Variopinto batiburrillo reivindicativo, una pequeña multitud se congrega a las seis de la tarde en la puerta del Parlamento de Andalucía. Sonia, estudiante de Secundaria arropada por sus compañeros y las pancartas del Sindicato de Estudiantes, tiene claro por qué está allí: «Intentamos que quiten la reválida, que es una injusticia, porque ponen leyes para los estudiantes sin consultarlo. Simplemente lo dice el Gobierno y y ya está».
La concentración de la tarde no es más que la continuación –que no el final– de una jornada de protestas en el sector de la educación en toda España. Muchos jóvenes que están aquí comenzaron la mañana en el Rectorado de la Universidad de Sevilla a las doce, y algunos pasarán la noche en la Facultad de Bellas Artes. Hay quien empezó más temprano en la Pablo de Olavide, a las seis de la mañana, como Carmen Gordillo, portavoz del Movimiento de Acción Estudiantil elegida con tino: «El contexto educativo en el que estamos es de movilizaciones continuadas», resume. A nivel provincial, se manifiestan «para protestar por las medidas que se toman en la Universidad de Sevilla y la Pablo de Olavide, también por el tema del transporte, que a los universitarios nos sale muy caro y acaba siendo otra dificultad económica». A nivel andaluz, «para expresar nuestra oposición a la Junta de Andalucía, tanto a su sistema de becas, que está ahora mismo en la meritocracia y no en que un alumno tenga una peor situación económica, como al presupuesto que destina a la Universidad y a la enseñanza media, que consideramos ínfimo». Le queda España: «Mostramos nuestra oposición a las reformas que se nos imponen verticalmente desde el Gobierno, como la LOMCE y el 3+2. Y ahora estamos alerta contra el pacto nacional por la educación».
Resumidas las reivindicaciones de la jornada, conviene mirar alrededor. La clásica parafernalia de una manifestación se despliega poco a poco: pancartas, altavoces, pegatinas y un modesto merchandising –camisetas, seis euros; chapas, un euro–. Lo curioso es cómo se mezclan jóvenes estudiantes de Secundaria con universitarios y sindicalistas veteranos. Como Alberto Barea, de Ustea. «Hay una jornada de huelga convocada por diversos movimientos estudiantiles y nosotros, como sindicato de la enseñanza, aunque no hemos convocado huelga, apoyamos la movilización». También se le supone experiencia en estas lides al concejal de IU Daniel González Rojas, curtido también a la hora de hacer declaraciones: «Es verdad que el Gobierno de Rajoy ha anunciado que ha paralizado la reválida o que va a modificar la LOMCE, pero no hay nada real sobre la mesa».
A las seis y cuarto, cuando ya el número de manifestantes es netamente mayor que el de policías, el grupo se pone en marcha. Con parada ineludible en Las Setas, acabarán en Bellas Artes, lugar de pernocta para los más persistentes. Ahí acabará la jornada, que no las reivindicaciones. Después de pasear entre los manifestantes, no es difícil pensar que llegarán más protestas.
Un 82,8% del alumnado de Secundaria secunda la huelga en Andalucía
Un 82,87 por ciento del alumnado andaluz de tercero y cuarto de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), Bachillerato y Formación Profesional (Básica y ciclos) ha secundado la nueva huelga convocada a nivel estatal por el Sindicato de Estudiantes contra las reválidas, el modelo 3+2 de Grados universitarios, los recortes y en defensa de la derogación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Según han confirmado a Europa Press fuentes de la Consejería de Educación de la Junta andaluza, la provincia donde se ha registrado un mayor seguimiento es Cádiz, con un 92 por ciento, seguida de Málaga (86,39%), Huelva (85,16%), Jaén (84%), Almería y Granada (83%), Sevilla (76,54%) y Córdoba (72,87%).
Después de la primera huelga de hace un mes, convocada por motivos similares y con un porcentaje bastante similar de seguimiento en Andalucía (84,5%), este paro ha contado con el apoyo de organizaciones estudiantiles, sindicales y de padres. La secretaria general del Sindicato de Estudiantes en Andalucía Occidental, Ainoa Murcia, ha manifestado que en muchos casos en la Educación Secundaria Obligatoria el seguimiento ha sido de hasta el 90 por ciento.
El seguimiento en las universidades ha sido desigual. Fuentes de la Pablo de Olavide de Sevilla han cifrado a Europa Press en el 32 por ciento el número de clases que no se han impartido. La Universidad de Sevilla, por su parte, sostiene que en sus centros el apoyo ha sido «moral», pues no hay constancia de suspensión de clases con motivo del paro.