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Un grupo de turistas pasean, pese al intenso calor, por los alrededores de la Catedral de Sevilla. / Jesús Barrera
Sevilla combate la estacionalidad pese al lastre de ser destino de interior y, además, sujeto a las alertas por altas temperaturas. El primer asalto, el de mes de julio, lo ganó con nota, al experimentar un aumento de más del 7 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado, que se reduce a un 5 por ciento en las pernoctaciones debido, en gran parte, a que la estancia media se mantiene, de momento, estancada por debajo de los dos días. El excelente marchamo del turismo se debe, una vez más, al tirón extranjero, que representó el 63 por ciento de los visitantes recibidos.
La encuesta de ocupación hotelera, que publica mensualmente el Instituto Nacional de Estadística (INE), constata esas cifras. Sevilla recibió 206.435 turistas en julio –14.856 más–. Al igual que los meses anteriores, la responsabilidad recae sobre el turismo foráneo, que pasa de 110.276 a 130.158 visitantes. Al igual que se mantiene ese idilio fuera de las fronteras, donde Sevilla es un destino cada vez más atractivo, incluso en verano, también se mantiene el descenso del turismo nacional. En julio se volvió a dar este traspiés, esta vez mínimo (5.026 viajeros menos), pero que se viene dando, de forma continuada, desde enero.
Ese incremento mensual en visitantes también se traduce en alojamientos. Eso sí, el aumento es menor, de algo más del 5 por ciento. En cifras globales, suponen un total de 20.063 pernoctaciones más que en julio de 2016.
Estas cifras vienen a alentar un poco al sector turístico, que se ha marcado el reto de romper con la estacionalidad, como demuestra iniciativas como la del Summer Hotel Time, puesta en marcha por la asociación de hoteleros de la mano del Ayuntamiento y de la Diputación provincial de Sevilla.
Este incremento en julio tuvo su influencia en los datos acumulados del año, que se mantienen en números positivos. Sevilla ha recibido desde enero casi un millón y medio de viajeros, levemente más –en concreto, 20.055 personas– que en un año que fue de récord como 2016. La responsabilidad de seguir por encima de los buenos números del año pasado viene, una vez más, de la mano del turismo extranjero, que representan el 56,6 por ciento del total de visitantes. En total, la capital hispalense recibió 844.841 extranjeros y 646.260 nacionales. Estas visitas aportaron cerca de tres millones de pernoctaciones.
El nivel de ocupación se ha mantenido igual que hace un año, pese a que ha habido un aumento de las plazas hoteleras –de 19.785 a 21.083–. Es más, los datos constatan la predilección de los turistas por el fin de semana, ya que el grado de ocupación ha aumentado hasta un 68 por ciento. La bonanza del sector turístico se ha traducido en puestos de trabajo: en julio se empleó a 3.210 personas, 235 más que en el mismo mes del año pasado.