«Se equivoca quien no cambia y pone de excusa el ‘esto es así de toda la vida’»

Cristina Casas Feu, fundadora y directora de Casas Asín Patentes & Marcas. Ha logrado desde Sevilla, y con sus numerosos viajes por los 5 continentes, acreditar su capacidad para defender los intereses de todo tipo de empresas y nacionalidades en los mercados de cualquier otro país.

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
18 mar 2018 / 07:16 h - Actualizado: 18 mar 2018 / 10:28 h.
"Son y están","Entrevista"
  • Cristina Casas Feu, en la oficina que es la sede de Casas Asín, radicada en el barrio de Nervión. / JESÚS BARRERA
    Cristina Casas Feu, en la oficina que es la sede de Casas Asín, radicada en el barrio de Nervión. / JESÚS BARRERA

Cuando entramos en la oficina donde tiene su sede Casas Asín, en el Edificio Sevilla 2, en el barrio de Nervión, se nos va la vista a la abigarrada colección de credenciales de congresos, pinchadas sobre un corcho, donde está su nombre junto al de ciudades sede de esas convenciones: Nueva Delhi (India), Phoenix (Arizona), Munich (Alemania), Bangkok (Tailandia),... Es el pasaporte profesional de Cristina Casas Feu, sevillana, de 41 años, fundadora y directora de una sociedad con prestigio por su alto nivel de especialización y rendimiento en la protección y defensa de marcas, patentes, activos intangibles, propiedad industrial e intelectual.

¿Su biografía es una vida en tránsito?

Sí, porque nací en Sevilla, viví en Jerez de los 5 a los 18 años, regresé a Sevilla para estudiar la carrera de Derecho, todos los veranos de mi adolescencia hacía estancias en Irlanda o Inglaterra, tras la carrera hice el posgrado en Inglaterra y el máster en Estados Unidos sobre Derecho Internacional. Mi padre, madrileño, es un consultor del vino. Mi madre, portuguesa, es pintora. Tengo la doble nacionalidad española y portuguesa. Convivir con familiares de dos procedencias, con costumbres distintas (por ejemplo, los portugueses almuerzan a la una, los españoles a las tres), me ayudó a tener desde niña la mente muy abierta.

¿Por qué eligió dedicarse al Derecho?

Me gustaba el sentido de lo justo. De carácter soy guerrera, peleona, luchadora. Me defino como persona aventurera y con mucha iniciativa.

¿Cuáles fueron sus primeros trabajos?

Sobre todo de azafata. Tanto en congresos como en aerolíneas. Estuve ocho meses volando en rutas de Spanair desde Barcelona. En los días libres, me iba a Madrid a hacer entrevistas de trabajo, hasta que me seleccionó un despacho de abogados a los que había enviado mi curriculum. Pons Patentes y Marcas, especializado en propiedad intelectual y con departamento internacional.

¿Buscaba esa especialidad?

Tenía claro que aspiraba a algo con estos tres factores: una materia internacional (porque quería trabajar con el inglés, el portugués y con otros idiomas). En la que tuviera importancia la estrategia (ver en Derecho Internacional qué derecho es mejor, y cuándo, porque hay muchas concurrencias entre normas españolas, europeas, tratados internacionales,...). Y que fueran temas de empresa, no de casos personales como adopciones internacionales, divorcios,... No quería dedicarme a temas de familia, porque eso supone trabajar con los sentimientos de la gente y eso me afecta mucho.

¿Qué experiencia le reafirmó en ese rumbo?

Cuando empecé, lo que más me gustaba era ser la primera persona que me enteraba de un invento, una innovación o una idea. Recibir a alguien que quiere y debe proteger eso, y tú debes ayudarle a que, cuando salga al mercado, no se lo copien ni sus empleados, ni sus proveedores ni los competidores. Es ayudarle a desarrollar una idea que para esa persona es como un hijo, y me gustó.

¿Cómo se afianzó?

A los dos años, me fichó Clarke, Modet & Co., que es el número uno en Madrid en propiedad intelectual e industrial. Allí desarrollé más mi carrera, a los seis meses me promocionaron como gerente de marcas internacionales y diseños.

¿Por qué se decidió a ser empresaria, en lugar de asalariada, y abrir despacho en Sevilla, y no en Madrid?

Porque los despachos de abogados funcionan con una jerarquía muy cuadriculada. Son como una colmena, cada persona tiene un cometido y todo está completamente delimitado. En cambio, a mí me gusta hacer de todo. Cuando vi que no podía crecer más ni a lo alto ni a lo ancho, decidí en 2012 dar el paso. Empezar desde Sevilla era mucho más barato. Y los primeros clientes que depositaban su confianza en mí eran extranjeros o andaluces, por lo que no era imprescindible radicarse en Madrid.

Pregunta de abogado del diablo: ¿Qué tiene Cristina Casas, y Casas Asín, que no ofrezcan otras firmas del asesoramiento legal? Tres ventajas. Uno, la especialización. Porque la defensa de la propiedad intelectual tiene muchísimos matices que saber. Dos, la agilidad. Si nos hacen una consulta desde cualquier lugar del mundo, le damos prioridad y le planteamos todas las posibilidades, para que elija. Con este guión: primero, los hechos. Después, lo que pueden hacer. Los costes que conlleva. El tiempo que se necesita si se meten en un pleito, que puede ser larguísimo. Y, finalmente, las opciones de éxito. Tres, los costes. Son competitivos, en comparación con los grandes despachos, que están en grandes edificios, con una amplia estructura de socios,...

¿Cuál es la clave de su notable crecimiento en pocos años?

Lo bien que hablan nuestros clientes de nosotros. Saben que podemos representarlos, para comercializar sus productos o para evitar que se los falsifiquen, en países que incluso a mí me costaba situar en el mapamundi. Como Aruba, en el Caribe.

¿Es normal que sean prescriptores, en lugar de silenciar quién les da ese servicio?

Sí, porque es obligada la transparencia. En la Oficina de Patentes y Marcas, sea española o internacional, cuando se busca una marca ha de aparecer quién la representa. Por ejemplo, soy abogada acreditada para hacerlo en cualquier país de la Unión Europea. Puedo defender a una marca mexicana que no tiene por qué estar operando en España, sino en Londres o Berlín, y mi competencia puede ser un abogado polaco o romano. Por eso hacemos mucha promoción internacional para captar clientes.

¿Qué nacionalidades abundan en su actual cartera de clientes?

Además de los españoles, hay chinos, mexicanos, colombianos, norteamericanos, franceses, australianos, tailandeses, holandeses, canadienses, argentinos, etc.

Dígame ejemplos.

Cadenas mexicanas de restaurantes, cono Canta y No Llores, Mexicráneos y Organic Boutique. O la farmacéutica norteamericana Vertex.

¿Cuáles son sus clientes chinos?

Suelen ser pequeños empresarios chinos que nos contratan como abogados europeos y empiezan su negocio en Alemania. De Alemania saltan a Reino Unido. Y si les va bien, van al resto de países de la UE. Es muy importante la labor de mi compañera Zhen Luo, que trabaja en Casas Asín desde Sevilla y también viaja mucho. Sobre todo los chinos registran mucha ropa, productos farmacéuticos y complementos para los teléfonos móviles.

Si su bufete es pequeño, ¿cómo defiende a un cliente en Laos o en Aruba, por decir dos países ‘exóticos’?

La ley establece que tiene que ser un abogado colegiado el que represente ante la Oficina de Patentes. Nosotros estamos colegiados en la Unión Europea, por eso un chino o un mexicano nos contrata cuando quieren introducirse en el mercado de la Unión Europea. Cuando nosotros vamos a actuar fuera del territorio UE, tenemos que asociarnos con abogados colaboradores. Esa es otra de las razones por la que viajamos tanto. El año pasado estuve en Panamá, en Brasil, en China, en México, en Estados Unidos, etc., y allí vamos a congresos o hacemos visitas para conocer a los abogados que representan nuestros intereses en el extranjero, o a buscar a otros para nuevos países. En una semana, me reúno con coreanos, tunecinos, marroquíes, venezolanos, argentinos,... Les pregunto qué casos llevan, cómo trabajan,...

¿Cómo los selecciona? ¿Cómo se fía?

Ver que está especializado. Comprobar que es bueno, que sabe de lo que habla, que no va a delegarlo a un becario ni a un junior, sino que se va a ocupar él. Que está en sintonía con nuestra estrategia, y que no es supercaro. En esas convenciones lo vas viendo una, dos o tres veces al año, y acabas teniendo con ellos una relación profesional y también un poco personal, porque nos vemos las caras. Es cierto que no te puedes fiar a la primera, hasta ahora hemos tenido muy pocas experiencias malas. Cuando regreso a Sevilla, los pongo a prueba, para ver si son rápidos respondiendo una consulta, cómo lo hacen... No hay ningún país del mundo en el que nosotros enviemos un pleito o registremos una patente o una marca y no conozcamos al abogado que lo hace. Ninguno. Eso sí que nos diferencia de cualquier despacho. Somos pequeños, pero como nos encanta movernos, tenemos esa capacidad real de internacionalización.

Cuando usted va a esas convenciones, y le preguntan a bote pronto a qué empresas representa, dígame cinco o seis andaluzas que suela citar.

Por ejemplo, a Inés Rosales, la representamos en todo el mundo. Me encanta. Venden tortas en China, Canadá, Australia... También representamos en todo el mundo a Scalpers, que está triunfando. Y a Xtraice con sus patentes y marcas, como líder mundial en pistas para patinaje. Y a empresas de bebidas como Puerto de Indias, Bodegas Caballero,... Y a otras andaluzas de sectores tan distintos como Agerul, de desinfectantes. También hay que defenderles para que no les copien. Porque en el mundo se copia y falsifica de todo. A la opinión pública les llegan más noticias sobre falsificaciones de ropa, bolsos,... Pero también las hay, y son más peligrosas para la salud, en gafas, medicamentos,...

¿Cuáles son sus clientes más populares?

Equipos de fútbol, como el Sevilla, el Cádiz, el Córdoba... En sus derechos de imagen, la protección del escudo, los contratos de licencias, las falsificaciones,...

¿Y el más institucional?

La Junta de Andalucía. Representamos la protección de las marcas de la Junta de Andalucía. Por ejemplo, cuando se hace un evento, para promocionar el aceite de oliva o el jamón. La marca no puede aparecer de cualquier manera ni junto a cualquiera. Por desconocimiento, hay personas y empresas que, en su marca, incluyen logotipos oficiales (el de un ayuntamiento, el de la Unión Europea...) pensando que son públicos. Y no se puede salvo autorización. Cualquiera puede hacerse un ‘selfie’ junto a la portada de la Feria, pero no puede comercializar la imagen de la portada, ni el No&Do municipal.

¿Qué protegen ustedes más, lo tangible o lo intangible? ¿Productos o marcas?

En relación con clientes españoles, protegemos más marcas y signos distintivos. Porque en estos temas España es sobre todo un país de marcas (textil, alimentación, etc.). Destacamos más por eso que por creadores de tecnología. De patentes estamos registrando mucho en relación a la energía solar, porque hay empresas en Andalucía que se van a poner paneles solares a África y a países árabes. Y en el software crece registrar aplicaciones, las app. Ya sean para comprar ropa, para pedir comida, para guiarte por una ciudad,... Hay una oleada de apps.

Para quien no esté avezado en estos temas, ¿cómo se protege una app?

Se registran como derecho de propiedad intelectual. Se describe cuál es el objeto de la app para trasladar un servicio concreto a un cliente. Se pone también si la app tiene una disposición gráfica muy particular, cómo funciona visualmente, y al informe se añaden unos pantallazos, un interfaz, unos colores, su diseño, la disposición de los iconos,... Y luego, si esa app tiene un nombre en concreto, el nombre se registra de modo diferenciado como marca.

¿Se riza el rizo en estas disquisiciones?

Un ejemplo: Samsung y Apple se pelearon muchas veces por cómo estaba ordenada la disposición de los iconos en la pantalla de un móvil. Ese orden también es propiedad intelectual.

¿Y las empresas que fabrican otro tipo de productos?

Se está evolucionando para proteger las marcas en formato tridimensional. Y los envases mediante la combinación de más formas. Y también estamos registrando muchas marcas sonoras o marcas eslogan. Mucha gente no sabe que el célebre “Si no está satisfecho, le devolvemos su dinero” es una marca registrada.

¿Cómo se valora un activo con propiedad intelectual?

Lo hace un abogado o un auditor especializados en valorar económicamente un intangible. No vale lo mismo un marca de vino creada hace un año que otra asentada desde hace 60 años. Ni una marca que está solo en España que una marca conocida en todo el mundo. Si es una patente (de un invento, de un aparato...), participa también en ese informe un ingeniero de patentes, para determinar que no haya nada parecido en el mercado, en qué es novedoso tecnológicamente, en qué se diferencia de la competencia desde un punto de vista técnico.

¿Cómo es su dinámica diaria, si ha de atender a empresas distintas, de sectores distintos, de países distintos, de idiomas distintos, con horarios distintos? Y todos tendrán prisa...

Cada día le damos la vuelta al mundo varias veces. Tratamos de ser muy diligentes y muy efectivos. Si yo tengo un asunto sobre la mesa que afecta a China, lo voy a contestar por la mañana porque están abiertos. Y si es España o Europa, me puedo poner a mediodía. Y a partir de las tres de la tarde sé que se levantan en el continente americano. Con lo cual, mi correo se lo voy a enviar a las dos de la tarde para que me conteste ese día, de tal forma que yo cierre el ciclo y, en cuanto pueda, le conteste a mi cliente que puede estar en la otra parte del mundo. Es muy importante para nosotros siempre cerrar los ciclos para ser ágiles.

Imagino que ha desarrollado habilidad para a la vez complacer con una primera respuesta y ganar tiempo para estudiarse bien ese caso particular.

Ya son muchos años llevando asuntos de patentes y marcas en cualquier parte del mundo. Hay países donde me conozco mejor la legislación porque hemos tenido que intervenir en muchos casos. Si una empresa china quiere algo en México o una norteamericana lo necesita en Bulgaria, si es algo estándar la mayoría de las veces podemos dar un previo asesoramiento, y otras incluso lo podemos dar completo. Si sabemos la tipología de problema que nos está planteando el cliente, aunque sea en otra jurisdicción y con otras leyes, tratamos de darle un asesoramiento en base a la información que nos ha dado, o necesitamos que nos cuente más. Y le damos rápidamente un breve asesoramiento diciendo: “En vista de lo que nos está contando, se podría hacer esto, esto y esto. No obstante, no se preocupe, estamos cotejando qué otras posibles opciones hay y en seguida le contestamos”.

¿Qué es peor, un cliente demasiado nervioso u otro demasiado tranquilo?

Para resolver ese dilema, nuestra labor no consiste simplemente en ser un interlocutor, Saber preguntarle al cliente, a partir de nuestra experiencia, es muy importante para detectar si quien está nervioso expone una situación verdaderamente problemática, o en realidad no ha pasado nada. O, al contrario, si por ignorancia está completamente tranquilo y no es consciente de que está cometiendo en un país lejano una atrocidad jurídica, o no está bien protegido.

¿De verdad tienen tiempo para estar al día de tantas novedades legislativas, políticas, comerciales, etc., relacionadas con cualquier país del mundo, siendo tan diversos entre sí?

Leo muchísimo. Cualquier tipo de revista o artículo, todo lo que llega a mis manos sobre estos temas. Si en mi día a día en Sevilla hablo con pocas personas cara a cara porque estamos más dedicados a las comunicaciones a través de ordenador, cuando salgo al extranjero es todo lo contrario: desde que llego al hotel no paro de mantener reuniones. También durante el desayuno, con el almuerzo, con la cena,... Porque necesito aprender, y necesito conocer a quienes pueden ser mis colaboradores, ya sea en Suecia o en Zambia. Distinguir al que sabe mucho en teoría pero no tiene destreza en la práctica. Distinguir al que es técnico pero no se explica bien. Busco que en cualquier país del mundo yo trabaje con personas de mi nivel. Y si le hago una pregunta, no solo me la conteste sino que también me dé otra opción.

No será igual el ritmo para resolver un problema en Japón que en Guatemala...

Claro. Si envío una consulta a Zambia, no puedo esperar que me respondan mañana, porque a lo mejor la Oficina de Patentes y Marcas en Zambia es una casita donde los documentos no están digitalizados. Eso nos ha pasado con países centroamericanos como Honduras, donde las resoluciones se cuelgan en un tablón de anuncios, no son un fichero digital. Y nuestro abogado tiene que ir, hacerle una foto y enviárnosla por email.

Como ciudadana de Sevilla, ¿cómo ve la evolución de la sociedad sevillana?

Viajo mucho por el mundo y eso me permite comparar todo tipo de cuestiones. De Sevilla me gusta la arquitectura de Aníbal González, la gastronomía popular, el rito de irse a pasar semanas en las playas cercanas... Me gustan la Feria y la Semana Santa aunque no soy ni ferianta ni cofrade. En otros aspectos soy crítica con Sevilla. Por ejemplo, en no probar en hacer las cosas de una manera más evolucionada e internacional, escudándose en “esto es así de toda la vida y por qué lo voy a cambiar”. También me disgusta la falta de conciencia sobre la importancia de proteger la innovación.

Concrete.

En cualquier lugar del mundo al que acudo para encuentros con empresarios, celebro reuniones con muchos que no me conocen, les explico quién soy, cómo es mi trabajo, cuáles son mis referencias, etc., y se atreven a probar nuestros servicios. En cambio, en Sevilla, muchos creadores de innovación piensan que proteger no vale para nada. Y con lo difícil que es ser empresario, no están las cosas como para no proteger tu marca, tu producto. Lo más valioso.

¿Cuál es su consejo?

Nadie quiere tener un pleito en EEUU. No se lo recomiendo a nadie, por ejemplo a causa de introducir en aquel país un producto sin estar protegido. U obviar, aunque sea sin querer, que tiene un nombre que ya existe como marca de otra empresa. Nosotros asesoramos para no incurrir en eso. Cuáles son las bases legales para tener claro qué se puede licenciar, qué se puede vender, qué se puede internacionalizar, y cómo se puede valorar económicamente.

¿Choca aún en Sevilla que un despacho de abogados sea encabezado por una mujer, y casi todo el equipo sean mujeres?

Sí, más que en el extranjero. Es la otra cara de las tradiciones. En Sevilla, en el ámbito de la abogacía, el rol masculino es muy fuerte, demasiado fuerte. En Casas Asín no lo cumplimos. Nosotras somos mujeres que viajamos mucho, que no nos quedamos en casa. Y nos gusta que se nos valore por lo que hacemos y por esa diferenciación.