El alcalde en funciones, Juan Ignacio Zoido, lleva todo el mandato quejándose de la «herencia recibida», si bien él también dejará a la próxima corporación municipal su particular legado. Una deuda con el Arzobispado superior al millón de euros para la restauración de Santa Catalina, que el regidor se comprometió a aportar en diciembre de 2014 mediante la firma de un protocolo. En concreto, anunció que pagaría el 50% del coste de las obras, que rondan los tres millones.
Sin embargo, aquel protocolo debía desarrollarse en un convenio posterior con Urbanismo que nunca llegó a materializarse. Y viendo que el mandato terminaba, y ante las quejas y temores del Palacio Arzobispal, Zoido recurrió a la vía rápida y acudió a una sociedad pública a la que nunca le falta liquidez, la Empresa Metropolitana de Aguas (Emasesa), a través de la cual suscribió un contrato de patrocinio publicitario valorado en 425.000 euros (350.000 más IVA).
Aquel contrato se firmó de forma exprés, tres días antes de las elecciones, sin presencia de la prensa ni conocimiento de la oposición. Aquel día, el consistorio y el Arzobispado aclaraban que era sólo un anticipo del millón y medio comprometido, confiando en que tras las elecciones se aportara el resto. Sin embargo, los resultados electorales y la imposibilidad de Zoido de volver a gobernar dejan al futuro gobierno la decisión de respetar o anular aquel compromiso.
La cuestión no es sencilla, puesto que ayer IU –partido al que los socialistas necesitan para aupar a Juan Espadas a la Alcaldía– pidió que se suspendiera el contrato entre Emasesa y la Iglesia y que no se use dinero público, en plena crisis, para financiar obras que corresponderían al titular del inmueble, el Arzobispado, que «ni siquiera paga el IBI». No obstante, remarcaron que no se oponen a la rehabilitación, sino a que la financie el consistorio.
Esta petición, que formuló el candidato Daniel González Rojas, cogió con el pie cambiado al PSOE, al que IU obliga a posicionarse en una materia que puede complicarle la delicada posición de equilibrio que necesita en la negociación que debe afrontar con partidos tan dispares como Ciudadanos y Participa Sevilla.
Este periódico contactó ayer con el grupo socialista, que no quiso pronunciarse al respecto. Desde el PSOE trataron de escudarse en que todavía no están en el gobierno y en que no conocen al detalle ni el protocolo de diciembre de 2014 ni el contrato de Emasesa, si bien ni siquiera quisieron aclarar si son partidarios de financiar el arreglo con dinero público.
No obstante, un vistazo a la hemeroteca revela que Espadas y su grupo, en varias ocasiones, exigieron a Zoido que aportara fondos municipales para la restauración de Santa Catalina, lo que parece alejarles de la postura de IU.
A la espera de que se resuelva la financiación del templo, lo previsto hasta ahora era que este inmueble gótico volviera a abrir sus puertas al culto en 2016, una vez concluyeran los trabajos de investigación y las excavaciones que se están llevando a cabo actualmente. Además, se había planteado incorporar una cripta arqueológica visitable que ofrecería un repaso por la historia de la ciudad, desde la época árabe hasta las últimas reformas a las que fue sometido el edificio. Aunque a priori parece que la rehabilitación del templo es imparable, proyectos como la cripta difícilmente podrían sacarse adelante sin la financiación suficiente. Desde el consistorio ayer prefirieron no responder a IU, mientras que el Arzobispado eludió también pronunciarse, aunque dan por firme su acuerdo con el Ayuntamiento.
El último día de la campaña electoral y en privado. Así firmaron el alcalde y el arzobispo el contrato de patrocinio por el que Emasesa destinaba 425.000 euros a Santa Catalina. Un acuerdo nada transparente, que además incluía una cláusula de confidencialidad, según consta en el documento, al que ha tenido acceso este periódico. Tras aquella firma, fuentes municipales indicaron a El Correo que se ponía de momento solo ese dinero, pero que el compromiso de Zoido seguía siendo aportar el 50% de la obra con nuevos pagos en futuros ejercicios, hasta completar el millón y medio prometido. Desde el Arzobispado coincidían en que los 423.000 euros eran solo un «adelanto». Sin embargo, el contrato establece sólo la entrega de 425.000 euros y no compromete más pagos en el futuro. De hecho, indica que «este importe tiene carácter definitivo, sin que por causa o motivo alguno pueda sufrir modificación al alza».
La mitad de los 425.000 euros se abonarían en el plazo de 15 días a contar desde la firma, plazo que aún no ha expirado, y el resto, una vez justificados. El contrato es básicamente de patrocinio publicitario. Entre otras cláusulas, la Iglesia asume que deberá anunciar a la empresa metropolitana no sólo en Santa Catalina, sino también en las publicaciones mensuales de la Archidiócesis.