de consumo de alcohol y otras drogas, falta de habilidades sociales y formación, conductas desintegradas, desempleo de larga duración, aislamiento de los apoyos sociales y personales estables, vulneración de los derechos sociales en función del género, cultura, raza y religión», refiere María Auxiliadora.

En los últimos años Cáritas está poniendo especial atención sobre aquellas personas que, además de vivir en la calle, padecen una patología relacionada con su salud mental. «Entendemos que estas personas merecen unos cuidados prioritarios, de ahí que se reclame de la Administración una mayor «integración y conexión de las competencias de los servicios sociales y sanitarios» a fin de poder ofrecer una atención integral que posibilite la reinserción social de estas personas.

Para atender a los excluidos sin hogar Cáritas Diocesana de Sevilla dedicó a lo largo de 2015 un total 818.559 euros. La mayor parte de esta inversión, casi 790.000 euros, se destinó al sostenimiento del Centro Amigo, donde a lo largo del año pasado fueron atendidas 160 personas en régimen residencial, además de constar con un centro de día.

«De 42 personas atendidas para realizar un proceso terapéutico en el Centro Amigo, cinco de ellas han iniciado procesos de formación y búsqueda de empleo y otras cinco se encuentran viviendo de forma independiente», subraya como dato positivo la secretaria de Cáritas Diocesana de Sevilla.

En esos casi 820.000 euros dedicados por Cáritas a la atención de los sin techo no está incluida, sin embargo, la fuerte inversión, cercana al millón de euros, realizada a través de las cáritas parroquiales en materia de exclusión residencial. De este modo, se pagaron recibos de hipotecas y alquileres por valor de 488.000 euros y se destinó otro casi medio millón (499.510 euros) al abono de recibos relacionados con los suministros básicos, tales como la luz, el agua o el gas.

En cuanto a los recursos humanos, Cáritas Sevilla contó para la atención a personas sin hogar con 19 profesionales (trabajadores sociales, médicos, psicólogos, educadores y abogados) y una bolsa de 200 voluntarios. La labor de Cáritas con los excluidos sin hogar no monopoliza, sin embargo, la respuesta de la Iglesia de Sevilla para el acompañamiento y la intervención integral de este colectivo.

Los comedores sociales que sustentan las Hijas de la Caridad en la plaza del Pumarejo y en Triana dan de comer a diario a centenares de personas sin hogar y transeúntes. «También las Hermanas de la Cruz, de un modo menos estructurado, realizan acciones para la atención de este colectivo, sin olvidar la destacada labor que realizan las hermandades de Sevilla a través de sus Bolsas de Caridad», indica María Auxiliadora, quien subraya un mensaje final: «Se puede salir de la calle, pero es necesario que la sociedad los acoja».

Un caldo, una manta y, sobre todo, conversación

El proyecto Levántate y Anda, el programa de atención a las personas sin hogar impulsado por la Cáritas parroquial de San Vicente, es la más veterana de cuantas inciativas de acompañamiento desarrolla Cáritas Diocesana de Sevilla en favor de este colectivo. Desde el 1 de enero de 2006, en que se puso en marcha, un grupo de voluntarios sale cada noche al encuentro de las personas que viven en la calle, dispersas en un radio cercano a los límites de la feligresía, para ofrecerles un caldo caliente, una manta y, sobre todo, un rato de conversación.

«Ese primer acercamiento resulta fundamental, ya que permite crear un vínculo con las personas que viven en la calle, conocer las causas que le han llevado a esa situación, darles confianza, convertirse en sus referentes, conseguir así su acercamiento a los recursos sociales existentes y, en su caso, acompañarlas en su proceso de salida de la calle», apunta la secretaria de Cáritas Diocesana de Sevilla, María Auxiliadora González Portillo.

El proyecto Levántate y Anda supuso un cambio en la forma de atender a las personas sin hogar, ya que no son éstas las que acuden a Cáritas a presentar su petición, sino que es la propia cáritas parroquial la que sale al encuentro de los sin techo. Sólo en 2015, este proyecto ha atendido a 186 personas de la zona centro. A imagen y semejanza de éste, han surgido otros proyectos de acompañamiento por voluntarios, caso del denominado proyecto Lázaro (feligresía del Porvenir, San Bernardo, y Felipe II); la Pastoral Universitaria; el proyecto Emaús (arciprestazgo de Triana-Los Remedios) y el proyecto Beato Pedro Donders (en la feligresía de Nervión).